A 60 años del derrocamiento de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, el rector de la Universidad Católica Andrés Bello, Francisco Virtuoso encabezó un conversatorio junto al historiador Elias Pino Iturrieta y el director del Centro de Estudios Políticos de la Ucab, Benigno Alarcón para hacer una reflexión acerca de esa Venezuela de 1958 y la actual.

“Hay que entender el 23 de enero con sus particularidades y lo que vino después. Insistimos en señalar que una cosa fue el hecho, el cual consistió en el derrocamiento, que fue fundamentalmente militar y otra cosa es lo que desencadenó el mismo que estuvo marcado por la lucha y la consolidación de la democracia representativa”, dijo el rector de la casa de estudios quien además aseguró que haciendo un paralelismo entre este momento histórico con el actual se encuentra un gran esfuerzo de unidad y consenso que debe ser rescatado.

“Soy uno de los que insiste en que el gran déficit del momento actual tiene que ver con una ciudadanía movilizada en torno a la activación democrática a favor del cambio, es decir, nosotros no lograremos cambio político a través de la vía democrática pacífica y electorales si no nos activamos en defensa de los mecanismos que nos permitan jugar ese papel”

Para el profesor Elías Pino, la sociedad venezolana ha cambiado a lo largo de estos 60 años, por lo cual es muy difícil establecer una comparación con el país de 2018 y el que derrocó a la dictadura.

“La sociedad en la víspera del 23 de enero de 1958 es una sociedad llevadera que puede vivir la vida sin demasiado aprieto pese a que no era un paraíso terrenal, la sociedad actual en cambio vive en una penuria panorámica, casi de hambruna, por lo cual no existe una posibilidad de comparación, ni analogía entre la que va a ver el derrocamiento de Pérez Jiménez y la que hoy en día clama por una solución”.

Sin embargo, el historiador admitió. “Se puede rescatar el entendimiento de una sensibilidad unitaria tras el derrocamiento de Pérez Jiménez, la etapa anterior fue de mucho enfrentamiento partidista y el predominio de posiciones sectarias, el liderazgo que asume en 1958 entiende que tiene que rectificar y juega a la apuesta de una opinión común en la solución de los problemas y no repetir errores del pasado, eso se debe rescatar”

“La conversación que giró en un principio con circunstancias del pasado indudablemente nos trae a la actualidad palpitante, es lo fundamental en una sociedad que vive en una encrucijada y cuya dirigencia no le conduce en un camino, creo que esa zozobra obliga a conductas inesperadas”, finalizó.

El politólogo, Benigno Alarcón insistió que la condición del Gobierno venezolano actual es propia de una época de transición como pasó en 1958.

“Las transiciones derivan en dos escenarios: uno de autocratización absoluta donde el régimen termina de controlar todo y muta a un autoritarismo de partido único o dictadura sin ninguna apertura política, o un escenario de transición democrática en el que el régimen no tiene la fortaleza para transformarse en dictadura y tiene que negociar las condiciones de su salida”.

Por su parte advirtió que en la medida del desarrollo en los acontecimientos un régimen autoritario se hace aún más dependiente del uso de políticas propias que no son congruentes con una sociedad democrática.

“En la medida que el gobierno no tiene legitimidad se hace más dependiente del uso de la fuerza y de los sectores que la aplican. Eso genera una estabilidad muy precaria porque requiere acuerdo entre esos actores (militares, policías, jueces, fiscales) que mantienen al gobierno en el poder. Cuando ese acuerdo se resquebraja, se genera el caldo de cultivo para que otros actores entren a escena y busquen una salida. Semanas antes del 23 de enero, nadie se imaginaba que el gobierno de Pérez Jiménez llegaría a su final. Pero apenas el equilibrio perdió su centro vimos cómo ese régimen terminó de caer”, dijo.

Publicado por Caraota Digital
18-01-2018

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