La ampliación a cuatro canales de la autopista fue inaugurada el 21 de diciembre de 2015, después de tan solo nueve meses de trabajo, sin previas evaluaciones y estudios sobre la canalización del río El Valle, afluente del Guaire y el segundo más caudaloso de la capital.
Durante su construcción, el entonces ministro de Tránsito Terrestre, Haiman El Troudi, anunció que “240 mil vehículos al día se ahorrarán más de hora y media de cola” con ese viaducto de más de tres kilómetros. Las imágenes y videos de la autopista tras caer las lluvias demuestran lo contrario.
Para los expertos, lo ocurrido no es sorpresa. Celia Herrera, presidenta de la Sociedad Venezolana de Ingeniería de Transporte y Vialidad, explicó a El Estímulo que “si con una lluvia de poca o mediana intensidad el agua sobrepasa el caudal, es porque la obra realizada cambió las condiciones del cauce del río: redujo el espacio de circulación del agua.
“Las inundaciones y viviendas afectadas son costos adicionales que se pudieron haber tomado en consideración en su momento y evitarse situaciones tan traumáticas. Porque, ¿quién indemniza estos daños? Esa es la pregunta que nos tenemos que hacer”, expresó la ingeniero civil.
Representantes del Colegio de Ingenieros de Venezuela (CIV) previnieron en 2015 las consecuencias de la construcción vial. A pesar de los llamados y comunicados público, el ministerio de Transporte Terrestre ignoró esas peticiones.
Así describe Herrera la observación. “Si te están diciendo que tengas cuidado con lo que estás haciendo, deber tener cuidado. Actualmente todos creen que cuando se hacen pronunciamientos se está politizando el tema y uno lo que está buscando es el bien común”.
La ingeniero aseguró que a los ciudadanos les queda seguir insistiendo a que se haga contraloría social y que las medidas necesarias se ejecuten en resguardo de las personas. “Las autopistas y construcciones de vialidad son obras del servicio público y deben ir a favor de la población”, añadió.
FUENTE: EL ESTÍMULO
10 de septiembre de 2016