Una familia en condiciones normales consume 1000 litros de agua diarios. Si en Venezuela hay seis millones de familias, entonces los camiones tendrían que hacer seis millones de viajes por día.
Los vecinos de Los Ruices tienen más de 10 días sin recibir agua potable. Este martes llegó a la comunidad un camión cisterna que organizó una larga cola para que cada vecino pudiera llenar dos o tres pimpinas que tenían. Lo mismo ocurrió en otras zonas de la capital, como La Pastora, Petare, Antímano y Caricuao.
A Venezuela llegaron 252 cisternas el pasado sábado 17 de mayo, como parte de un convenio del gobierno de Nicolás Maduro con China, con el fin de abastecer a 188 municipios del país. En el caso de Caracas, la alcaldesa del municipio Libertador, Erika Farías, aseguró que disponen de 86 camiones entre supercisternas, medianas y pequeñas que llevarán agua a todas las 22 parroquias.
Se suman al despliegue de distribución de agua para Caracas. Ni el período de sequía ni el saboteo al sistema de abastecimiento de agua detendrán el acceso que merece nuestro pueblo a los servicios esenciales”, afirmó Farías.
“Con estos camiones, que tienen la capacidad de transportar 30.000 litros, podrían abastecer por viaje a una sola familia por 30 días”, explicó el ingeniero civil y expresidente de Hidrocapital José María de Viana.
Una familia en condiciones normales consume hasta 1000 litros de agua diarios. De Viana, utilizó números redondos para calcular que, si en Venezuela hay seis millones de familias, entonces los camiones tendrían que hacer seis millones de viajes por día para garantizar el servicio por un mes. “La realidad es que lo máximo que suelen hacer es cuatro o cinco viajes. Eso es una gota de agua en el desierto”, enfatizó.
Este plan de distribución, aparte de ser insuficiente, no representan una verdadera solución. Las cisternas no producen agua, solo la transportan. De Viana explicó que el agua no es enviada por las tuberías porque no hay agua en las ciudades, pero sí en los embalses. El problema radica en los sistemas de bombeo.
Caracas se surte de los embalses Camatagua y Taguaza, cuyo sistema está distribuido en tres grandes tuberías llamadas Tuy I (abastece el oeste de la ciudad), Tuy II (surte el este) y Tuy III (que suministra tanto al oeste como a una parte de Baruta).
Los camiones no es que van a ir a esos sitios a llenar. Van a meterse en la misma red de Caracas y les quitarán el agua a algunos para ponerles a otros”, sostuvo.
La solución es arreglar los sistemas de bombeo para traer más agua desde los embalses hasta la ciudad. Eso requiere más trabajo del que se piensa. Implica inversión, un equipo de profesionales, la rehabilitación de todos los sistemas del país. Y así que, con suerte, al final del tercer año de trabajo la situación cambiaría para pensar en construir obras nuevas.
El desgaste del servicio de agua potable es evidente. Hace 20 años el sistema entregaba a la ciudad 20.000 litros por segundo. Hoy, se están surtiendo nada más 11.000. Casi la mitad de lo que antes recibían los caraqueños.
En sectores populares se han visto las aglomeraciones de los vecinos para llenar sus potes cuando llega la cisterna, mientras el país atraviesa la pandemia de la COVID-19 que requiere de distanciamiento social.
En abril, el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social registró 464 protestas por las fallas de los servicios públicos, que con el paso de los días se han intensificado en sectores de los municipios Baruta, Chacao y El Hatillo. Y, además, Hidrocapital subió las tarifas de sus facturas hasta en 399.000 %.
Las fallas van a seguir. Para De Viana el escenario no es muy positivo, y así como se vio el pasado 14 de mayo una fluctuación eléctrica que afectó al Tuy II e impidió el envío de agua a Caracas, seguramente se verán otras afectaciones porque no se están haciendo las reparaciones completas para que estos sistemas funcionen las 24 horas del día sin problemas.
El punto más crítico después del apagón
La novena y décima semana de la cuarentena han sido las más críticas para la distribución de agua desde el apagón nacional en marzo de 2019. Jesús Armas, presidente de la ONG Ciudadanía Sin Límites, precisó que si se quisiera solo igualar la distribución de agua del acueducto metropolitano, se necesitarían 86.400 viajes diarios de cisternas de 20.000 litros.
Teniendo en cuenta que en Caracas solo hay nueve llenaderos de cisternas y el país cuenta con 94 % de conexión por tuberías, Armas descartó que este plan de Maduro se trate de una solución: “Por el contrario, muestra la incapacidad de Maduro de rehabilitar las hidrológicas”.
El Observatorio Venezolanos de Servicios Públicos (OVSP) reveló en su último informe que 93,8 % de los hogares venezolanos almacenan agua potable. De este grupo, 38,6 % señaló que mantiene reservas para más de cinco días ante la deficiencia del servicio, y 20 % destacó que debe desplazarse a diversos lugares para conseguir el recurso y acarrearlo hasta sus viviendas.
Con información de Crónica Uno