Los venezolanos, quienes ya viven condiciones de penuria sin precedentes, tienen días mucho más difíciles por delante, en momentos en que el proceso hiperinflacionario que aflige al país podría conducir este año a tasas interanuales de más de 30.000%, advirtieron economistas.
Y a ese ritmo, la inflación tendría un impacto aún más devastador sobre la ya angustiada población de Venezuela, país que registra el salario mínimo más bajo de América Latina, equivalente a 7 dólares al mes.
Con la aceleración en el alza de los precios que está registrando la nación, el poder adquisitivo de la población puede caer en un 50% de un mes al otro y luego quedar reducido en solo un 25% del total inicial en solo ocho semanas, señalaron los economistas.
La economía de Venezuela ya entró formalmente en una espiral hiperinflacionaria, empujada por una acumulación de desequilibrios macroeconómicos que le llevó a cerrar el 2017 con una inflación de más del 3.000%.
Pero ese es solo el comienzo, dijo Francisco Ibarra, director de la firma Económetrica.
La tasa de inflación, que comenzó en agosto a acelerarse a una velocidad mucho mayor de los que muchos habían proyectado, tiene el camino libre para acelerarse aún más en el 2018, ante el hecho de que el régimen de Nicolás Maduro no parece contar con más dinero para financiarse que continuar emitiendo dinero inorgánico, explicó Ibarra.
Y eso significa que en cuestión de pocos meses la tasa de inflación podría estar ubicándose muy por encima de lo que algunas firmas habían estado pronosticando para el año que acaba de comenzar.
“Quienes en este momento siguen pronosticando que Venezuela va a cerrar el 2018 con una tasa de inflación de 5.000% no están entendiendo bien lo que está pasando en el país. Nosotros podríamos estar viendo esta tasa de 5.000% anual ya para febrero”, dijo Ibarra.
El economista admite que bajo las condiciones actuales, la tasa de inflación del 2018 puede terminar alcanzando niveles inimaginables pero que un número conservador estaría por el orden del 30.000%, sin que una proyección de más de 100.000% o incluso 200.000% puedan ser descartadas del todo.
“Con la tendencia actual, esa tasa [de 30.000%] es en realidad muy optimista”, sentenció.
El ritmo acelerado con que aumentan los precios próximamente llevará a los expertos a comenzar a medir el fenómeno en base a la velocidad con que se duplica la tasa.
El economista venezolano Alexander Guerrero dijo que en el caso de Venezuela, la tasa de inflación creció de entre seis y siete veces en 2017 frente a los niveles con que cerró en 2016.
Pero la aceleración que registran los precios apuntan a un ritmo de crecimiento mucho mayor si la actual tendencia se mantiene, dijo Guerrero.
“En la comparación del 2017 al 2018, podría crecer entre 35 o 40 veces”, expresó.
Esa proyección colocaría a la tasa de inflación para el cierre del 2018 entre 105.000% y 120.000%.
Aunque esos cálculos lucen actualmente exorbitantes, la economía venezolana aún tendrían mucho que recorrer para alcanzar los niveles de hiperinflación registrados por Hungría en 1945, Zimbabue en 2007 y Yugoslavia en 1992, países que vieron la inflación duplicarse de un día al otro.
Steve Hanke, profesor de Economía Aplicada en la Universidad John Hopkins en Baltimore, dijo que realizar pronósticos de tasas en un ambiente hiperinflacionario como el que padece Venezuela es tan difícil que cualquier esfuerzo termina siendo un ejercicio fútil.
“Una vez que la inflación llega a estos niveles, simplemente no se puede pronosticar en cuánto más va a seguir escalando”, dijo Hanke, un reconocido experto en el estudio de las hiperinflaciones.
Sin embargo, es obvio que las condiciones económicas en Venezuela han entrado en una etapa de deterioro acelerado y que la situación va a empeorar este año salvo que se produzca un importante cambio en la conducción económica, dijo Hanke quien calcula que la inflación venezolana actualmente fluctúa en niveles cercanos al 4.000%.
“La economía venezolana se encuentra inmersa en una espiral de la muerte”, dijo Hanke.
Sin embargo, es posible contener esa espiral, e incluso es posible hacerlo de manera rápida, dijo Hanke. Pero eso requeriría de un paso que el gobierno socialista de Nicolás Maduro difícilmente adoptaría, debido a que el antiamericanismo es uno de los elementos que define a su régimen.
“La dolarización es la única manera garantizada de detener esto”, dijo Hanke, quien ha estudiado los 58 procesos hiperinflacionarios registrados en el mundo y que ha asesorado a dos países, incluyendo a Ecuador, en sus procesos de adoptar la moneda estadounidense.
La dolarización “detuvo de inmediato las altas tasas de inflación” en estos países, enfatizó.
Publicado por El Nuevo Herald
04/01/2018