Cada vez son más frecuentes las muestras de desespero de nuestro pueblo por adquirir sus alimentos, y ante el reclamo por el derecho insatisfecho, la respuesta del gobierno más corrupto e incapaz de la historia de nuestra Venezuela, ha sido la criminalización de la protesta y la militarización de los espacios. Es inaceptable que una persona que esté ejerciendo su derecho natural de adquirir alimentos con el dinero que con mucho esfuerzo gana con su trabajo, se le lance un peinillazo o una bomba lacrimógena por órdenes de unos enchufados.
El creciente clima represivo que viene imponiendo el gobierno nos tiene muy preocupados. Cada día, cual piromaníacos fuera de control, Maduro y su camarilla se encargan de echarle más gasolina a la candela. Cuerpos del Estado, junto a irregulares vinculados al gobierno, ejecutan acciones de represión en esas colas a las que se ve forzado a hacer nuestro noble pueblo por la escasez de alimentos reinante en todo el país, y que en muchos rubros ya ronda el 80%.
Esta semana, el propio centro de Caracas, al que los enchufados llaman territorio de la revolución, alzó su voz por el hambre y por la distribución discrecional de los alimentos, y el gobierno, cual esbirro indolente, para impedir que la voz del pueblo fuese escuchada, sacó sus fuerzas de choque para golpear y maltratar a quienes se encontraban en las colas y a los representantes de los medios de comunicación quienes cubrían la manifestación.
Las acciones del gobierno muestran su desespero, porque solo el que se sabe débil actúa con violencia. A este gobierno no le interesa el debate político, el pensamiento disímil. Su interés es desaparecer toda expresión de desacuerdo, incluso entre sus seguidores, a fin de imponer su pensamiento único y perpetuarse en el poder a costa de lo que sea.
Sabemos que el gobierno lo que busca es generar desesperanza en los venezolanos, que nuestro pueblo sienta que no hay solución, pero lo mismo intentaron hacer en las elecciones del 6 de diciembre y fíjense lo que pasó: nos unimos y vencimos. Un pueblo decidido siempre será más fuerte que un gobierno débil que se escuda en las amenazas y en la violación de las normas para seguir enchufado.
Pero insisto: el reto que tenemos los venezolanos es derrotar democráticamente a un gobierno que no se comporta como demócrata.
Y decimos esto porque ¿cómo se puede llamar al incumplimiento reiterado por parte de las cuatro señoras del CNE al reglamento que norma el Referendo Revocatorio? Sencillo, violación a la Constitución, y para nosotros quien viola la Constitución no puede llamarse demócrata.
Cinco veces han intentado reunirse los representantes de la Unidad con las señoras Tibisay, Socorro, Tania y Sandra, pero estas señoras se esconden. No dan la cara. Solo siguen las órdenes de su jefe Maduro.
¡Son unas descaradas! A pesar de que se inventaron una digitalización que no estaba en la norma, y que una de ellas dijo delante de los medios de comunicación que el proceso de validación de las firmas comenzaba el 2 de junio, siguen retrasando esa fase del proceso, aunque saben que la Unidad tiene al menos 6 veces más expresiones de voluntad de las requeridas en esta etapa. Ellas se tapan los oídos para no escuchar la voz del pueblo, pero quieran o no tendrán que continuar con las fases del Revocatorio, porque el pueblo así lo exige, y la voz del pueblo es sagrada. El Revocatorio será este año, porque el tiempo llegó y los procesos cuadran, aún con todo y sus inventos.
Y si violatorias de la Constitución han sido las actuaciones del CNE, las sentencias emitidas por el Poder Judicial son también inconstitucionales, empezando por la suspensión de la proclamación de los diputados electos por el estado Amazonas y su desincorporación de la Asamblea Nacional (AN); declaró constitucional y puso en vigencia el Decreto de Emergencia Económica el cual había sido rechazado por la AN; eliminó facultades de control político de la AN sobre instituciones del Estado; declaró inconstitucional la reforma de la Ley del Banco Central de Venezuela, la Ley de Otorgamiento de Títulos de Propiedad a beneficiarios de la Gran Misión Vivienda Venezuela y la Ley de Amnistía y Reconciliación Nacional. También declaró con lugar una medida cautelar interpuesta por supuestos funcionarios del CNE para tratar de evitar y confundir sobre las legales movilizaciones a las sedes del Poder Electoral y facultó a personas con varias nacionalidades a ejercer cargos públicos en Venezuela.
En Venezuela hay alteración del orden constitucional y el mundo lo sabe. No en balde, el Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA) solicitó la activación de la Carta Democrática en nuestro país y fundamentó su informe en la realización del Referendo Revocatorio este año como salida electoral a la crisis, el respeto a los derechos humanos, la liberación de los presos políticos, la independencia de poderes, el combate a la corrupción, la garantía de las necesidades básicas de la población y la elección de un nuevo Tribunal de Justicia.
No estamos solos, cada vez son más las naciones que nos ofrecen su respaldo y por eso celebramos que esta semana la OEA haya sesionado y emitido una resolución que consideramos como una victoria del pueblo, porque allí exhortan al gobierno de Maduro a respetar la Constitución y los derechos humanos, y además que se restablezca el diálogo como mecanismo para buscar salida a la crisis.
Consideramos, sin embargo, que en Venezuela no habrá diálogo si este significa sentarse a realizar acuerdos con un gobierno que ya conocemos bien y que quiere que nada cambie, el diálogo es que el CNE deje de violar la Constitución y ponga fecha a la validación de las firmas. Sabemos que al gobierno no le interesa el diálogo, que es una simple excusa para ganar tiempo y lavarse la cara. El diálogo es el Revocatorio, así lo decidió nuestro valiente pueblo.
Somos militantes de la Unidad, siempre hemos defendido la unidad, pero creemos que en este momento el pueblo espera más de nosotros. Ya basta de burlas. Nos llegó la hora de defender con firmeza la Constitución. Debemos estar claros del momento que vive el país y por eso invitamos a todo nuestro pueblo a movilizarse ante las sedes del Poder Electoral, para alzar nuestra voz y exigir respeto a la Constitución.
Nuestra Carta Magna nos da el derecho al Revocatorio y no podemos permitir que Maduro secuestre la oportunidad de cambiar por la vía constitucional. El Revocatorio es una decisión tomada por un pueblo que grita cambio. Hoy más que nunca el Revocatorio significa salvar nuestra democracia. ¡Qué Dios bendiga a nuestra Venezuela!