Los altos costos de los medicamentos comparados con el bajo poder adquisitivo de los larenses ha hecho desaparecer los llamados botiquines de primeros auxilios de las casas, ahora los guaros optan por comprar las medicinas que les son referidos por doctores, pedir prestadas pastillas o solo tomar «guarapitos» de hierbas medicinales.

La Prensa de Lara 

Poco a poco fueron disminuyendo los «remedios de por si acaso'» en las despensas de los hogares, de alguna que otra caja de medicina pasaron a ser una que otra pastilla. El acetaminofén y el ibuprofeno fueron reemplazados por el poleo, malojillo y el jengibre, pues para mantener una botica con los fármacos más comunes se necesitan al menos 50 dólares, lo que corresponde a un total de casi 30 salarios mínimos.

Esto sin tener en cuenta los medicamentos para la tensión, diabetes u otras patologías que tienen una receta de por vida.

«Si compramos medicinas no comemos», afirma María Pérez, quien también asegura que la acción inmediata ante un malestar es tomar un té de orégano o jengibre. «Si se siente muy mal, se va al ambulatorio, y si no se consiguen los medicamentos hay que rezar y esperar una mejoría».

Una cajita de 10 tabletas de acetaminofén cuesta entre 7.000.000 y 12.000.000 bolívares, un medicamento que cuando es recetado por un doctor puede tomarse cada 8 horas, mientras que con una matica de poleo pueden sacar múltiples tazas de guarapo y si tiene cuidado de la planta, puede durar hasta un año o más.

Además de los dolores comunes como los de cabeza, estómago o musculares, se suma una nueva preocupación por el covid-19, que obliga a la población a tener un suministro de al menos un alcohol, antibacterial y tapaboca, que oscila entre los 2 dólares.

Algunos cargan su atomizador con alcohol, careta, guantes y mascarilla desechable; sin embargo, otros sólo portan su tapaboca y tratan de cuidarse lo más que pueden.

Con información de La Prensa de Lara

Ir a la barra de herramientas