Ante la crisis económica que atraviesa Venezuela, estudiar en una universidad privada fuera del estado donde se vive, implica pagar residencia, y al mismo tiempo hacerse cargo de todos los servicios de la casa, siendo una combinación que afecta considerablemente el bolsillo de la familia.

Muchos estudiantes son ayudados por los padres quienes aspiran un mejor futuro para sus hijos, pero el problema está en lo costoso que resulta darles todas estas facilidades a los primogénitos.

Para una persona que devenga sueldo mínimo, es complicado que pueda estudiar en un instituto universitario privado, debido a que solamente costear la educación implica ahorrar todo el salario durante seis meses, porque un semestre se ubica entre los 90 y 100 mil bolívares. Esto sin contar que se debe dejar a un lado otras necesidades como transporte, comida, las fotocopias y la realización de asignaciones que envíen en las materias cursadas.

Además, solamente alquilar una pieza para una habitación oscila entre los 12.000 y 18.000 bolívares mensuales, representando más de un sueldo mínimo.

La vida del estudiante es cada día más difícil, sin el afecto de sus padres, y sin contar con el apoyo de algún familiar cercano.

Hay quienes admiten que por el alto costo de los pasajes hacia otros estados o municipios, solamente viajan cada 15 días para compartir con sus seres queridos.

También los universitarios muchas veces se privan del entretenimiento, de disfrutar momentos gratos entre amigos, como salidas al cine, comer o simplemente pasear, solo por ahorrar dinero que puede servir para imprimir un trabajo, realizar una investigación o cualquier urgencia que se presente a futuro.

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