Entre los 35 y los 40 años de edad una mujer debería hacerse un estudio de imagen de mamas. Pero el problema, en medio de la crisis, es que los exámenes mamográficos en centros de salud pública ya no los están haciendo, y donde quedan algunos equipos los resultados generan dudas.

Desde que una mujer se palpa los senos y consigue un nódulo inicia la carrera para sobrevivir. Carrera que está llena de obstáculos. El primero, las deficiencias en la red de atención pública, donde ni siquiera hay equipos de diagnóstico para hacer una mamografía.

El segundo, se ve obligada a ir a la red privada, pero para ello necesita dinero. Luisa Rodríguez Táriba, presidenta de Funcamama, una institución civil que lucha contra el cáncer y las enfermedades crónicas, estimó que se requieren mínimo 3000 dólares para empezar a hacerse los exámenes de pesquisa.

De acuerdo con las organizaciones que trabajan en pro de los derechos de la mujer, al día mueren ocho por esta patología. Llegan a las consultas ya con la enfermedad avanzada, o luego de la operación no consiguen hacerse las quimios y radioterapias, lo que empeora sus condiciones. Por eso fallecen.

El doctor Álvaro Gómez, jefe del servicio de Patología Mamaria del hospital oncológico Padre Machado, ciertamente ha observado que las venezolanas cuando llegan a la consulta tienen la enfermedad avanzada. Aquí algunas razones.

¿Hay estadísticas que muestren el avance del cáncer de mama?

—En los actuales momentos no hay estadísticas oficiales, siguen diagnosticándose los casos como enfermedad avanzada en más de 60 % de las pacientes que asisten al hospital.

¿Cuál es el déficit de especialistas?

—Es difícil decir un porcentaje, pero estamos muy por debajo del número de especialistas necesarios para tratar a pacientes con cáncer. Los médicos recién graduados no concursan para los posgrados de oncología, prefieren emigrar, así como lo ha hecho entre 20 % y 30 % de nuestros especialistas.

¿En cuántos centros públicos están atendiendo o aplicando tratamiento?

—En los actuales momentos se están tratando pacientes oncológicos solo los que ameritaban cirugías posquimioterapia, los que debían iniciar tratamientos sistémicos, pero en un porcentaje menor que en años anteriores, tanto por falta de insumos y medicamentos, pero más por la situación de pandemia.

¿Las unidades de radioterapia están funcionando?

—En los actuales momentos los servicios de radioterapia pública en más de 50 % tienen problemas para administrar tratamientos radiantes.

¿Cuál es el promedio de sobrevivencia? Es decir, la expectativa de vida de la mujer con cáncer de mama.

—No hay duda de que la crisis actual tendrá un efecto negativo, disminuirá la supervivencia  y aumentarán las recaídas.

¿Los equipos de imágenes en qué estado se encuentran?

—En el ámbito público las carencias en imágenes son todas, faltan equipos, los que quedan la mayoría están en mal estado, pendientes de ser reparados, y a esa situación se suma la falta de especialistas. Nuestras mujeres pacientes tienen muchas dificultades para acceder a los estudios y tratamientos. Ahora, es difícil  dar proyecciones cuando no hay información oficial, seguimos viendo pacientes con enfermedad avanzada, en medio de  una condición económica y una pandemia que empeoran el escenario del paciente oncológico en Venezuela.

Prevención y supervivencia

No es muy distinto el análisis que hizo el doctor Enrique López Loyo, presidente de la Academia de Medicina y vicepresidente de la Sociedad Venezolana de Mastología. Él, a propósito del mes rosa, explicó lo que implica la patología mamaria y la importancia en la prevención y supervivencia de la mujer, en medio de un proceso fuerte de migración de médicos del área y falta de equipos de diagnóstico.

Explicó que la mastología es una actividad médica asociada a grupos multidisciplinarios, que incluye cirujanos oncólogos, radiólogos especialistas dedicados al seguimiento y control de estudios como mamografías y ecosonogramas; oncólogos clínicos para tratar la patología de forma médica; terapistas oncológicos; radio-oncólogos, cirujanos plásticos para la reconstrucción, patólogos para establecer diagnósticos precisos y estudios pronósticos.

El trabajo del patólogo, la especialidad de López Loyo, tiene que ver con la determinación de si hay o no positividad para receptores hormonales de estrógenos y progesteronas; de la existencia o no de una molécula importantísima que es un oncogen llamado Her2 y Neu, y de un factor de proliferación que al estar presente va a propiciar que el cáncer se comporte peor.

