Carapita se convirtió en un hervidero el martes 24 de mayo. Los vecinos esperaron por la venta de productos de primera necesidad, pero al no recibir respuesta manifestaron su descontento. Reclamaron al consejo comunal haber estado por casi 12 horas esperando en cola. Su queja fue un grito ahogado por las bombas lacrimógenas y los perdigones que la Guardia Nacional Bolivariana utilizó para dispersarlos.
“Estábamos haciendo cola desde la medianoche porque dijeron que iban a vender productos regulados y a la 1:00 pm nos indicaron que no iban a vender. Cómo es posible que la gente esté amaneciendo de un día para otro. Ya está bueno de lo que estamos pasando. Nuestros hijos están pasando hambre, el pueblo tiene hambre”, afirmó Ingrid Rodríguez, vecina del sector. En medio de la confusión, amigos de lo ajeno aprovecharon para hacer de las suyas: saquearon una carnicería de la zona y otros 2 comercios sufrieron daños en sus fachadas.
El miércoles 25 un grupo de 150 personas rompió vidrieras y destrozó estanterías de un supermercado en Valencia. Cargaron con los monitores de las cajas registradoras, planchas, licuadoras, plantas eléctricas y compresores. Algunos empleados fueron agredidos, indicó el diario El Carabobeño. Ese mismo día en la ciudad de Coro, según La Mañana, compradores desesperados rompieron la lona de un camión que esperaba para ingresar a un hipermercado y se llevaron 400 bultos de harina.
Estas situaciones son solo una muestra de lo ocurrido en toda Venezuela en los primeros 5 meses de 2016. Las protestas son fundamentalmente por servicios básicos y alimentos, indica Marco Antonio Ponce, coordinador general del Observatorio Venezolano de Conflictividad Social. “Son protestas populares y masivas, manifestaciones espontáneas no ligadas a partidos y llevadas a cabo por vecinos”.
De acuerdo con el seguimiento que ha hecho el OVCS, quienes protestan son vecinos que pierden la paciencia, son más frontales con las fuerzas de seguridad y pueden llegar a actuaciones violentas porque no están organizados. Por esa razón se ha incrementado la agresividad. “La tendencia histórica de la protesta violenta en Venezuela ha sido de 2%, pero ya en el segundo trimestre de 2015 se triplicó. De enero a abril se incrementó a 7%”, expresa Ponce, quien señala que el venezolano ha cambiado su comportamiento, ahora menos apegado a la legalidad.
“Quienes encabezan las protestas no son estudiantes, respetuosos de la ley y creativos; ni trabajadores, más sistemáticos y organizados; adultos mayores, transportistas o partidos políticos; ahora son los vecinos quienes toman el mando con todo lo que supone y las consecuencias que eso puede acarrear”, expone Ponce. Por eso ha habido un repunte en los saqueos y en los intentos de saqueo, que sumaron 166 entre enero y abril, y 73 solo en lo que va de mayo.
El OVCS reportó 2.138 protestas en los primeros 4 meses del año, 508 por alimentos. Desde octubre de 2015 a abril de 2016 las protestas por alimentos aumentaron 92,94%, de 78 a 145. Hasta hace 5 años el grueso de reclamos era por derechos laborales. Ponce afirma que se dan 18 protestas diarias en Venezuela, 9 de ellas por alimentos y servicios básicos, sin vinculación, sin hilo conductor, con la única razón de buscar satisfacer las necesidades, pero en nada concatenadas una a la otra. Anzoátegui, Miranda, Zulia, Bolívar y Distrito Capital son los estados de mayor conflictividad, aunque la protesta se disemina en todas las regiones.
Para el coordinador general del OVCS, es el mismo gobierno el que empeora la situación. “Vemos con preocupación que el presidente Nicolás Maduro toma decisiones que más bien agudizan el conflicto. Si bien en el discurso sostiene que quiere calmar la tensión, en la práctica no es así”.
Cree que en los próximos meses vayan de la mano las protestas social y política, debido a las gestiones para activar el referéndum revocatorio.
Alerta sobre una cada vez más marcada militarización de la fuerza pública y sobre el uso de la represión para controlar las protestas. “Ahora los cuerpos de seguridad están mucho mejor armados y entrenados para reprimir”.
Transformación de identidad. “Vivimos uno de los momentos de mayor perplejidad y malestar de nuestra historia republicana no solo por las carencias y penurias, por la escasez, la inflación y la inseguridad, sino por la desilusión y la obligada transformación con respecto a la imagen que teníamos de nosotros”, afirma el psicólogo Axel Capriles. “La revolución ha transformado la identidad del pueblo de abundancia a escasez, de alegría a tristeza, de alzado a sometido”.
Considera que se está en un proceso inédito en la historia venezolana. Explica que la mayoría de la población quiere un cambio.
“No se acostumbra a una vida que entiende como propia, digna, pero se ha acostumbrado en el sentido de que se han adormecido sus sistemas de reacción, aceptamos conductas de un gobierno que en otros lugares serían inaceptables y hubieran obligado a su dimisión”. Señala que la frustración se torna en agresión, y la agresión en violencia.
Para la psicóloga clínica y social Yorelis Acosta, en el venezolano predominan las emociones negativas: rabia, malestar y desesperación por la escasez, la falta de alimentos y la inseguridad. Observa con preocupación que hay más crispación en las colas y que las manifestaciones violentas empiezan a no ser tan espontáneas. “Hay grupos que se organizan para saquear y salirles al paso a situaciones a las que el gobierno no responde”.
Señala que la ineficiencia gubernamental ya es identificada por el ciudadano, que exige rectificación. “Esta es una sociedad que venció a la polarización. La crisis ha unido a la gente y lo que hay ahora es una pulsación con el gobierno a ver quién puede más”.
Saquear es apoderarse violentamente de algo
“Apoderarse violentamente de lo que hallan en un lugar” es como la Real Academia Española define la acción de saquear. En su primera acepción ensaya, además, otras dos definiciones: “Entrar en una plaza o lugar robando cuanto se halla” y “apoderarse de todo o la mayor de parte de aquello que hay o se guarda en algún sitio”.
Marco Antonio Ponce especifica que para el registro que lleva el OVCS el saqueo es una protesta violenta que afecta un local comercial, gubernamental o privado, a camiones o gandolas cargadas con productos de primera necesidad. Especifica que quienes protestan concretan la toma de todos los productos de manera vandálica.
Los intentos de saqueo son cuando la acción no se concreta, muchas veces por la intervención de la fuerza pública. Una protesta, aun cuando sea violenta, no siempre termina en intento de saqueo.
Fuente: EL NACIONAL
Fecha: 29/05/16