Más de 1.000 industrias de las 2.145 que quedan en el país están en riesgo de cerrar sus puertas este año de continuar la crisis económica y si el gobierno no toma medidas de apoyo.

Las industrias venezolanas, que trabajan a un promedio de 21,5% de su capacidad instalada, están tomando algunas medidas, como reducción de personal, liquidación de activos, cierre de líneas de producción y endeudamiento, para sobrevivir a los efectos de la pandemia y de la paralización económica impuesta por el gobierno de Nicolás Maduro con la cuarentena, que ha exacerbado la crisis que atraviesa el país desde 2013.

Según la encuesta de coyuntura industrial realizada por la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria), 29% de los consultados respondieron que cerraron líneas de producción en el segundo trimestre de 2020, 21% de ellos dijo que redujo personal, 14% se endeudó para el mantenimiento de sus operaciones, y 6% liquidó activos. El restante 30% no ha tomado ninguna de estas medidas.

De hecho, 61% de los industriales reportaron una disminución de nivel de empleo y 26% dijo que ha sido igual.

Entre abril y junio de 2020, cuando el país estuvo prácticamente paralizado por la cuarentena de Maduro y la severa escasez de combustible, la producción de 73% de los industriales encuestados disminuyó poco o mucho, y un 8% dijo que no produjo absolutamente nada. El sector más afectado fue el de la pequeña industria, donde no hubo ni una empresa que haya reportado un crecimiento en su producción. 80% dijo que disminuyó mucho y 20% que no fabricó siquiera un solo producto.

Solo una tercera parte de las grandes empresas, es decir, un 35%, observó un aumento de su producción durante el segundo trimestre de 2020.

En ese período 57% de las industrias trabajaron a menos de 20% de su capacidad instalada, y de estas un 22% menos de 5%.

La encuesta realizada por Conindustria revela que los sectores más afectados por la reducción de su capacidad utilizada son metales y producción de metales; madera y papel; textil y calzado; muebles, repuestos, maquinarias y otras industrias manufactureras; y automotor, las cuales utilizan menos de 16% de su capacidad.

«La capacidad operativa de los sectores no priorizados ha venido disminuyendo significativamente, siendo que ahorita, con la situación de la pandemia, trabajan entre 5% y 16%. El hecho de que los sectores priorizados estén produciendo mucho más que los no priorizados hace que haya un repunte en relación con el promedio de capacidad utilizada del trimestre pasado, que estuvo en 18%», explica Cecilia Castillo, presidente ejecutiva de Conindustria.

El sector de alimentos, bebidas y tabaco trabajó a 29% de su capacidad en el segundo trimestre del año.

Castillo señala que a pesar de la pandemia y del altísimo nivel de personas contagiadas, la industria de Brasil está usando 70% de su capacidad utilizada. «La más baja de la región después de Venezuela, que es Argentina con un 47%, todavía es más del doble de lo que es la capacidad utilizada en Venezuela».

Sin apoyo

En este sentido, Adán Celis Michelena, presidente de Conindustria, señala que mientras otros países están dejando atrás la cuarentena y han lanzado campañas de educación sobre los protocolos de bioseguridad, Venezuela sigue insistiendo en un esquema 7+7 que no tiene ningún sentido fundamentalmente en el sector industrial, que necesita trabajar de manera continua, sin interrupciones.

Además, refiere que los únicos tres países de Latinoamérica donde no ha habido ningún tipo de incentivo a las empresas son Nicaragua, Cuba y Venezuela. «En las demás naciones ha habido ayuda financiamiento a las empresas y colaboración a nivel de desplazar impuestos».

Recuerda que el sector manufacturero ha hecho planteamientos a las autoridades del gobierno de Maduro, entre ellas a la ministra de Comercio, Eneida Layo, pero hasta inicios de septiembre el único resultado que tuvieron fue una ampliación del plazo para pagar el IVA de una semana a 15 días, período que sigue siendo cuesta arriba cumplir. Pide que se regrese al pago mensual como era antes de agosto de 2018.

«La pandemia no se va mañana, viviremos durante muchos meses más hasta que las vacunas sean absolutamente probadas y haya después masificación de la distribución, por lo tanto tenemos que convivir con el virus chino, con responsabilidad y educación. La economía tiene que seguir, no podemos legislar en función de una probabilidad y no de una certeza. No podemos seguir perdiendo empresas, puestos de trabajo, los productos venezolanos que son tan necesarios en todas las familias. Nuestro llamado es a seguir adelante, salvaguardando los ingresos de los venezolanos».

Crisis dentro de una crisis

En estos tres meses, los factores que más afectaron a la industria nacional fueron la baja demanda nacional, que se ha agravado por la merma de los ingresos de buena parte de la población venezolana, sobre todo de aquellos cuyo sustento depende del día a día. 69% de los industriales consultados reportaron una disminución en sus ventas durante el segundo trimestre de 2020. Solo la gran empresa mostró un incremento en sus ventas.

Otros aspectos que afectaron la fabricación de bienes fueron la incertidumbre en el escenario político e institucional, sobre todo por el anuncio en abril del control de precios y los incrementos del número de impuestos que el gobierno obliga a las industrias a pagar; y la escasez de combustible para el transporte de personal y materia prima y para el traslado del personal.

«Si hay algo que evidencia del fracaso absoluto y rotundo de este modelo económico anacrónico es que no haya gasolina. Este sistema destruyó lo indestructible: la industria petrolera nacional», afirma Michelena. «En Venezuela pudiera faltar lo que sea, pero nunca el combustible. Pronto cumpliremos 100 años de ser un productor energético, y no hay gasolina, hay problemas con el gasoil y prácticamente no se produce gas. Hay transportistas que no quieren ir a algunas zonas del país porque no tienen la seguridad de que podrán regresar. Decir que Pdvsa está en manos del pueblo es mentir, Pdvsa no está en manos de nadie porque no existe».

En el segundo trimestre de 2020 también afectaron a la fabricación de bienes problemas como la precariedad de los servicios básicos y la competencia de productos importados, que entran al país sin pagar aranceles, muchos de ellos sin ningún tipo de control sanitario, y que son vendidos en el mercado a precios inferiores a los elaborados en Venezuela.

Ante esta situación, 93% de los industriales consultados dijo que la situación económica del país estuvo peor (37%) y mucho peor (56%), y 79% cree que se agravará en los próximos 12 meses.

La inseguridad en el ámbito político y económico aleja a un país de las inversiones. Es por eso que 67% de consultados respondió que redujeron las inversiones. La falta de financiamiento y el colapso de la banca nacional impiden que la empresa adquieran créditos para expandir sus capacidades productivas. Las más afectadas son las pequeñas y medianas empresas, de las cuales 78% reportó que su inversión fue menor respecto al segundo trimestre de 2019.

Reducción del parque industrial

80% de la industria cree que en menos de dos anos no podrá seguir operando.

Más de 1.000 industrias de las 2.145 que quedan en el país están en riesgo de cerrar sus puertas este año de continuar la crisis económica y si el gobierno no toma medidas de apoyo.

Michelena agrega que las medidas económicas equivocadas de controles y de persecuciones contra los empresarios provocaron que en los últimos 20 años se perdieran industrias, empleos directos e indirectos y productos que se hacían en Venezuela. «No ha habido ningún tipo de política en función de generar emprendimiento, de que haya confianza, inversión y se cumplan los sueños de mejorar de progresar».

En 2019 Conindustria reportó el cese de operaciones de unas 400 empresas. Hace dos décadas había más de 13.000 empresas manufactureras en Venezuela.

Con información de  Tal Cual

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