A medida que la crisis humanitaria sin precedentes de Venezuela continúa profundizándose, el régimen de Nicolás Maduro se ha aprovechado descaradamente de las dificultades de la población para fortalecer su control político. La muestra de esta táctica hace especial hincapié en distorsionar los programas de suministro de alimentos, utilizando de manera efectiva los alimentos como una herramienta política para manipular y controlar a la población venezolana.

La colapsada economía de Venezuela, ha creado una población cada vez más vulnerable. A pesar de la crisis económica y humanitaria sin precedentes, el régimen continúa rechazando la ayuda del exterior e impone políticas malintencionadas que solo deterioran aún más la economía.

Maduro sigue fortaleciendo un sistema subsidiado de distribución de alimentos motivado, los CLAP, que son una respuesta desesperada y estratégica a la escasez desenfrenada de alimentos y la pobreza en Venezuela. El régimen ha seguido implementando políticas altamente ideológicas que socavan la producción agrícola.

Además, el gobierno impone estrictos controles de precios, lo que perjudica aún más a los productores y conduce a una escasez extrema. El régimen no ha podido controlar la inflación, que ha desintegrado la economía de Venezuela, como resultado, muchos venezolanos pobres ahora dependen de las entregas CLAP para poner comida en la mesa.

El vínculo entre la comida y la política se basa en la introducción del Carnet de la Patria que se ha vuelto cada vez más necesaria para acceder no solo a los beneficios de los CLAP, sino también a la atención médica, universidades, empleos gubernamentales e incluso a los subsidios del gobierno dotados a discreción personal de Maduro.

El uso del carnet de la patria se ha expandido a los centros urbanos y barrios pobres. Se está volviendo evidente que el régimen de Maduro está armando su programa de red de seguridad durante tiempos de crisis con el fin de priorizar, amplificar y concentrar el poder político.

El programa CLAP está sosteniendo al régimen de Maduro no solo a través de la manipulación política, sino también financieramente. El gobierno, los oficiales militares y una red de personal de operaciones utilizan el programa CLAP para beneficiarse personalmente, dirigiendo decenas de millones de dólares de los ciudadanos venezolanos a sus propios bolsillos.

Por la cantidad de dinero pagado por estas cajas, Venezuela podría haber comprado tres veces más alimentos del extranjero que las cajas de CLAP.

Con información de Descifrado

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