Casi tres semanas lleva una joven de 25 años buscando dos antibióticos para su hermana que padece de bronconeumonía y hasta ahora lo único que pudo conseguir, gracias a una donación, fue una caja incompleta de un medicamento que no es precisamente el que el médico le recetó.
«Hemos recorrido aproximadamente unas 20 o 25 farmacias» del este de Caracas y no conseguimos los antibióticos, dijo a Efe Daniela Colmenares, quien a pesar de su indignación y preocupación por la situación, continuará con su búsqueda porque su hermana necesita el tratamiento.
Venezuela vive una aguda crisis de desabastecimiento en materia de medicinas desde más de dos años y la situación no parece mejorar.
Efe hizo un recorrido por unas 15 farmacias ubicadas tanto en el este como en el oeste de la capital venezolana y constató la ausencia de antibióticos, hipertensivos, anticoagulantes y otros.
Los trabajadores y dueños de farmacias consultados por Efe coincidieron en que llevan semanas e incluso meses sin recibir los medicamentos mencionados, tal es el caso de la Farmacia España -en el oeste de Caracas- que, según uno de sus trabajadores identificado como Euricles, llevan ocho meses en «grave» situación.
«No hay nada para la tensión, no hay nada para los diabéticos, no hay nada para la circulación, no hay nada pediátrico, estamos sumamente escasos. Los hipertensivos llegan pero dos o tres unidades» que se agotan de día para otro, agregó.
Una trabajadora de una red de farmacias del país, que no se identificó por temor a represalias, aseguró a Efe que desde el año pasado carecen de hipertensivos y de antibióticos.
«Antibióticos. Nos llegó hace dos semanas, una cajita de Amoxicilina, una cajita de 18 cápsulas, y fue del tipo genérico no el original», dijo.
A la falta de antibióticos e hipertensivos se suman los anticonvulsivos, anticoagulantes, los anticonceptivos regulares, algunos tipos de antimicóticos y algunos medicamentos para el cáncer.
Marilin España, una joven de 21 años que sufre de leucemia y que se encuentra internada en el Hospital José María Vargas, en
el oeste de Caracas, relató a Efe que lleva una semana buscando Citarabina, un medicamento para su enfermedad y que hasta ahora no lo ha conseguido, aunque indicó que es la primera vez que le sucede.
«Algunos los conseguía rápido y otros me los daban en el Hospital en el que yo estaba antes, en el Seguro Social de La Guaira (estado Vargas, centro)», apuntó.
Sin embargo, Laura Díaz de 55 años, también ingresada en el mismo hospital Vargas, en su caso por sufrir de trombosis, señaló que lleva un mes buscando un anticoagulante para su tratamiento y que hasta ahora lo ha conseguido a través de donaciones.
Ambas mujeres recalcaron que durante su permanencia en el hospital han tenido que comprar y buscar tanto los medicamentos como los materiales médicos que necesitan, como jeringuillas, sueros o gasas.
El pasado 27 de enero, el presidente de la Federación Farmacéutica de Venezuela (Fefarven), Freddy Ceballos, manifestó que la escasez de medicamentos en el país caribeño se sitúa en el 85 por ciento e indicó que la caída de entrega de divisas es uno de los factores que más afecta a la producción de medicinas.
El Gobierno venezolano ha implantado distintos mecanismos para resolver el problema, pero hasta ahora sin éxito, aunque asegura constantemente que llegan materiales y medicamentos al país.
Este problema llevó al Parlamento venezolano, de mayoría opositora, a declarar una «crisis humanitaria de salud» durante 2016 y esta misma carencia hizo que la oposición pusiera como condición para un diálogo con el Gobierno de Nicolás Maduro, que se abriera un «canal humanitario» para el suministro de medicinas.
Tras iniciarse esas conversaciones, en diciembre pasado la Cancillería anunció que se ampliarían los canales de cooperación con la ONU para el ingreso de medicamentos, pero un mes después el diputado opositor José Manuel Olivares aseguró que el Gobierno no los había adquirido.
Hasta hoy son muchos los venezolanos que al no lograr sus medicinas en las farmacias recurren a otros canales como las redes sociales, los medios de comunicación o recibirlos desde el extranjero.
Pero no todos pueden hacerlo, como Elsa de Ángulo, una ama de casa de 63 años que lleva ocho meses sin tomar las pastillas que le recetó su médico para la circulación y que ha tenido que recurrir a medicamentos «naturistas» para, por lo menos, controlar un poco sus dolores en las piernas.
Fuente: Informe 21/ LR/ EFE
Fecha: 25 de febrero de 2017