Más de 60.000 habitantes del municipio Guajira, en el estado Zulia, se quedaron esperando el agua por tubería, a pesar de que el gobernador Omar Prieto prometió el 3 de febrero de 2020, que los pueblos indígenas Wayuu y Añú tendrían agua potable tras la reactivación del acueducto El Brillante. La promesa no se cumplió y los ciudadanos de la región siguen en la espera de disfrutar algún día del líquido.
Según la alcaldesa del municipio Guajira, Indira Fernández, los trabajos en el acueducto El Brillante están avanzados en el tema de alumbrado, saneamiento de los tanques, en la incorporación de maquinarias de Carbozulia para la limpieza y el arreglo de la vía que conduce hacia el tanque La Estrella donde se almacena el agua.
Alberto Guerrero, habitante de la población de Paraguaipoa, señaló que el tema del agua por tubería es muy complicado, porque en algunas zonas del eje de la montaña, en la parroquia Guajira, fueron desvalijadas las tuberías y las que quedan están oxidadas.
«Llevo más de 15 años escuchando que la Guajira va tener agua por el acueducto El Brillante. ¡Qué mentira tan grande! ¿Cómo va a llegar el agua si no hay tubería? Será por arte de magia. El gobernador llegó anunciando que en 15 días íbamos a tomar agua dulce; puro pote de humo».
Josefa González, habitante de la Guajira, señaló que desde hace 10 años se olvidó del agua por tubería. «Ay mija, el cuento del agua es un tema cansón, por eso decidí hacer mi pozo para el consumo de mi familia. Sé que no es apto para el consumo humano, pero lo hice por la necesidad y porque no iba a dejar morir a mis hijos de sed. ¿Cuántos recursos le han inyectado al acueducto El Brillante? Muchísimos, pero ese dinero agarra otro camino».
Mientras tanto, los pobladores de esta región fronteriza siguen consumiendo agua de los pozos artesanales y de los jagüeyes. Otros compran un tanque de agua de 1.000 litros en 30.000 pesos colombianos, que equivalen a 600.000 bolívares, a los camiones privados.
Con información de El Pitazo