La escasez de gasolina se hizo presente en todo el país. Llegó hasta Caracas, la cual había estado «blindada» pues el chavismo se cuidó mucho de que la capital de Venezuela sufriera los problemas de los servicios públicos. El desabastecimiento de combustible y de gas es la muestra palpable de los problemas operativos de Pdvsa, principalmente por la poca capacidad de producción de las refinerías locales.
El Complejo Refinador de Paraguaná (conformada por Amuay, Cardón y Bajo Grande), el Complejo Petroquímico de Jose, la Refinería El Palito y la Refinería San Roque están operando a menos de un tercio de su capacidad instalada, mientras que Venezuela ha importado cada vez más productos para cubrir el mercado local.
La situación de las seis refinerías de Petróleos de Venezuela es bastante grave, afirmó Rafael Quiróz, economista y experto petrolero. Indicó que tienen en su totalidad capacidad para procesar 1 millón 300 mil barriles de petróleo diariamente. Pero en estos momentos, apenas pueden producir un tercio de ese total. En este porcentaje figuran aceite para motor, grasa, gasoil, gasolina y fuel oil, porque apenas se están procesando 205 mil barriles diarios (bd) de petróleo. Es por ello que hay que recurrir a la importación de combustible para atender la demanda nacional.
En junio de 2018, la administración de Nicolás Maduro dijo que implementaría un plan para aumentar la producción de crudo en 1 millón, pero desde esa fecha hasta ahora las cifras no han podido superar los 950 mil bd.
La falta de mantenimiento, la caída de las inversiones, la renuncia de personal capacitado, la migración, las irregularidades de los contratos suscritos con otras naciones y empresas de servicios y la corrupción son los factores que han contribuido al deterioro de la infraestructura petrolera nacional, que ha empeorado por las sanciones de Estados Unidos a Pdvsa.
Las fallas de refinación de la empresa dispararon las importaciones venezolanas. Durante 2018, Pdvsa compró en el exterior 253.000 bd de petróleo, nafta, gasolina y diésel, lo que representa un máximo histórico y un incremento de 40% en comparación con los 180.250 bd adquiridos en 2017, según cifras internas de la estatal obtenidas por Reuters. Tras las sanciones, las compras externas continuaron pero a menor medida.
Paraguaná: maravilla mundial en proceso de extinción
Con una capacidad de procesamiento de 940 mil barriles al día, el CRP fue tomado como referencia internacional, no solo por la importante infraestructura, sino por los altos estándares de calidad que existían al momento de despachar el producto.
Para el secretario de Profesionales y Técnicos Petroleros de Venezuela y secretario general del Sindicato de Trabajadores Petroleros y Gasíferos de Falcón, Iván Freites, quien inició su trayectoria en los años 80 dentro de Pdvsa, la debacle arranca al momento de introducir «políticas nefastas» en los diferentes espacios laborales, con la consigna de acabar con el presunto monopolio que mantenía Estados Unidos sobre la estatal.
20 años después, los resultados están a la vista de todos. Un complejo en evidente abandono, sin inversión, con fallas de mantenimiento de plantas, con escasez de personal especializado y con índices en procesamiento de crudo que a duras penas sobrepasa los 100 mil barriles diarios en las refinerías Amuay y Cardón.
Según las cifras que maneja el vocero sindical, antes del año 2000 se producía en Venezuela un total de 350 mil barriles de gasolina por día, de los cuales 200 mil bd eran para consumo de los venezolanos y a su vez se exportaban 150.000 bd. «Hoy esta exportación está en cero y nos hemos convertido en importadores. Es decir, que ahora para poder cubrir la demanda nacional tenemos que traer de afuera 170 mil barriles de gasolina por día».
Aunado a esto persiste una situación de saqueo en el CRP, que de acuerdo a las declaraciones de Freites, es promovido por el Gobierno nacional.
Por esta razón, se observa la escasez de combustible en el país, donde actualmente el consumo por día es de 110 mil barriles para el parque automotor venezolano, pero Pdvsa solo aporta 30 mil barriles de gasolina importada, quedando un faltante de 70 mil barriles diarios del combustible.
Lejos de visualizar una salida, las autoridades parecen no tener freno en su plan de desmantelar por completo al coloso petrolero de Paraguaná. Fuentes internas aseguran que el mismo saqueo se extiende hacia el gasoil, producto que también era exportado, pero por las mismas maniobras del socialismo, apenas alcanza una producción de 40 mil barriles para consumo interno que no alcanzan a cubrir la demanda de 80 mil y 100 mil barriles diarios para los venezolanos.
