La Universidad del Zulia (LUZ) retrata la crisis que aqueja al país y a otras casas de estudios superiores. En sus espacios están plasmadas las vicisitudes por la falta de energía eléctrica, el ausentismo laboral y estudiantil, así como los rostros de la inseguridad y el hambre.
50 % de los estudiantes se marcharon. La oscuridad y el hampa son en gran parte los responsables de la deserción universitaria durante 2019. El resto cursa sus estudios en condiciones no aptas para el desarrollo intelectual por los salones sin electricidad, baños desvalijados y sucios, pasillos oscuros, así como áreas verdes como junglas, robos a mano armada, transporte inexistente y laboratorios cerrados.
Es un largo etcétera que hace cuesta arriba que LUZ siga exhibiéndose como una de las mejores del país.
Yudith Aular, rectora encargada de la universidad, calificó de grave la situación actual que atraviesa la casa de estudios. “La inseguridad, el robo de equipos sobre todo en la Facultad de Ciencias y la falla de electricidad son nuestros principales adversarios”.
Agregó que a esta cadena de problemas se suma la diáspora de profesores, personal administrativo y obrero. “El presupuesto que nos asignan no nos alcanza para nada, por eso los estudiantes se quedaron sin transporte, no tenemos cómo movilizarlos y los más afectados son los de Guajira, Costa Oriental del Lago y Sur del Lago”.
Relató que las autoridades de LUZ han hecho llamados reiterados a la Corporación Eléctrica de Occidente. “Muchos de los problemas de electricidad que tenemos son responsabilidad directa de Corpoelec, pero no nos atienden”.
Están en las tinieblas la Facultad de Ingeniería, que tiene más de dos meses sin servicio; la de Ciencias lleva seis meses a oscuras, mientras que la de Humanidades suma una semana sin electricidad. “Esta es una situación que afecta a todas las universidades del país”.
Destacó que en el caso de LUZ existen otros factores que le dan un plus a la crisis. “Las fallas en el suministro de gasolina condicionan el traslado, no solo de los estudiantes, que aún utilizan el transporte público, sino de profesores”.
A la deriva
“Ir a la universidad a diario es un verdadero sacrificio”, esta oración es común entre los estudiantes de la Facultad Experimental de Ciencias. “Son 300 hectáreas en total abandono”, dijo Michellangela D’espagñolis, de 20 años de edad, de los cuales tiene 5 estudiando Física.
El año pasado las actividades académicas de LUZ se paralizaron durante cuatro meses por las fallas eléctricas. En febrero hubo presentación de tesis, pero desde marzo no se han podido terminar de gestionar los papeles para egresar porque las oficinas están cerradas.
Hambre estudiantil
La falta de alimento es otro de los factores con el que los estudiantes deben batallar. A diario alumnos y profesores se desmayan en los pasillos por la falta de comida. “Hay muchachos que han adelgazado hasta 20 kilos y los profesores están en estado crítico. Hay chamos que llegan aquí a las 12:00 del mediodía y ni siquiera han desayunado, y cuando se van para su casa deben pasar hasta dos horas esperando un bus”, dijo una estudiante que omitió su identidad.
Con información de Crónica Uno.