El libro Saldo en rojo. Comunicaciones y cultura en la era oficialista, publicado por la Universidad Católica Andrés Bello, indica que el Estudio de Consumo Cultural del Proyecto Pobreza realizado por esa casa de estudios no arroja «datos halagüeños para la gestión estatal».

La investigación, que abarcó hasta el año 2008, señala que 85% de los entrevistados manifestó que no visitaba museos ni galerías de arte, 91% no iba a conciertos de música clásica –en un país que tiene como emblema cultural el sistema de orquestas– y 75% no asistía a espectáculos de música popular. Con respecto al mundo de las letras, 69% de la población dijo que no había entrado nunca a una librería y 74% jamás se acercó a una biblioteca.

«Esos porcentajes coinciden con los sectores económicamente menos favorecidos, gran objetivo en principio de la gestión cultural oficial», se indica en el libro.

Siete años después de ese estudio, la I Encuesta Nacional de Imaginarios y Consumos Culturales, realizada en 2015 por GIS XXI para el Ministerio de Cultura, revela que 50% de los entrevistados no visitó una exposición en los últimos 12 meses, mientras que 15% dijo no haber ido nunca a alguna. Apenas 14% fue una o dos veces a un museo durante el año.

Cuando se les preguntó dónde se encontraban las exhibiciones que visitaron, 42% precisó que fue en lugares públicos como calles y plazas; 23% dijo que en galerías y salas de exposiciones, y 17 % en museos. El resto se divide entre universidades, colegios, restaurantes, bancos y la comunidad.

Entre las principales razones por la que no van a exposiciones están: no tiene tiempo (43%), no hay alguna en su localidad (15%) y no le interesan (14%).

En lo que respecta a la música, 70% afirmó que la escucha todos los días. El medio principal por la que accede a ella es la radio (28%), seguido de la descarga gratis por Internet (25%), la compra a buhoneros (18%) y tiendas (11%).

El estudio revela que 68% no fue a conciertos en los últimos 12 meses, mientras que 13% fue una o dos veces en el año. No se especifica si se refieren a presentaciones de música clásica o popular. Sin embargo, ante la pregunta del género musical de los conciertos a los que asistieron, 17% contestó llanera, 16% salsa, 11% vallenato y 8% reguetón. La música clásica fue la preferencia de 3%.

Carlos Guzmán, coordinador de la maestría en Gestión y Políticas Culturales de la UCV, señala que lejos de segmentar las preferencias, en la actualidad las investigaciones de consumo cultural apuntan a la presencia de «omnívoros culturales».

«Estos se destacarían por consumir, sin distinción, alta cultura y cultura popular, asociadas respectivamente a las clases dominantes y dominadas. El consumidor omnívoro va al cine y a la ópera, escucha música clásica, folklórica y también salsa». Asegura que la encuesta de GIS XXI no permite definir la tipología del consumidor, un elemento clave para establecer políticas culturales eficientes.

Las letras también tienen sus cifras en la Encuesta Nacional de Imaginarios y Consumos Culturales: 37% de la muestra dijo que leía diariamente, mientras que 29% informó que no lo hacía con frecuencia. La mayoría (41%) suele leer periódicos, revistas y semanarios, seguidos de libros y cuentos (33%) y la Biblia (10%).

Más de la mitad de los encuestados (60%) dijo que no había comprado libros el último año, mientras que 14% afirmó que lo había hecho una o dos veces en todo el período. Entre quienes adquirieron una obra, 58% lo hizo en una librería, 13% en alguna feria y apenas 8% en alguna librería del Estado.

«Cómo es posible que se haya invertido tanto dinero en libros para que digan que lo que leen es la Biblia y Doña Bárbara, dos textos que las editoriales gubernamentales no imprimen. Eso habla de que el cambio cualitativo no se ha logrado. Nadie responde sobre la inversión en cultura. Hace 11 años se creó el ministerio y tienen 18 años como gobierno, ¿y esos son los resultados que se han logrado?», afirma la investigadora y docente universitaria Gisela Kozak.

Los números de las artes escénicas también son dramáticos. De acuerdo con el estudio, con una base de 3.000 encuestados, 22% de los venezolanos dijo que fue al teatro el último año, 29% disfrutó algún show de danzas tradicionales y 25% un espectáculo de ballet.

38% no asistió a ninguna presentación de artes escénicas entre 2014 y 2015. Si este último dato se contrasta con los arrojados por la Encuesta Latinoamericana de Hábitos y Prácticas Culturales 2013, de la Organización de Estados Iberoamericanos, se observa un aumento notable. En ese estudio realizado por Latinobarómetro, 21% aseguró que no había ido al teatro en un año y 68% no había ido nunca a ver una obra. La variación es de 17%.

Las razones no se especifican en la investigación realizada por el Estado venezolano. Los académicos apuntan a que no solo es por la falta de oferta, sino que es un problema de liquidez.

El bolsillo de los venezolanos ha sido golpeado por una inflación rampante y el primer gasto que se elimina de los presupuestos es el de esparcimiento y recreación: 29% de los consultados considera que las entradas a los espectáculos son muy costosas.

CIFRAS

3% de los encuestados aseguró que asistía a conciertos de música clásica

68% de los consultados por Latinobarómetro para la Encuesta Latinoamericana de Hábitos y Prácticas Culturales 2013 señaló que nunca había ido al teatro

60% de los encuestados por GIS XXI afirmó que no había comprado un libro el último año

FUENTE: EL NACIONAL

FECHA: 17 DE OCTUBRE, 2016

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