Los bebés recién nacidos que ameriten cuidados intensivos en Puerto Ordaz y San Félix deben ser remitidos al hospital Ruiz y Páez (en Ciudad Bolívar), recinto que tampoco cuenta con una unidad de cuidados intensivos y en el que a veces el personal de la salud debe utilizar material artesanal para salvar la vida de la mayor cantidad de niños que sea posible.
Han transcurrido un año y nueve meses desde el cierre del Centro Pediátrico Menca de Leoni, en San Félix, donde se atendía a más del 50% de la población infantil de Guayana.
Este hospital contaba con 150 camas de hospitalización, áreas de observación, rehidratación, sala de cuidados intermedios, sala de rayos x, quirófano, una sala de cuidados intensivos pediátricos, dos retenes patológicos para la atención de recién nacidos, tres pisos de hospitalización: para pacientes quirúrgicos y pediátricos. Además contaba con una sala de cuidados intensivos neonatales. La consecuencia directa del cierre: el aumento de la mortalidad infantil.
El estado Bolívar hoy no cuenta con unidades de terapia intensiva neonatal pública. Los pacientes críticos son remitidos de los hospitales Uyapar y Guaiparo al centro hospitalario Ruiz y Páez -en Ciudad Bolívar- donde tampoco cuentan con una unidad de este tipo, sino de cuidados intermedios.
Una de las complicaciones que aquejan con mayor frecuencia a los recién nacidos son las dificultades respiratorias, por lo que necesitan un ventilador que se las facilite. Por ello, uno de los insumos imprescindibles para un retén es la ventilación mecánica y el CPAP (presión positiva continua en las vías respiratorias, por sus siglas en inglés) nasal.
“Nos bandeamos con los retenes patológicos, no tenemos cómo ventilar al paciente. No hay ventilador mecánico ni las condiciones para ponerlo a funcionar”, informó el neonatólogo José Chavero, quien es además el único neonatólogo con el que cuenta el Hospital Uyapar.
Chavero explica que un retén patológico es diferente a una terapia intensiva neonatal, pues no garantiza que un bebé recién nacido con una condición de salud crítica salga con vida, cosa que sí puede suceder contando con una unidad de cuidados intensivos.
El retén del Uyapar no cuenta con ventiladores mecánicos, solo con ventilación CPAP. “Es menos agresivo que un ventilador mecánico. Sin embargo, hay situaciones en las que el ventilador mecánico es indispensable”, enfatizó.
El neonatólogo informó que el centro asistencial contaba con dos ventiladores mecánicos que se encontraban en la unidad de cuidados intensivos pediátricos; sin embargo, estos cumplieron con su vida útil y hasta ahora el hospital no ha sido abastecido con ventiladores nuevos.
Del Uyapar al Ruiz y Páez
La unidad de cuidados intensivos neonatales más cercana con la que contaban los guayacitanos era la del Hospital Uyapar, hace dos años declarada en cierre técnico. Desde entonces, los niños recién nacidos con una condición grave de salud son remitidos al hospital Ruiz y Páez, único recinto que está recibiendo pacientes en condición crítica en el estado Bolívar según el presidente del Colegio de Médicos en Guayana, Hugo Lezama.
Los pacientes son atendidos en un área que no está acondicionada para ser una unidad de cuidados intensivos neonatales, “a lo más que llegamos es a una unidad de cuidados intermedios”, lamentó Saireth Palmare, neonatóloga de este hospital.
En esta área -dentro de lo posible- pueden atenderse pacientes que tengan fallas en múltiples órganos, fallas respiratorias -las más frecuentes- bebés prematuros, pacientes con asfixia perinatal, con síndrome de aspiración meconial, fallas hemodinámicas o fallas cardiovasculares; estos últimos necesitan ser atendidos en el área de cuidados intensivos.
La neonatóloga explicó que no siempre hay ventiladores disponibles para atender a los niños. Las veces en las que cuentan con insumos como ese proceden a atender a los pacientes en el área de hospitalización. “Eran ventiladores que ya estaban en uso en la Maternidad Negra Hipólita, y en otras instituciones. Nos hicieron la donación y ya no funcionan”, concluyó Palmare, quien en más de una ocasión recurrió a material técnico artesanal para atender a los bebés en estado crítico.
El área de perinatología cuenta únicamente con dos monitores que miden respiración, pulso, frecuencia cardíaca y temperatura cuando se necesitan al menos 14 de ellos, para 14 niños que es el albergue máximo de ese espacio, aunque las condiciones obliguen a atender al menos el doble de esa cantidad.
Los profesionales de la salud deben escoger cuáles bebés están en estado más crítico para hacer uso de los únicos dos monitores que poseen, y la única bomba de infusión para administrar medicamentos con la que cuenta el hospital.
El vicepresidente del Colegio de Enfermeras, Camilo Torres, señaló que la tasa de mortalidad más alarmante es la neonatal: mueren entre 5 y 7 bebés semanalmente en este hospital. También señala que la mayoría de las causas de fallecimiento son por falta de antibióticos y otros medicamentos.
Un bebé que necesite ingresar a una unidad de cuidados intensivos se encuentra en un estado de completa dependencia del equipo de salud y el cuidado de enfermería. En ese estado crítico, las interrupciones de electricidad, fallas de monitores o ventiladores pueden resultar fatales.
Al hecho de no contar con suficiente equipo técnico para atender pacientes en condiciones críticas se suman las constantes fallas de electricidad en este recinto hospitalario, tal como asegura Torres.
El personal de salud ha pedido en reiteradas ocasiones al Ejecutivo nacional la reactivación de los centros de cuidados intensivos tanto neonatales como pediátricos y acondicionar -de acuerdo a los parámetros internacionales de la Organización Mundial de la Salud- las unidades de cuidados intermedios neonatales tanto en el Ruiz y Páez como en el Uyapar y Guaiparo, así como la reactivación del Centro Pediátrico Menca de Leoni. Peticiones que hasta ahora no han recibido respuesta.
Con información de El Correo del Caroní