Pasadas siete semanas de cuarentena, los venezolanos enfrentan un mal tan terrible como la misma enfermedad, el aumento acelerado de los precios de alimentos impulsado por el incremento que ha tenido tanto el dólar paralelo como el oficial y por la incertidumbre que tiene la mayoría de los ciudadanos que están impedidos de trabajar y cualquier ingreso que puedan recibir, se les vuelve sal y agua en plena pandemia.

En las calles de Barquisimeto el comentario es el mismo, «La carne ya está en 800 mil el kilo, se volvieron locos», fue el grito que dió Nuvia Barroeta cuando visitó un bodegón en el este de la ciudad. El 16 de marzo, cuando el presidente Nicolás Maduro decretó un confinamiento ofligado para frenar la propagación del coronavirus, el precio promedio del kilo de carne de res era 200 mil bolívares, en menos de dos meses su valor se incrementó 300%. 

Henkel García, director de Econométrica, sostiene que este incremento abrupto que están teniendo los artículos de primera necesidad lo propicia una mayor inyección de bolívares que está emitiendo el gobierno, a través de bonos que vía carnet de la patria le están llegando a algunas personas. El jueves 24 de abril cuando el dólar negro superó la barrera de 200 mil bolívares, la fecha coincidió además con el pago de pensiones.

«El gobierno está recurriendo al Banco Central de Venezuela (BCV) para emitir dinero tal como lo hizo en 2017 y 2018, sin respaldo para financiar el gasto público, cuando el país registró los picos más altos de hiperinflación. Eso se traduce en una mayor presión de los precios de bienes y servicios y también por una cantidad de productos cada vez más limitada por el tema de la paralización económica por la pandemia», explicó el experto. 

«Aunque los bonos que ha otorgado Maduro de 450 mil bolívares, equivalen tan sólo a 2,4 dólares, ese dinero la gente lo está gastando fundamentalmente en la compra de alimentos, y el comerciante que los recibe lo utiliza para comprar dólares, debido a la poca confianza que tiene el venezolano en su moneda local», dice Gerardo Álvarez, asesor económico de la Cámara de Comercio en Lara.

La Asamblea Nacional a inicios de abril reveló que la inflación de marzo se ubicó en 21,2%, pero el economista considera que la cifra es conservadora. «Me atrevería a decir que la inflación ha sido más alta, hasta de un 100% en lo que va de abril por los elevados precios que se observan en el mercado», indicó. Y es que casi todos los alimentos han duplicado su valor. José Paredes, jubilado del Seguro Social, el día que cobró su pensión de 250 mil bolívares pudo comprar una harina Pan en 155 mil bolívares, pero 48 horas despúes ese mismo artículo ya valía 190 mil bolívares. 

«Es muy dificil soportar este incremento de precios con unos ingresos que rayan en el umbral de pobreza. Desde 2015 la Encuesta Condiciones de Vida (ENCOVI), ha señalado que el 75% de la población vive en pobreza y de estos. 33% en pobreza crónica. El 23% se alimenta una vez al día y un 43% dos veces al dia, y la desnutrición infantil alcanza el 25% de la población. Desde que arrancó la pandemia la economia venezolanan está viviendo etapa más asiaga, la más dificil de toda su historia republicana», concluyó Gerardo Álvarez.

De enero a inicios de marzo el tipo de cambio paralelo se mantuvo entre 70 y 80 mil bolívares. «Lo que vivimos en esos dos meses era el preludio de un ajuste muy fuerte que iba a ocurrir en la tasa de cambio. Aunque el gobierno haga todo lo que está a su alcance para mantener la tasa de cambio estable como hizo en esos dos meses, en algún momento la tasa de cambio se va a ajustar y vamos a tener está sobrereacción que estamos viviendo y que todavía le falta mucho», advirtió. 

Henkel García de Econométrica también apuntó que los precios que exhiben abastos, supermercados y farmacios en este periodo de emergencia sanitaria llevan incorporado los costos que ahora están teniendo los empresarios para trasladar los alimentos desde las unidades de producción hasta los comercios por la escasez de gasolina. Asegura que en algunos estados el incremento de los rubros es mayor que en otros. 

«Cada estado tiene su particularidad, en zonas donde es más difícil llegar por la distancia, los productos de primera necesidad son más caros, porque el precio va a depender en la cantidad de combustible bachaqueado que pueda conseguir y comprar el transportista de carga pesada». señaló. El mercado negro un litro de gasolina puede costar entre tres y cinco dólares debido a la limitada distribución que está haciendo el gobierno nacional en las estaciones de servicio. 

Con información de La Prensa de Lara

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