Planta de lubricantes cerró hace ocho años
La descripción de quienes están dentro de los espacios de las refinerías de Amuay y Cardón, dan cuenta de un panorama desolador, con patios llenos de chatarra y con plantas que desde hace años mantienen cerradas sus puertas.
«Desde el 2012 no se produce ni un litro de aceite en el país», así lo refiere el principal vocero del sindicato que agrupa a los trabajadores petroleros y gasíferos de la región, reiterando que uno de los complejos con mayor demanda y mejor tecnología era la que conformaba el área de producción de lubricantes, ubicada en la refinería Cardón, la cual está paralizada hace ocho años.
Cardón IV representa pérdidas en gas
Venezuela tiene 3% de las reservas mundiales de gas natural y a nivel continental tiene 73%, sin embargo, en este país muchos hogares no cuentan con gas doméstico.
Con el descubrimiento del campo de gas Perla situado en el bloque Cardón IV, en aguas del Golfo de Venezuela, frente a la península de Paraguaná, se inició uno de los proyectos de mayor envergadura a nivel nacional en materia de hidrocarburos.
El diario El País de España resalta en un reportaje del 2015, que la explotación del pozo arrancó con 150 millones de metros cúbicos de gas al día y que fue avanzando hasta ubicarse en los 450 millones de pies cúbicos por día destinados al consumo local de Venezuela.
Los encargados de la empresa petrolera española Repsol, responsables del hallazgo que denominaron el mayor descubrimiento de gas en la historia de la compañía, vislumbraron que para el 2020 la producción estaría por el orden de los 1.200 millones de pies cúbicos de gas y que mantendría este volumen hasta el 2036.
Pero además, en 2018 Repsol declaró que el proyecto Cardón IV es una inversión que le ha generado grandes pérdidas por incumplimiento de Pdvsa, que para ese entonces le adeudaba 324 millones de euros por el gas natural que sale del campo Perla IV.
Lo cierto es que en la actualidad solo se cuenta la producción de gas butano de la planta Jose en Anzoátegui, que cubre 10% de la demanda nacional para el llenado de bombonas, implemento que utilizan en casi todos los hogares para poder preparar sus alimentos. Esta mínima producción del gas butano deja por fuera al 90% de los venezolanos, que desde hace varios años viene enfrentando graves problemas con el suministro de este importante servicio público.
El Palito no da nada
El origen de la refinería El Palito, ubicada en la carretera nacional Morón – Puerto Cabello, estado Carabobo, se remonta al año 1954 cuando comenzó a ser construida por la trasnacional Socony-Vacuum Oil (actual ExxonMobil). Seis años después, el 23 de junio de 1960, la planta inició operaciones con una capacidad de procesamiento de 55.000 bd, de acuerdo con la web oficial de Pdvsa. No obstante, fue incrementando su capacidad hasta alcanzar 150 mil bd, pero ha mostrado una fuerte caída en la producción hasta llegar a mínimos de 45 mil bd.
Fuentes del sector afirman que las áreas de la refinería como crudo, vacío, oxigenado y azufre, entre otras, están totalmente paralizadas, porque han descuidado el mantenimiento. «Hoy esas áreas están inoperativas y los trabajadores me han comunicado que se ve el gran deterioro, da lástima, porque la industria petrolera siempre ha sido la punta de la columna vertebral de la economía en Venezuela», indicó el exsecretario general del Sindicato Petrolero del estado Carabobo, Diego Espinoza, en rueda de prensa.
Recalcó que la refinería operaba anteriormente de manera eficiente con 1.200 trabajadores, sin embargo, con la llegada del «gobierno revolucionario» incorporaron cerca de 5.000, pero el número ha disminuido hasta llegar a 1.800 personas en nómina. «Hoy ni siquiera le dan almuerzo, a las 12 del mediodía los mandan para sus casas. Muchos trabajadores se han visto obligados a realizar paros escalonados frente a la refinería para exigir mejores salarios y beneficios».
Jose: posible colapso
El 14 de agosto de 1990, cuando se inauguró el Complejo Petroquímico Industrial General de División José Antonio Anzoátegui, también conocido como el Complejo de Jose, se informó que las cinco plantas mejoradoras que allí funcionarían (operadas por empresas trasnacionales llegadas al país con la apertura petrolera) tendrían la capacidad de procesar 935 mil barriles de crudo.
Hoy, casi 30 años después, la realidad es diferente. Las instalaciones ubicadas en la zona oeste del estado Anzoátegui, a unos 35 minutos de la ciudad de Barcelona, pasaron a ser manejas por empresas mixtas con participación mayoritaria de Pdvsa y la capacidad de refinación es prácticamente nula, pues sumando todas las plantas, a duras penas se ubica en 210 mil barriles diarios.
Con información de Tal Cual