Unos 50.000 venezolanos cruzan a diario el puente internacional Simón Bolívar, principal cruce peatonal en el fronterizo estado Táchira (oeste), según cifras oficiales. A ese flujo se suman en los últimos meses viajeros desde regiones tan distantes como Anzoátegui (este), a unos 1.100 kilómetros.
Es una “odisea para venirnos”, relata Juana Estrado, de 63 años, acompañada por uno de sus hijos.
“Vienen a buscar mercancía, sobre todo comida (…), el pasajero se ha hecho rutinario (…). Observamos que vienen cada ocho o quince días”, comenta Héctor Bolívar, director de vialidad del municipio Bolívar, al cual pertenece San Antonio.
En el camino, relata Juana, muchas veces deben bajar del bus para que sus valijas sean revisadas por militares y policías en alcabalas. “Es bajarnos y subirnos, bajarnos y subirnos, bajarnos y subirnos”, expresa.
Desde Barinas (oeste), a unos 340 kilómetros de San Antonio, Luisa González viaja en su vehículo con el mismo objetivo.
La distancia es más corta, pero Luisa también encuentra obstáculos, entre ellos la crónica escasez de gasolina en zonas del occidente de Venezuela, paradójicamente el país con la mayor reserva de petróleo del mundo. “Pasamos días para recolectarla y, cuando completamos, pues decidimos venirnos”, cuenta esta mujer de 35 años.
El cruce de peatones por los pasos binacionales del área se mantiene pese a las tensiones entre los gobiernos de Venezuela y Colombia, que carecen de relaciones desde febrero.
Con información de El Estimulo