Residentes y especialistas de cuatro hospitales coinciden en que están limitados para hacer diagnósticos, pero prometen mantenerse en el sector público
Son pocos los jóvenes médicos que después de 10 años de estudio para especializarse en algún área de la Medicina apuestan por quedarse en la salud pública, pero sí los hay.
Profesionales que rondan los 30 años de edad, tienen un salario base de 50.000 bolívares y cumplen jornadas de trabajo que empiezan a las 4:00 am y terminan a la 10:00 pm, esperan que la crisis pase. Mantienen las esperanzas.
Residentes y especialistas de Traumatología, Hematología y Ginecología de los hospitales Universitario de Caracas, Vargas y Maternidad Concepción Palacios tienen la misma preocupación: no tienen cómo hacer los diagnósticos y padecen junto con sus pacientes las largas esperas que complican cada patología porque no hay insumos ni manera de hacer de forma gratuita los exámenes médicos para cumplir con los requisitos que establecen los protocolos antes de una intervención quirúrgica.
Efraim Vegas, con 29 años de edad, es residente de Traumatología en el HUC. Comenzó la especialidad en enero, solo ha entrado a quirófano en cuatro oportunidades y han sido para hacer amputaciones porque los casos se han complicado.
«Estas amputaciones se pudieron evitar pero los tiempos para intervención son muy largos y cuando se meten al quirófano es para salvarles la vida», cuenta.
El servicio de Rayos X está en remodelación y tiene tres meses cerrado por lo que cada paciente que llega debe devolverlo al CDI más cercano para que se haga los exámenes; la dotación de antibióticos es intermitente y cada día los pacientes esperan en el suelo por la falta de camillas para atenderlos.
«Estamos sin ambulancia y las del Distrito Metropolitano son dos para atender a 9 millones de habitantes. Los pacientes esperan hasta tres días para hacerles el primer estudio de rayos X y, mientras, comen y viven acá. Los costos son muy elevados. No entienden que operarlos es más barato que tenerlos acá hospitalizados», denuncia Vegas.
Danny Golindano tiene 31 años de edad y es residente de Hematología en el Hospital Vargas. A un año para graduarse dice que sus carencias en la especialidad comienzan en no tener reactivos para hacer un examen de hematología a sus pacientes.
«Desde hace dos años se ha agravado la falta de insumos médicos y la falta de material médico y equipos para el diagnóstico. En el área necesitamos estudios clínico y la ausencia y elevados costos por la falta de reactivos agravan la situación. La primera etapa es diagnosticar y luego tratar, pero nos quedamos largo tiempo en ese primer paso», denuncia Golindano quien también preside la asociación Médicos por la Salud.
«Una de las cosas que más me ha marcado fue hace dos años cuando tuve que tratar a un paciente con HIV con trastornos hemotológicos justo cuando empezó a incrementarse la ausencia de inmunoglobulina. Me dijo en mi cara que lo estaba dejando morir y yo me sentí mal porque no dependía de mí sino del Estado», cuenta Golindano.
Francisco Mujica tiene 30 años de edad y acaba de graduarse en la especialidad de Ginecología y Obstetricia.
Decidió quedarse trabajando en la Maternidad Concepción Palacios donde estudió y en el Hospital José María Vargas de La Guaira, adscrito al Seguro Social. En su promoción otros 21 compañeros se graduaron con él, de los cuales 14 de ellos se van del país y solo cuatro siguieron ofreciendo sus conocimientos en los hospitales.
«No creo en estos momentos que irse del país es la salida.
Sigo en hospitales porque me gusta y porque sé que si mis pacientes no tienen cómo hacerse exámenes mucho menos podrán ir a una clínica. Donde más nos necesitan es en el sector público», precisa.
Sus carencias empiezan con la falta de inyectadoras, monos quirúrgicos desechables y guantes de su talla para entrar al quirófano. Deben pedir insumos y medicamentos para evitar el dolor en las mujeres que van a tener hijos o son intervenidas quirúrgicamente.
«Es frustrante que una operación de un tumor se tenga que postergar hasta dos años porque las pacientes me dicen que el dinero es solo para poder comer y no pueden hacerse los exámenes», dice.
Sin embargo, todos coinciden en que no se irán de los hospitales y seguirán ofreciendo sus conocimientos y manos para ayudar a los enfermos.
Hoy sus colegas se congregarán en la Plaza Alfredo Sadel para informar a los transeúntes sobre la crisis de salud que están viviendo y harán un minuto de silencio por las víctimas que ha dejado estos últimos dos años. En cada entidad los médicos se congregaron en las plazas Bolívar.
Fuente: El Nacional
Fecha: 10 de marzo de 2017