“¿Podrías decirme, por favor, qué camino debo seguir para salir de aquí?”, preguntó Alicia en el famoso cuento de Lewis Carrol. “Esto depende en gran parte del sitio al que quieras llegar”, le contestó el Gato. “No me importa mucho el sitio”, dijo Alicia. “Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes”, respondió el Gato.
Nuestro pueblo de Venezuela no se parece en nada a Alicia, nuestro pueblo quiere recorrer el camino correcto que se debe tomar para salir de esta grave crisis, nuestro pueblo quiere un cambio pero quiere que ese cambio sea duradero. Por eso, en nuestros recorridos por nuestro estado Miranda y los que estamos realizando por nuestra Venezuela, muchos nos preguntan: ¿cómo transitamos nosotros esa ruta para el cambio?
Nosotros llevamos tiempo con una propuesta, la hemos explicado en distintas oportunidades y la vamos a seguir explicando todas las veces que sea necesario, porque solo teniendo claro cuáles son los caminos que podemos recorrer, podemos tomar las mejores decisiones y trabajar juntos para lograr los cambios que nuestra Venezuela necesita.
En este sentido, en su vocación de oír todas las voces, hay varios caminos que la Mesa de la Unidad anunció esta semana.
Una opción es la renuncia. Cualquier venezolano puede pedirle la renuncia a Nicolás Maduro, o a cualquier otro funcionario, pero la renuncia es un acto voluntario. Algunos hablan de forzar a Nicolás Maduro a renunciar, y hay que tener cuidado con lo que decimos. Para lograr la renuncia de cualquier autoridad, sin que ellos la planteen a modo propio, obviamente tiene que haber una solicitud de alguien más, del pueblo en este caso, pero está en esa persona acceder y renunciar, está en su voluntad hacerlo, de lo contrario, no va a suceder. Si se usa la fuerza para ello podríamos estar hablando de otra cosa.
En mi opinión, el cambio no puede pasar por la decisión de Nicolás Maduro Moros, porque se nos va a ir la vida esperando que renuncie. Ese señor ha demostrado que solo le importa estar enchufado, aun a costa del declive de la calidad de vida de los venezolanos. Se nos va a pasar el tiempo escuchándolo decir que pronto va a anunciar que hará un importante anuncio, y cuando nos demos cuenta estamos en el 2019 y Venezuela en escombros.
Otra opción es la Constituyente. Para convocarla se necesitan las dos terceras partes de la Asamblea Nacional, que en principio deberían ser sobre la base de los 163 diputados que están legislando. Sin embargo, como otra jugarreta de esta nueva trinchera del gobierno, el TSJ sentenció que es sobre la base de los 167 diputados y como no se ha resuelto el tema de Amazonas, entonces, no tenemos las dos terceras partes de la Asamblea Nacional.
La otra forma es recoger las firmas del 15% del los inscritos en el Registro Electoral. Una vez que se recogen las firmas, de acuerdo al procedimiento que establece el CNE, inicia el proceso de validación de las firmas por parte del organismo electoral. Posteriormente, el CNE decide las circunscripciones y cuántos miembros va a tener la Constituyente, y viene la campaña para elegir a los miembros de la Constituyente. Luego se hace la instalación de la Constituyente y la aprobación de su reglamento. Después de todo esto, hay que discutir la nueva Constitución e ir a un nuevo proceso electoral para la aprobación del pueblo. Todo este proceso puede durar fácilmente más de un año.
Por otro lado, hay dos vías más, que son las que nosotros hemos propuesto, y en las que seguimos insistiendo, porque son las que consideramos viables y nos pueden permitir avanzar.
Una de ellas es la Enmienda. Este es un proceso que no depende de los venezolanos directamente, sino que debe darse en el seno de la Asamblea Nacional; son nuestros diputados quienes deben activarla, discutirla y aprobarla. Una vez aprobada por nuestros diputados debe ser promulgada y el CNE debe someter su aprobación al voto popular.
Por supuesto, debemos tener en cuenta que aquí el TSJ va a jugar a frenarla, como ya han hecho ver. El TSJ dirá que no sirve para cambiar a este gobierno, que no es aplicable para este período constitucional. Igual hay que hacerla, porque con la Enmienda podemos lograr los cambios que nuestro sistema político necesita para darle estabilidad al país, como por ejemplo, el recorte del período presidencial, la doble vuelta y eliminar la reelección indefinida.
