José Chamy, presidente de la Cámara Hotelera del estado Zulia, aseguró que la ocupación en la temporada de Navidad ronda entre 25% y 30%, muy por dejado del 65% – 68% registrado en la misma época del año pasado.
El tema fronterizo, el mal estado y la inseguridad de las carreteras, así como la menor disponibilidad de frecuencias de vuelos hacia Maracaibo afectan el flujo de turistas, de acuerdo con el gremio.
Según Chamy, los turistas colombianos representaban 50% de la ocupación en los hoteles de la entidad, unos 48 en todas las categorías, desde una hasta cinco estrellas.
Señaló que, aunque han vuelto abrir el paso fronterizo, el problema se ha mantenido a lo largo del año, aparte de que -aseguró- el proceso no es tan expedito.
Agregó que cada vez son menos los itinerarios de vuelo hacia Maracaibo, lo cual hace que ubicar pasajes se haga cuesta arriba para los huéspedes.
La poca disponibilidad de efectivo que se ha registrado en los últimos días es otro factor que afecta al negocio hotelero en el Zulia, según el vocero.
Chamy dijo que el indicador de ocupación solo mejoró en vacaciones escolares y en la feria de la Chinita, cuando, tradicionalmente, era de 85%. Este año, solo un día alcanzó a 55%, en tanto que el resto del tiempo se mantuvo por debajo.
Respecto al tema tarifas, dijo que los hoteles de la entidad son económicos si se les compara con los de categorías similares del lado colombiano.
Citó como ejemplo los casos de una habitación en un hotel cinco estrellas que en Maracaibo cuesta 100.000 bolívares, mientras que al otro lado de la frontera ronda los 250 dólares. Y el de un hotel de dos estrellas, cuyo precio es de 15.000 en la capital zuliana mientras que en Colombia ronda los 40 y 50 dólares e, incluso, $80.
De allí que descarta que el precio sea un problema para los clientes. Sin embargo, destacó que tarifas tan bajas hacen que el servicio se vea afectado o disminuido.
De acuerdo con Chamy, los estados más perjudicados por el bajo nivel de ocupación en la temporada son, además de Zulia, Trujillo y Nueva Esparta.
FUENTE: EL MUNDO
23 DE DICIEMBRE DE 2016