Según explican los conocedores en la materia, las depresiones económicas ya no son usuales en el mundo. Se diferencia de una recesión en que ésta solo es una desaceleración pasajera, mientras que una depresión es el punto más bajo del ciclo económico. El ejemplo más conocido es la Gran Depresión de los años 1930 que afectó la economía mundial y fue particularmente grave en Estados Unidos.
También se conoció “el pánico de 1837″, una crisis financiera en Estados Unidos que se debió a una especulación en el mercado de bienes raíces y, la Larga Depresión de 1873 a 1896 que afectó a gran parte del mundo y fue contemporánea con la segunda revolución industrial.
Una depresión económica se caracteriza principalmente por estos dos factores: un declive del Producto Interno Bruto (PIB) mayor del 10% y una recesión que dure tres o más años.
En este tipo de crisis también se observa una caída de la demanda, una disminución de la inversión y de los salarios, lo cual reduce la capacidad adquisitiva y el consumo.
Hasta la fecha Venezuela tiene una caída de la actividad económica de 8,9% y de 5,6% entre los años 2014 y 2015. Pero se prevé una baja del PIB de entre 10% y 11% para 2016. De acuerdo a estos resultados, el país entró claramente en recesión.
Según cifras suministradas recientemente por Conindustria, entre 2012 y 2016 la disminución de este indicador en la industria es de 28,7% y la caída de la tasa de crecimiento acumulada del PIB per cápita de la manufactura es de 39,3%. Este último dato significa que el sector no puede suplir la demanda de 4 de cada 10 venezolanos.
Conforme con consultoras privadas el poder adquisitivo bajó 42% producto de la alta inflación. Mientras que el consumo cae 10% y el 52,2% de los empresarios advirtió una disminución en el empleo.
Las inversiones en Venezuela no han escapado de la crisis y en especial las ejecutadas por el sector privado. El gremio del sector industrial informó que 29,7% de las empresas en el país no pudieron realizar nuevas inversiones y el 81% dijo que sus ventas cayeron este año.
“Es el peor desempeño económico de cualquier tiempo de paz que ha vivido el país. Venezuela vive la gran depresión chavista”, afirmó en septiembre Francisco Ibarra, director de Econométrica, durante un foro organizado por la firma.
Para Francisco Rodríguez, economista jefe de la banca de inversión Torino Capital, Venezuela se encuentra sumergida en una grave crisis en la cual no se observan decisiones para paliar entre otras cosas, la alta inflación, la escasez y la caída de la actividad económica. “Estamos en una situación que se ha convertido en la peor crisis de la historia venezolana y de la historia latinoamericana (…) Venezuela no tiene hiperinflación, pero sí una alta inflación y una depresión económica, quizás comparada con la gran depresión de Estados Unidos. Esas son las consecuencias de las malas políticas económicas“, dijo el mes pasado en el programa de Globovisión Vladimir a la 1.
Los teóricos señalan además que en las depresiones económicas se observan quiebras de empresas, se restringe el crédito bancario y se dan fluctuaciones del tipo de cambio altamente volátiles que, en su mayor parte, constituyen devaluaciones, deflación o hiperinflación.
Si bien en Venezuela el alza sostenida de los precios aún no constituye una hiperinflación, el país sufre una inflación acelerada con tasas anuales de tres dígitos.
En conclusión, la depresión coincide con la fase del ciclo económico en la que la actividad es más baja, las empresas no venden sus productos y se ven obligadas a despedir a trabajadores.
Para el profesor de la Universidad Central de Venezuela, Luis Brusco, Venezuela se encuentra sumida en una “profunda gran depresión”. Explica que en países como Venezuela con bajo nivel de industrialización, las contracciones se convierten en depresión económica.
“Además de la caída del PIB y de la industria del país, la otra característica de este tipo de crisis es la profundización del desempleo relacionado a esa recesión. En el caso venezolano observamos el incremento del trabajo informal que se ubica en 44% que es catalogado como no productivo con un alza moderada del desempleo formal. Según nuestras estimaciones el desempleo está cerca a 25%”, dice Brusco.
Destaca el también ex integrante de la Unidad de Investigaciones Económicas del Banco Central de Venezuela que el aumento de los niveles de pobreza va en consonancia con una economía en clara depresión. “De acuerdo a las cifras que han surgido de las investigaciones realizadas por universidades nacionales, la pobreza extrema alcanza ya 32%, mientras que la pobreza total es 80%. Aquí está reflejado de manera contundente la parte social de una depresión económica”.
FUENTE: EL ESTÍMULO
FECHA: 24 DE OCTUBRE, 2016