El presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, llegó a Buenos Aires este viernes 1 de marzo aproximadamente a las 5:30 de la tarde para reunirse con el presidente de Argentina Mauricio Macri. La reunión fue corta en la residencia presidencial en Olivos, no excedió de los 45 minutos.
Ambos mandatarios tuvieron largas jornadas en su agenda este viernes. Guaidó venía de reunirse con el presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez, como parte de la gira internacional que realiza en la región de Latinoamérica.
Mientras que Macri sostuvo más temprano ante el Parlamento argentino el último discurso -de esta gestión- para inaugurar las sesiones del Congreso, momento en el que fustigó al gobernante Nicolás Maduro al llamarlo dictador y asegurar que Venezuela atraviesa por “una profunda crisis política, económica alimentaria, humanitaria y sanitaria”.
Guaidó tomó un helicóptero desde Olivos que lo dejó en el Aeroparque Internacional Jorge Newbery. Allí, en compañía de la representante diplomática de su gestión, Elisa Trotta, partieron en auto hasta el Palacio San Martín, en el centro de Buenos Aires.
El también conocido palacio Anchorena, que funge como sede ceremonial de la Cancillería de la República Argentina, fue el escenario propicio para que el presidente encargado de Venezuela se expresara ante la opinión pública.
“Hoy inicia una nueva relación diplomática de Venezuela y Argentina basada en valores fundamentales. No en intereses de unos pocos. Basada en derechos fundamentales: democracia, libertad, respeto a los Derechos Humanos”, expresó Guaidó, quien agradeció a Macri por haberlo atendido y por mantener la disposición de recibir en territorio argentino a los migrantes venezolanos.
Juan Guaidó dejó en claro que todas las acciones, reuniones y visitas que realiza a los gobiernos, que lo reconocen como presidente interino, tienen como finalidad preparar el terreno internacional para la transición política en Venezuela.
Adelantó que durante la próxima semana “hará anuncios” específicos que involucran a los más de 10 representantes diplomáticos de su gobierno y comentó que actualmente no ha autorizado a Elisa Trotta para que ocupe las instalaciones de la embajada venezolana en Argentina.
“Esta gira no es solo para hablar del cese de la usurpación que necesita Venezuela, sino en cuanto a la construcción de relaciones y capacidades diplomáticas para abonar el terreno de la democracia, pero también para hablar del apoyo y del respaldo (…) Estamos construyendo capacidades en cooperación internacional para avanzar en la presión para poder detener una vez este proceso sino hablar de futuro”, dijo el presidente encargado.
El también presidente de la Asamblea Nacional cuestionó que en la opinión pública reduzca la crisis política, económica y social a “un problema entre ideologías”. Además, criticó que en las agendas del mundo arguyan que el apoyo que recibe de parte otros gobiernos se debe al posible interés de los recursos naturales del país. Así rechazó categóricamente la tesis de la injerencia.
“Esto no es así. El dilema hoy en Venezuela es entre dictadura y democracia. El dilema hoy en Venezuela es entre pobreza y miseria que algunos multiplicaron por cierto usando la palabra pueblo. Es entonces entre pobreza -miseria y progreso-prosperidad. Es el dilema que tiene hoy Venezuela”, enfatizó el dirigente político.
El discurso de Guaidó en el Palacio de San Martín se orientó a reforzar el talante negociador de su gestión y su gira. Advirtió que no desestiman la posibilidad de acercarse a los gobiernos de Rusia y China, que vetaron en el Consejo de Seguridad de la ONU una resolución, promovida por Estados Unidos, para dar ayuda humanitaria en Venezuela e incentivar un proceso comicial.
Además, reiteró que persistirán en la búsqueda de una solución pacífica al conflicto político de Venezuela, por lo que desestimó -nuevamente- impulsar como primera opción una intervención armada internacional.
Luego de dirigirse a la opinión pública, Guaidó salió del palacio Anchorena para hablarle a los cientos de venezolanos que lo esperaban al frente, en la plaza San Martín.
Con información de Efecto Cocuyo