Algunos pacientes con covid-19 sufren de insuficiencia respiratoria que los obliga al uso de oxígeno, un insumo difícil de costear en al empobrecida Venezuela por su fuerte impacto en la economía se la mayor parte de la población
Eran las 6:13 de la mañana y María Velásquez terminaba de arreglar las comidas para su esposo Juan, hospitalizado con diagnóstico de covid-19 en un Centro de Diagnóstico Integral (CDI) en Caricuao. En ese momento recibió un mensaje que decía, “señora disculpe, pero a su esposo se le acabó el oxígeno y no contamos con reposición, deben buscar la bombona para salir a recargar”.
Un fuerte frío le invadió todo el cuerpo. El día antes había sido informada que los niveles de oxígeno de Juan Ramírez habían bajado a 80 y necesitaba recibir apoyo constante para respirar. Al ver el mensaje en su teléfono, María llamó a sus hijos y les pidió que de emergencia lo trasladaran hasta el centro asistencial.
La llegada al país de la segunda ola de covid-19 ha dejado en desnudo las malas condiciones del sistema sanitario. Las redes sociales, – twitter a la cabeza- se han convertido en el medio por el cual los ciudadanos apelan a la buena voluntad con el objetivo de recibir atención médica, costear el tratamiento de sus allegados, conseguir un lugar donde comprar, alquilar o recargar con urgencia bombona de oxígeno y hasta para lograr un cupo en algún hospital.
Juan Ramírez se sintió mal el 25 de marzo. Pesadez en el cuerpo y una sensación de gripe encendieron las alarmas. Sin embargo, luego de consultar a un médico amigo el nerviosismo cedió, pues le dijo que no se trataba de coronavirus. Los días pasaron y el malestar no había desaparecido por completo. De momento le sobreviene un gran cansancio y le costaba respirar. Para este hombre de 59 años era común pensar que cualquier queja de su cuerpo era producto del estrés y cansancio.
Al momento de su hospitalización la saturación de oxígeno marcaba 80%, por lo que requería apoyo para respirar. En el centro de salud le garantizaron el suministro siempre y cuando tuviesen llenas las bombonas, y advirtieron que si se llegase a agotar deberían buscar donde recargar mientras en centro de salud hacía la petición a las autoridades.
Cuando varios días después María Velázquez recibió el mensaje del personal donde estaba internado su esposo, de una vez emprendió la búsqueda de un lugar para recargar la bombona. De 30 a 50 dólares le pedían para llenar el cilindro de manera regular, pero debido a la inmediatez en el mercado negro le cobraron $100 para tenerla recargada en media hora, de lo contario debían sumarse a un extenso listado personas en la misma situación.
Hoy, con el paciente ya en casa, la familia de Juan Ramírez piensa en que si no hubiesen tenido el dinero no hubiesen podido salvarle la vida.
De Valencia a Caracas
La recomendación número uno de los médicos para atender a sus pacientes con covid-19 desde casa es el monitoreo constante de los niveles de oxígeno, por lo que recomiendan el uso de un oxímetro, equipo que se utilizan para medir los niveles de saturación de oxígeno en sangre.
Pero en Venezuela la compra de un oxímetro es inalcanzable para muchos bolsillos. Su valor en bodegones, farmacias y tiendas online va desde 15 hasta 30 dólares, lo que equivale a más de 75 millones de bolívares, según la tasa oficial del Banco Central de Venezuela (BCV) para el viernes 23 de abril.
Joel Goncalves tomó junto a su familia la decisión de tener en casa bajo tratamiento médico a su padre de 68 años, quien había sido diagnosticado con covid-19 por un especialista de la salud que se trasladó hasta su hogar.
“Mi papá nunca estuvo hospitalizado, y no fue que no lo requería, fue que nosotros no estuvimos de acuerdo en someterlo a la situación actual de los hospitales” dijo.
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Con información de Tal Cual