La otra vía, y es la que yo veo con más fuerza, es el Revocatorio. A pesar de todos los obstáculos que nos puedan poner, este es un mecanismo que está claramente establecido en la Constitución y se activa por iniciativa popular, no hay espacio para la interpretación: se solicita, se activa, votamos y revocamos. Lo que dice el pueblo es sagrado y así van a tener que reconocerlo, como lo hicieron el 6 de diciembre, tras la votación masiva a favor de un cambio.
¿Nos van a poner trabas? ¡Por supuesto! Estamos hablando de un gobierno tramposo que siempre pone obstáculos porque no se puede permitir salir del poder. Pero los venezolanos hemos demostrado en los últimos tiempos que si nos organizamos y estamos unidos podemos vencer todo lo que nos pongan en el camino. Repito, para prueba de ello tenemos las elecciones del 6 de diciembre; y no se confundan, la situación del 6 de diciembre de 2015 es muy distinta a la de abril de 2013, en ese momento el país estaba dividido a dos mitades y en 2015 demostramos que ya somos una mayoría abrumadora la que quiere el cambio en el país.
La Enmienda y el Revocatorio, ni chocan ni se quitan energía el uno al otro, caminan juntos y se complementan; y mientras el primero nos va a permitir transformar el sistema político de nuestro país, el segundo es el que nos va a dar el cambio político a los venezolanos, porque va a ser con la iniciativa del pueblo, va a ser con el apoyo contundente de los venezolanos, va a activar a la dirigencia, y va a motivarnos a la organización y a la movilización de todo el país.
Ahora bien, el proceso revocatorio hay que arrancarlo de inmediato, con el reglamento vigente. ¿Cómo se hace?
La Constitución no lo dice, pero por la ausencia de una Ley, ellos reglamentaron el Referendo y ya sabemos que hacen las cosas como les da la gana, entonces, la solicitud se presenta con las firmas del 1% del registro electoral, unas 200.000 firmas, y se hace a través de una organización con fines políticos, es decir, la Mesa de la Unidad. Estoy seguro que estas firmas las recogemos en unas horas.
Una vez que se introduzca la solicitud, al día siguiente comienzan a correr los lapsos del Referendo Revocatorio.
La primera etapa dura 43 días, porque va a una validación por parte del CNE. Luego viene otra etapa para la recolección del 20% de las firmas, unas 3.966.144 firmas, y posterior campaña y elección, eso lleva 185 días hasta el día del Revocatorio. Si sumamos todo, son 228 días activando el Revocatorio con el reglamento vigente del CNE. Estamos hablando de que en el mes de octubre deberíamos ir a las urnas para revocar a Nicolás Maduro Moros, el 6 de diciembre sacamos 200.000 votos más que lo que el CNE le dijo a él que obtuvo en 2013.
Es contradictorio que se diga que la gente va a salir a la calle pero va a tener miedo de firmar. Yo no tengo ninguna duda de que el pueblo venezolano acudiría masivamente a firmar para lograr el cambio y dejar atrás este modelo corrupto que tiene a nuestra Venezuela viviendo la peor crisis de nuestra historia. Nunca habíamos estado en una situación tan grave como esta.
A Nicolás Maduro Moros no lo vamos a derrocar, lo vamos a revocar, por malo. No vamos a victimizar a nadie en Miraflores. Él será el primer revocado en la historia de nuestro país, porque va a ser el pueblo organizado, con la Constitución en la mano, con su voz y con su voto, el que impulse el cambio en nuestra Venezuela. Porque no se trata solo de cruzar el puente y cambiar a la persona que está en Miraflores, tenemos que darle gobernabilidad a nuestro país, hay que darle piso de apoyo popular a ese nuevo gobierno que va a venir, y eso se va a lograr gracias a esta victoria popular.
No demos un paso en falso, la política no puede ser más improvisación, no podemos hacer como el famoso Eudomar Santos, que todo lo resolvía con el “como vaya viniendo vamos viendo”, se necesita certeza y claridad sobre cómo podemos transitar esta ruta.
Revoquemos la inflación, la escasez de alimentos y medicinas, la deficiencia de los servicios públicos, la falta de producción y la violencia. ¡El tiempo constitucional es ahora! ¡El cambio es este mismo año! Eso requiere de mucho trabajo y esfuerzo, pero juntos podemos hacerlo.
La fuerza del cambio está en cada venezolano y cada venezolano debe activar esa fuerza. ¡Vayamos con la organización para la victoria popular! ¡Juntos podemos! ¡Dios nos de fortaleza y bendiga a nuestra Venezuela!