La distribución de gasolina comienza a ser un obstáculo para el personal del sector salud. Largas colas para surtir sus vehículos y poder llegar a los hospitales, clínicas o laboratorios han afectado sus jornadas de trabajo, y, en algunas oportunidades, no pueden trasladarse porque se quedan accidentados por falta de combustible.
“Imagínate, llegué a las 4:30 a. m. y todavía, que son las 11:00 a. m., tengo por lo menos 10 carros por adelante para echar gasolina”, lamentó Jorge Castro, odontólogo de la unidad de emergencia de un consultorio privado a casi siete horas y media de cola en la estación de servicio ubicada frente a la entrada del Hospital Clínico Universitario de Caracas, por Los Símbolos.
Los conductores comienzan a llegar lo más temprano que pueden. El rumor que corría en las primeras horas de la mañana era que solo les iban a vender gasolina al personal médico, y que los trabajadores de otros sectores debían rodar para otras gasolineras o ver cómo resolvían. Hasta las 9:00 a. m. se trataba de un rumor. Nadie aseguraba nada, así que algunos empleados de supermercados y ciudadanos comunes se metían en la fila “por no dejar”.
Hoy Jorge no pudo acudir a su consultorio para trabajar porque necesita asegurar la gasolina para el resto de los días. A su juicio, los trabajadores del sector salud no están recibiendo la prioridad que necesitan porque, aunque habilitaron esta bomba solo para ellos, son muchas personas las que hacen la cola y no se les pide el salvoconducto necesario para surtirlos.
El gobierno de Nicolás Maduro no ha emitido un comunicado oficial que explique si la gasolina será vendida solo a ciertos sectores de la población, e incluso, tampoco se ha informado si las estaciones de servicio se dividirán por rama laboral para atender solo a trabajadores específicos, como ya sucede en la bomba frente a la entrada del Hospital Clínico Universitario.
Las historias de médicos, enfermeras y personal de centros de salud abundan en las colas de gasolina. Todos con la desesperación y la necesidad de llenar el tanque para seguir trabajando.
Cristóbal Hernández es médico en un centro de salud ubicado en Pariata, estado Vargas, y la única manera que tiene de surtirse es viniendo hasta Caracas porque, relató, allá ninguna bomba está funcionando. Como método de ahorro tiene una pimpina en casa de un conocido en Bello Monte que le hace el favor de guardársela por si se presenta alguna emergencia. En otras ocasiones ya ha tenido que llamar de emergencia para que algún amigo lo auxilie.
En paralelo a la fila de carros, los guardias organizaron una cola de motos que no eran médicos o enfermeros. Para que pudieran ser atendidos tenían que anotarse en una lista que llevaba un guardia y les daban algún tipo de prioridad sobre los carros “por ser más rápido”.
Un bombero del Distrito Capital intentó conversar con un guardia para ver si le daba prioridad a su moto porque venía saliendo de entregar turno y estaba cansado. La respuesta que recibió fue: “Aquí todos estamos cansados”.
Con información de Crónica Uno