Hay un gran riesgo de que la pandemia de COVID-19 “se extienda con rapidez  por el país” debido a la falta de garantías básicas de salud pública y de acceso a un suministro de agua suficiente, alertan Human Rights Watch (HRW) y los Centros de Salud Pública y Derechos Humanos y de Salud Humanitaria de la Universidad Johns Hopkins de Estados Unidos.

La escasez de agua en hospitales agrava el riesgo de propagación del virus en Venezuela y en la región por el continuo éxodo de venezolanos que se mantendrá pese a la pandemia, destaca el estudio publicado por las organizaciones dedicadas a la defensa de los derechos humanos y a la investigación científica.

Ante la crisis de agua, el gobierno de Nicolás Maduro compró camiones cisternas a China que tienen limitaciones para llevar el suministro a los barrios. La escasez se agudizó en la capital del país por una explosión en la sala de bombeo del sistema Tuy II.

“La enfermedad podría transmitirse con rapidez en los barrios populares y en las cárceles sobrepobladas. Las condiciones de pobreza, hacinamiento habitacional y desnutrición en las que se encuentran muchos venezolanos son el ámbito ideal para que se propaguen enfermedades infecciosas”.

El informe también advierte que hay una “falta absoluta de preparación del sistema de salud venezolano para la llegada de la pandemia de COVID-19” y que la tasa de mortalidad pudiera ser mayor a la media registrada en el mundo.

“Es muy probable que en Venezuela la tasa de mortalidad de COVID-19 termine siendo mayor a la media, ya que no hay capacidad para brindar atención de alta complejidad debido a la falta de equipos básicos para radiografías, análisis de laboratorio, camas de terapia intensiva y respiradores”, se lee en el documento.

Los organismos señalan que las conclusiones se obtuvieron de entrevistas directas a personal de salud en Venezuela durante noviembre y diciembre de 2019 y marzo y mayo de este año, así como en un soporte documental de encuestas y estudios realizados por las Naciones Unidas.

Suspenden servicios médicos vitales por agua

Según la red nacional Médicos por la Salud, el porcentaje de hospitales públicos venezolanos con acceso intermitente al agua creció del 28 % en 2014 al 69 % en 2016. En 2019, el 70 % indicó tener un acceso intermitente al agua y el 20 % informó directamente no tener acceso.

HRW subraya que incluso si los hospitales reciben cierta cantidad de agua, su calidad es deficiente. El agua que llevan los camiones cisternas no es potable y no está tratada adecuadamente porque no hay forma de filtrarla ni hervirla en los hospitales, ya que las cocinas de muchos establecimientos no están funcionando.

A su vez, los métodos de recolección y almacenamiento de agua en los hospitales generan riesgos de contaminación porque los contenedores o los tanques de almacenamiento no sirven para preservar un suministro de agua de calidad.

El informe refiere el caso de un servicio de neonatología, en donde los trabajadores se lavaban las manos con el agua condensada que caía del aire acondicionado.

“La falta de agua, sobre todo porque impide lavarse las manos, exacerba las altas tasas de infecciones intrahospitalarias, es decir, aquellas originadas dentro de los establecimientos de salud”, expone HRW.

Las dificultades para obtener agua de calidad también han llevado a cancelar procedimientos médicos como diálisis y cirugías. Cinco proveedores de atención de la salud indicaron que los pacientes de diálisis están entre los más afectados por la falta y la contaminación del agua, y dos se refirieron a que la contaminación del agua redujo la cantidad de máquinas de diálisis que funcionan en sus hospitales, de 14 equipos a 9 en un hospital y de 35 a 15 en el otro.

Con la llegada de la COVID-19 y la consiguiente cuarentena, los pacientes han enfrentado dificultades cada vez mayores para acceder a diálisis por la escasez de gasolina y las restricciones a los desplazamientos entre ciudades.

Los profesionales médicos y de enfermería entrevistados dijeron que prácticamente no hay jabón ni desinfectante en las clínicas y hospitales donde trabajan y con el aumento de la inflación y la devaluación de los salarios cada vez les resulta más difícil llevar sus propios insumos, tales como jeringas o guantes.

Cuando se realizaron las entrevistas, una botella de alcohol en gel costaba entre 3 y 5 dólares al tipo de cambio extraoficial y el ingreso mensual de los médicos oscilaba entre 6 y 15 dólares. El personal de enfermería apenas ganaba cerca de 3 dólares al mes.

A los familiares de los pacientes se les obliga a llevar agua para realizar los procedimientos médicos e incluso para limpiar baños y evacuar los inodoros. “En un hospital importante, los pacientes debían traer 25 litros de agua para poder ser ingresados. En otro, si el paciente o sus familiares no traen agua, la cirugía se cancela”.

La escasez de combustible hace más difícil que los profesionales de la salud y los pacientes se acerquen hasta los hospitales y centros de salud, y que los alimentos lleguen a quienes los necesitan. Ello podría deteriorar todavía más la atención médica.

Ayuda urgente

HRW y la Universidad Johns Hopkins recomiendan que el secretario general de la ONU, António Guterres, y el coordinador del socorro de emergencia de la ONU (UN Emergency Relief Coordinator), Mark Lowcock, asuman el liderazgo frente a la situación venezolana y le exijan a las autoridades del gobierno de Nicolás Maduro que adopten todas las medidas necesarias para lograr que la ayuda humanitaria llegue a los venezolanos.

“Es fundamental asegurar que llegue suficiente ayuda humanitaria al pueblo venezolano de manera urgente”, exhortan.

También piden al gobierno de Estados Unidos: Volver a establecer claramente que nadie será penalizado por financiar o proveer asistencia humanitaria a Venezuela y reiterar que la asistencia humanitaria está exenta de sanciones; establecer procedimientos para que las empresas y organizaciones puedan enviar  ayuda a Venezuela sin controles excesivamente burocráticos ni demoras innecesarias, y activamente apoyar un esfuerzo humanitario robusto, liderado por la ONU, en Venezuela”.

Con información de Efecto Cocuyo

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