Alexis Bolívar tiene tres meses hospitalizado en el Hospital Universitario de Caracas a la espera de una operación para remover tres hernias de discos cervicales. “Me han subido 11 veces al quirófano y me devuelven igualito. Un día es porque no hay gases arteriales, otro día no hay reactivos, otro día falta el anestesiólogo. Hoy me devolvieron porque no había anestesia. Estoy a punto de quedar paralítico y no aguanto los dolores”, contó ayer.
El hombre se unió a una protesta de pacientes de los servicios de Neurocirugía, Cirugía Cardiovascular y Cardiología frente a la dirección del hospital para pedir respuestas y celeridad.
“He comprado hasta el algodón. He gastado más de 400.000 bolívares. Como soy de Vargas mi esposa tiene que ir y venir, y en eso se nos van por lo menos 700 bolívares en pasaje”, dijo Bolívar.
Como parte del “abordaje” de cinco hospitales caraqueños que inició el Ministerio de Salud, el director de Salud del Distrito Capital, Earle Siso, visitó el HUC, y los pacientes aprovecharon de plantearle los problemas que sufren. El funcionario le aseguró a Bolívar que en seis días estaría operado.
El recorrido de Siso fue acompañado por cámaras de canales del Estado, pero no dejaron ingresar a medios de comunicación privados como Globovisión.
Evaluación sin mejoras. A pesar de que las autoridades aseguran que están evaluando la problemática del Hospital J. M. de los Ríos, el Vargas, el Hugo Chávez, el Universitario y la Maternidad Concepción Palacios, los enfermos dicen que no hay mejoría. “Tuve que comprar una válvula de 1.500.000 bolívares para mi hijo que tiene hidrocefalia porque aquí no había. Ahora agarró una bacteria cuando estaban a punto de operarlo”, indicó la madre de un joven hospitalizado en el servicio de Neurocirugía. La habitación que comparte con otra persona no tiene cortinas ni aire acondicionado. Las chiripas abundan, dijo la mujer, y la suciedad está al relieve en casi cualquier rincón, pegada a pisos y paredes. Los acompañantes, que deben dormir en el suelo, están tan expuestos como los propios pacientes.
Hoy puede ser otro día fallido para el esposo de Marvel Soto. También tiene meses esperando una intervención, pero en su caso ni siquiera puede recorrer pasillos para estirar las piernas: una fractura de la columna inmoviliza la mitad de su cuerpo. “Es una burla, suben al quirófano contentos y bajan deprimidos”, criticó Soto.
FUENTE: EL NACIONAL