El mandato de Maduro se caracterizó por una profundización de la crisis hospitalaria y la escasez de medicinas e insumos, que motivó a algunas sociedades científicas médicas y ONG a afirmar que el país atraviesa por una “emergencia humanitaria” y que requiere con urgencia asistencia internacional.

Antes de fallecer Hugo Chávez en 2013, la salud pública en Venezuela ya mostraba síntomas de deterioro que, a juicio de diferentes organizaciones científicas médicas, obedecían a inadecuadas decisiones en materia sanitaria, la ausencia de planificación, la desinversión y la corrupción. El ascenso de Nicolás Maduro a la presidencia de la República coincidió con la recesión económica que el país comenzó a experimentar desde el año 2008 y que, a todas luces, fue el catalizador que hizo mermar la situación de salud, que ya para organismos internacionales, como la Organizaciones de las Naciones Unidas (ONU), describen como emergencia humanitaria y que el Gobierno de Venezuela se ha negado en reiteradas oportunidades a reconocer.

Durante la gestión de Maduro se profundizó una crisis hospitalaria que se caracterizó por serios desabastecimientos de medicinas, insumos, alimentos y reactivos, fallas en equipos médicos, problemas de infraestructura y migración acentuada de especialistas. En otros aspectos, los indicadores de salud, que miden la eficiencia del sistema de salud, encendieron alarmas: un gasto de salud minimizado, reducción de camas, aumento de la mortalidad materna e infantil, incremento en la desnutrición por la crisis alimentaria, bajas coberturas de vacunación que se tradujeron en el resurgimiento de enfermedades erradicadas como la difteria y el sarampión, unido al abandono de programas de prevención y control estimularon la explosión sin precedentes de la malaria.

Los indicadores se agravaban en medio de la opacidad: el Ministerio de Salud se encargó de restringir la información epidemiológica y otras publicaciones sanitarias, incluso desde 2016 no está disponible a los ciudadanos las Memorias y Cuentas del despacho de Salud. Bajo las limitaciones en el acceso a información, las protestas de pacientes y sus familiares se acentuaban para denunciar las muertes por falta de medicinas, especialmente de personas que padecían de enfermedades como cáncer, renales y VIH/ Sida. Diferentes ONG, que velan por el derecho a la salud y la vida, solicitan al Gobierno que active los canales de cooperación internacional para atender lo que, incluso, considera una “emergencia humanitaria compleja”. Sin embargo, el Ejecutivo niega que la crisis y asegura que una posible ayuda del exterior implicaría una intervención extranjera. La crisis de salud y alimentaria y sus consecuencias provocaron la migración de cerca de 2 millones de venezolanos, según los datos manejados por la Naciones Unidas, quienes llegaron a países fronterizos, como Brasil y Colombia, en busca de la asistencia que aún no llega a Venezuela, pero que ha sido aceptada por los países receptores de los migrantes venezolanos.

Durante la gestión de Maduro, los hospitales comenzaron a registrar una crisis sin precedentes. La ausencia de medicamentos e insumos influyó en que la calidad de la atención bajara, incluso se suspendieran intervenciones quirúrgicas, que con el agravamiento de la crisis, se limitaron por la ausencia médicos. En 2017, la ONG Provea registró en su informe 9.622 denuncias sobre vulneraciones al derecho a la salud, lo que representó un aumento de 98% con respecto al año 2016.

En los últimos seis años, en Venezuela no solo resurgieron enfermedades erradicadas, también recrudeció la malaria, hasta el punto en que para el año 2017 el país lideró la lista de países de América que registraron mayor transmisión del padecimiento. Desde que Maduro llegó al poder, en 2013, se registraron 78.633 casos y esa cifra se elevó a 411.586 en 2017.

La gestión de Maduro también estuvo opacada por el hambre. En los últimos años, el Gobierno tampoco ha publicado datos sobre el estado nutricional de la población ni de los patrones de alimentación de los venezolanos, a pesar de la crisis alimentaria producida por la escasez y la carestía de productos; aunque los últimos registros de Caritas Venezuela indicaban que 65% de los niños menores de 5 años presentaban algún grado de desnutrición o estaban en riesgo de padecerla.

Con información de El Pitazo

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