La mujer venezolana se convirtió en la principal víctima de la crisis, pasó de ser el centro socializador del hogar, a transformarse en la proveedora que debe invertir horas para conseguir alimentos. Además, se le acusa de ser la responsable de la delincuencia juvenil, convirtiéndose, según muchos casos reportados, en protagonista del delito, experimentando así las consecuencias que  implica su detención.

Gloria Perdomo, profesora universitaria y coordinadora de la ONG Luz y Vida, señala la crisis económica se convirtió en una trampa para la familia venezolana.

“En hogares donde la mujer es padre y madre, su ausencia tiene un gran impacto y el vacío que deja lo llenan otros que terminan arrastrando a sus hijos a la delincuencia, al final siempre se acusará a la madre por el abandono de los niños sin observar que en muchos casos ella estaba haciendo todo lo posible por alimentarlos”.

Por su parte, el sociólogo Trino Márquez, agrega que la crisis económica se convirtió en el detonante más importante de la deserción escolar, los niños dejan la escuela en el sexto grado para ayudar a su familia, pero en muchos casos esto no hace más que acercarlos a la delincuencia y a las niñas al sexo y al embarazo adolescente, al hacerlas adultas antes de tiempo.

Además, Márquez subraya que la impunidad se ha convertido en un poderoso estimulante para la participación de la mujer en actividades delictivas, “si la impunidad general es de 91 por cada 100 delitos de acuerdo al Observatorio Venezolano de Violencia, muy pocas mujeres son detenidas, lo que quiere decir que la impunidad en el caso de ellas es mucho mayor, o sea que tienen más posibilidades de cometer crímenes y no ser juzgadas, lo que termina incidiendo en el incremento de las mujeres vinculadas a hechos delictivos”

El abogado y criminólogo Fermín Mármol García, agrega que “en la sociedad matriarcal en la que vivimos la participación de la mujer en actividades criminales es cada vez más importante, el riesgo bajo y los altos dividendos hacen del delito una tentación, la mujer salió de los papeles tradicionales en la delincuencia, como aguantadora o señuelo, a transformarse en  la protagonista”.

Pero cuando la mujer cae presa, entonces otra realidad debe afrontar: los retenes policiales, que sustituyeron de hecho a las cárceles no están dotados para atenderlas.

Carlos Nieto Palma de la ONG Una Ventana a la Libertad presentó un informe en el que denuncia las precarias condiciones de vida de más de cuatro mil mujeres presas en calabozos policiales. “La mujer por sus características propias requiere de condiciones de salubridad especiales, baños, dotación sanitaria y hasta atención médica que hoy en día no tiene, lo que afecta su salud”.

“Tenemos casos de mujeres embarazadas que han sido alejadas de sus hijos por discreción de las autoridades policiales, algo contrario a la ley”.

La profesora Perdomo asegura que la mujer vive una situación de inferioridad que se acentúa cuando está detenida y es más vulnerable.

Féminas en números

Hasta 14 horas debe invertir en colas una mujer para conseguir alimentos.

Entre 6% y 10% de los delitos son cometidos por mujeres en Venezuela.

La población de mujeres presas asciende a 8 mil, de acuerdo a la ONG Una Ventana a la Libertad.

Organismos policiales reportan un repunte de la participación de mujeres en delitos violentos como asaltos, secuestros y sicariato.

Fuente: El Universal

Fecha: 12 de marzo de 2017

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