La organización Médicos Unidos de Venezuela levanta los casos en el ámbito nacional y depende de las verificaciones clínicas. Suma a sus dificultades el poco o nulo acceso a los resultados de las pruebas. Sin embargo, mantiene un margen apegado a la realidad, a diferencia de los reportes oficiales.

Entre el 14 y el 18 de septiembre murieron 15 trabajadores de la salud, con clínica asociada a la COVID-19, de acuerdo con Médicos Unidos de Venezuela. Sin embargo, en cuentas personales en las redes sociales se informó el deceso de una enfermera que estaba recluida en la clínica Santa Sofía, en Caracas, de un médico en Portuguesa, de una odontóloga en Cumaná y de un especialista en toxicología que falleció en Maracaibo, lo que habla de un subregistro en el número de trabajadores que engloba los casos de mortalidad asociados a la pandemia.

El conteo de la organización Médicos Unidos de Venezuela, que eleva –hasta el día 18– los decesos a 178 en todo el país, se realiza luego de la verificación oportuna de los casos, tomando en cuenta criterios clínicos, epidemiológicos, radiodiagnósticos y de laboratorio (PR/ RT-PCR), por tanto, la cifra tiene retraso de varias horas con la actualización.

No obstante, está apegada a la situación real, a diferencia del estatus de la mortalidad con criterios para COVID-19 reportado a diario por el Ejecutivo nacional, en el que siguen ausentes los trabajadores de la salud.

Por ejemplo, en el reporte de este domingo 20 la administración de Nicolás Maduro anunció ocho muertos por el virus, para un total de 548 fallecidos desde que se inició la pandemia. Pero no hizo diferenciación de quiénes eran las víctimas y dónde estaban ubicadas.

En ese reporte no entró el doctor Guillermo del Río, deceso que ocurrió el pasado 17 de septiembre, y que fue informado por el Colegio de Médicos del estado Portuguesa; tampoco la odontóloga Yolimar Márquez de Salgado, de Cumaná; ni Carmen Pérez, enfermera del área de terapia neonatal de la clínica Santa Sofía, de Caracas, quien luego de un mes de luchar contra del virus falleció a las 6:00 a. m. de este domingo 20 de septiembre.

Carmen, con 35 años como enfermera, no estuvo en contacto directo con el área COVID-19. Sin embargo, se contagió y, de tener una patología leve, se agravó en los últimos 15 días.

Los últimos ocho días los pasó intubada, y ese tiempo, además de tener la infección en los pulmones, adquirió otras dos bacterias que complicaron aún más su salud. Sus familiares pedían con urgencias algunos medicamentos por las redes sociales, y consiguieron que el Ministerio de Salud donara algunos.

Carmen no resistió. Sus hijas recibieron su cuerpo y, por el protocolo en estos casos, la cremaron a las pocas horas.

“En el área COVID-19 del Cementerio del Este, este domingo, cuando llegamos a tramitar el caso de mi mamá, ella tenía el número nueve. Y el gobierno reporta siempre menos”, dijo una de las hijas, que pidió hacer llegar por esta vía el agradecimiento a la clínica por la atención que recibió su mamá.

Ciertamente, esa es la situación. El reporte oficial presenta un desfase en la publicación de la cifra de afectados (debido al retardo en la entrega de resultados, hasta de 15 días) y en el conteo de las defunciones, con especial desinterés en las estadísticas de mortalidad de los trabajadores de la salud.

Desde el 1° hasta el 18 de septiembre Médicos Unidos de Venezuela llevaba la sumatoria de 61 decesos, 15 de ellos ocurridos entre el 14 y el 18, cuatro entre el 16 y el 18 de septiembre.

Estos últimos que aparecen en la notificación de la organización fueron médicos de Bolívar (Carlos Calcaño), Táchira (Marjorie Ochoa), Carabobo (Carlos Verdú Larreal) y Aragua (Nick Moncada).

Lo que no refleja el gobierno y sí lo hace la ONG, a pesar del subregistro en el número de trabajadores víctimas, es que 44 muertos son del estado Zulia, 20 del Distrito Capital, 19 de Anzoátegui, 18 de Bolívar y 12 de Carabobo, las regiones con más casos fatales.

Del total de 178, 127 son médicos. Zulia lidera la lista desde el 16 de junio, cuando se registró el primer fallecimiento, del doctor Samuel Viloria. El más reciente, Víctor Núñez, quien permanecía en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Coromoto de Maracaibo.

Freddy Pachano, director de posgrado de la Facultad de Medicina de la Universidad del Zulia, informó del deceso a través de su cuenta de Twitter: “Lamento informar el fallecimiento esta madrugada por COVID-19  del muy apreciado y reconocido Dr. Víctor Núñez”.

La víctima es la sexta en septiembre. Ya se eleva a 35 el número de  galenos fallecidos por el virus solo en esa entidad.

También hay reportes actualizados de fallecimientos en Cumaná. La doctora Rosibel Urbaneja Agreda, traumatólogo-ortopedista infantil, natural de Carúpano, y que había ingresado hace tres semanas a la UCI-COVID del Hospital Universitario Antonio Patricio de Alcalá de Cumaná con diagnóstico de neumonía leve por COVID-19  y con 30 semanas de gestación.

El bebé de la doctora nació a las 31 semanas, más seis días, pero no sobrevivió. La especialista era adjunta al Servicio de Traumatología del Hospital Santos Aníbal Dominicci de Carúpano, voluntaria de Cáritas Carúpano y del Ipasme. Cayó en depresión tras la pérdida del bebé y se descompensó.

El doctor Rafael Peroza, presidente del Colegio de Médicos del estado Sucre, dijo que ya son cinco los decesos que se registran en el sector salud en territorio sucrense. Serían dos médicos, una odontólogo, una enfermera y una obrera que laboraba en una clínica de la ciudad de Cumaná. El gobernador del estado Sucre, Edwin Rojas, confirmó las  muertes de la odontólogo Yolimar Márquez y la traumatólogo Rosibel Urbáez.

Con estos reportes, la cifra de trabajadores de la salud víctimas fatales de la COVID-19 estaría rondando los 190 casos. Hay un subregistro en el número de trabajadores fallecidos y se desconoce el número de afectados por el virus. Entre tanto, siguen las solicitudes de ayuda, de medicamentos y de equipos de bioseguridad para este personal de primera línea.

Con información de Crónica Uno

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