Los venezolanos no tienen acceso a bienes y servicios de calidad. En Venezuela existen graves deficiencias en el transporte público, el dinero en efectivo y el servicio de Internet. Estas son algunas de las problemáticas que han originado la diáspora y la deserción tanto de estudiantes como de profesores.
La energía eléctrica en Venezuela continua con fallas en los últimos años, la navidad del 2017 y el inicio de este año 2018 quedaron marcados por la interrupción del fluido eléctrico en el país. Además de una serie de factores, como la crisis económica y la dificultad para acceder a los bienes y servicios de primera necesidad.
Más de nueve estados han sido afectados por cortes eléctricos en lo que va del año 2018. Los habitantes de Zulia, Mérida, Táchira, Trujillo, Barinas, Portuguesa, Lara, Falcón y Yaracuy han sido los más perjudicados, permaneciendo hasta días enteros sin servicio de energía eléctrica.
En el caso del estado Zulia, desde el 23 de diciembre, los habitantes denunciaron interminables fallas en el servicio eléctrico, con cortes diarios que en la mayoría de los casos se han prolongado entre cuatro hasta doce horas. La Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec) informó que debido a un robo de cableado en la subestación Punta de Palma, el servicio se ha visto afectado en el Zulia, hasta estos primeros días del mes de enero.
Estos apagones se han prolongado hasta el mes de marzo, convirtiéndose en el pan de cada día de la mayoría de los venezolanos, que solicitan una respuesta a los entes eléctricos nacionales y regionales, por la ineficiencia en la resolución de este problema que se resume en la suspensión del servicio eléctrico de incluso días enteros. En diferentes ciudades del país se han efectuado protestas por las fallas en este servicio.
Así mismo, el tema del transporte público se agudiza ante la ausencia de las tradicionales rutas de autobuses urbanas. Ante ésta problemática, han optado por hacer uso de las llamadas “Chirrincheras” como alternativa ante la escasez de autobuses y carritos por puesto. Es importante señalar, que este medio de transporte no cuenta con las medidas de seguridad apropiadas, porque incurren en exceso de velocidad y aglomeran personas.
Los trencitos servían para el disfrute de los niños. En la actualidad, son utilizados para transportar pasajeros, entre ellos estudiantes y profesores que se han visto obligados a tomar ese medio. Esta situación se agudiza cuando el metro de Maracaibo presenta interrupciones constantes del servicio debido a los continuos cortes de electricidad.
En Caracas, el tema del transporte público también ha arreciado, se ha apreciado cómo estaciones del Metro de Caracas se han visto afectadas por fallas eléctricas y han tenido que cerrar sus puertas parcialmente.
Los venezolanos tienen poco acceso al dinero en efectivo, las entidades bancarias no suministran las cantidades suficientes que los usuarios necesitan. Los bancos tienen como limite entregar a cada persona entre 10.000 y 30.000 bolívares diarios, lo que representa hasta el 12 de marzo 14 centavos de un dólar.
Los profesionales de la educación universitaria no escapan de la situación económica y social que vive Venezuela, un académico de dedicación exclusiva en una universidad venezolana recibían un salario al equivalente aproximando de 6,6 dólares (Hasta el 10 de marzo de 2018), mientras que un profesor tiempo completo obtiene 5,3 dólares y los catedráticos de tiempo intermedio 4,4 dólares, siendo el factor económico uno de los detonantes de la fuga de talento intelectual hacía otros países que le abren las puertas y le brindan estabilidad económica y social, ya que presentan salarios mínimos que pasan los 350 dólares mensuales y que en algunos casos ascienden a varios miles de dólares, que les permiten tener una alta calidad de vida.
El Rector de la Universidad de los Andes (ULA) expresó su opinión sobre la diáspora: “En el caso de Venezuela estamos hablando de la diáspora de las personas en general, no solamente de profesionales, estamos hablando de una diáspora en todos los niveles. Que en estos momentos por las encuestas que uno empieza a apreciar fue una diáspora que pasó en total de unos 2 a 4 millones de personas entre el año 2016 y mitad del 2017”. ”.
También Mario Bonucci se pronunció sobre la deserción estudiantil en la Universidad De los Andes: “La presencia de la diáspora producto de los problemas económicos que hay en el país, está presente también en la Universidad de los Andes. Hay algunas cifras que te pueden ilustrar a nivel de estudiantes, a finales del año 2012 hubo 18,4% de deserción, una situación parecida se repite en el 2015, hablando del 17,78%; y para finales del 2017 esto sube al 24,73%, obviamente que cuando hablamos del 24,73% nos estamos refiriendo a un cuarto (1/4) de la población estudiantil”.
Las interrupciones de la energía eléctrica en las universidades, ocasiona que los estudiantes no puedan recibir clases y por tanto se vulnere el derecho a la educación de calidad. Los universitarios también se ven afectados por la crisis en el transporte y sus altos costos, la escasez de efectivo y el acceso a internet limitado. Este contexto social que viven los estudiantes y profesores los ha obligado a buscar una mejor calidad de vida fuera de Venezuela.
Fuente: Prensa Aula Abierta
16/03/2018