“Y el otro elemento de pronóstico es un factor de proliferación que se llama Ki67, el cual indica la capacidad de proliferación que va a tener o no el tumor. Cuando se analizan estos elementos uno sabe cuál va a ser la forma, cómo se va a comportar el cáncer en cada paciente”, dijo.

¿Ahora eso se puede determinar?

—En Venezuela, desde 2009, el cáncer de mama aparece como la primera causa de muerte de la mujer. La última estadística que publicó el Ministerio de Salud en su anuario fue en 2012, y era una cantidad superior a los 4000 casos, que ponía una mortalidad diaria de una mujer muerta cada dos horas. El sistema de atención ha degenerado tanto. En los actuales momentos no hay terapia oncológica, quirúrgica ni médica. Donde hay es muy limitada, y no hay la radioterapia que se debe aplicar en un cáncer llamado focalmente avanzado y que puede ser recuperable. Por lo tanto, es una situación grave. Solo había en dos grandes centros públicos con equipos de diagnóstico de radioterapia oncológica y hasta el mes pasado quedaba solo uno, en el estado Yaracuy.

¿Cuál es la proyección?

—La circunstancia desde 2014 en el sistema de salud es catastrófica, y nosotros, de acuerdo con la proyección de esas estadísticas de 2012, estimamos que debe ser muy elevada en estos momentos. No me atrevo a dar una cifra, puesto que siempre trabajamos con datos oficiales. La Sociedad Venezolana de Mastología inicialmente hacía que las mujeres tuvieran una prueba anual de mamografía como el más importante estudio de pesquisa en cuanto a equipos de diagnóstico para detectar el cáncer de mama. Entre los 35 y los 40 años de edad debería hacerse ese examen, pero el reto, en medio de la crisis, es que los estudios mamográficos en centros de salud pública ya no se hacen, y donde quedan algunos equipos de diagnóstico generan dudas en el resultado.

El especialista indicó que una mujer que se detecte un nódulo tiene que hacerse una mamografía y una resonancia magnética, lo cual da una capacidad de diagnóstico mínima, pero “eso está muy limitado a pacientes que pueden solo pagarla en centros privados. Los mamógrafos que existen en una gran cantidad en centros privados son analógicos y dan una imagen que no dan la capacidad de amplificar adecuadamente ni dan la nitidez para hacer el pronóstico médico”.

El estudio mamográfico está regido por un sistema de clasificación llamado biracs, que es un sistema de clasificación radiológico de la mama. A un nivel de  biracs se considera sospechoso o positivo el estudio de la mamografía. Siendo el estudio fundamental en el país, López Loyo consideró que se debe estimular la educación médica y familiar para que las mujeres cumplan con la realización fundamental de la pesquisa, antes de someterse a los equipos de diagnóstico.

“Un elemento importante en la prevención en edades tempranas es que a la mujer se le enseñe a realizarse el autoexamen de mama, el cual es un estudio muy sencillo: palpación sistemática siguiendo la dirección de las manillas del reloj en cada una de las mamas, al  menos una vez a la semana, una vez terminado su aseo personal. Esa exploración permitirá saber si existe algún abultamiento irregular”.

De ahí en adelante, explicó, entraría el equipo de mastología, que es una disciplina de la oncología asociada al estudio completo de la mama:

Una paciente con sospecha normalmente va al ginecólogo o va al cirujano general u oncólogo.

En esa consulta le indica una mamografía con ecosonograma.

Luego de que actúa el radiólogo, el estudio se lleva al cirujano oncólogo y él, de acuerdo con la graduación que da el estudio mamográfico, indica o no una  biopsia.

Toman una muestra de punción con aguja gruesa y eso le llega al patólogo, que procesa e identifica si hay o no cáncer, qué tipo de lesión, y realiza un estudio llamado inmunohistoquímica para establecer los factores pronósticos.

Ese resultado regresa al cirujano oncólogo quien, de acuerdo con el grado, establece lo que se va a realizar: quimioterapia, radioterapia o cirugía.

“Pero eso es máximo tres meses después de establecido el diagnóstico. En Venezuela existen muchas limitaciones, aunque algunos hospitales mantienen el nivel de solución quirúrgica; sin embargo, el gran problema es que el paciente tenga o no dinero para la quimioterapia y radioterapia, si es requerida en un momento dado. Por eso las pacientes están evolucionando para peor. Ese es el diagnóstico actual del cáncer de mama en el país”, lamentó.

Con información de Crónica Uno

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