El colosal sector petrolero de Venezuela, que dio forma al país y al mercado energético internacional durante un siglo, se ha detenido casi por completo, con la producción reducida a un goteo debido a los años de mala gestión y las sanciones estadounidenses.
El colapso deja una economía destruida y un ambiente devastado, y, según muchos analistas, pone fin a la era de Venezuela como potencia energética, afirma The New York Times en un reciente reportaje titulado Venezuela, que fue una potencia petrolera, llega al fin de una era.
De acuerdo con la investigación periodística, se espera que el país que hace una década recibía alrededor de 90.000 millones de dólares al año por exportaciones de petróleo, obtenga unos 2.300 millones para fines de este 2020, menos que la cantidad total de remesas que los migrantes venezolanos enviaron para mantener a sus familias.
La producción es la más baja en casi un siglo después de que las sanciones hicieron que la mayoría de las compañías petroleras tuvieran que dejar de perforar o comprar petróleo venezolano, e incluso ese goteo podría agotarse pronto, advierten los especialistas.
“Los días de Venezuela como un petroestado se acabaron”, dijo Risa Grais-Targow, analista de Eurasia Group, una consultora de riesgo político consultada.
Los socios petroleros, banqueros y clientes de Venezuela rompieron sus vínculos rápidamente y la producción se desplomó a un ritmo que superó la recesión de Irak durante las Guerras del Golfo y la de Irán después de la Revolución Islámica, señala el medio estadounidense.
Las sanciones obligaron a las últimas petroleras estadounidenses en el país a dejar de perforar y es posible que abandonen el país por completo en diciembre si el gobierno de Donald Trump pone fin a sus exenciones de las sanciones.
Los socios rusos y chinos del gobernante Nicolás Maduro no han llenado la brecha, al reducir la producción y recortar el comercio de petróleo, según fuentes entrevistadas.
Un “mal negocio”
Incluso si la oposición venezolana llega al poder, los analistas ven poco probable que la industria petrolera atraiga el nivel de inversión necesario para una recuperación completa. En una era de estancamiento de la demanda mundial, precios bajos y crecientes preocupaciones ambientales, el petróleo extrapesado del país es particularmente contaminante y costoso de procesar.
Mientras la principal industria del país se paraliza, más de cinco millones de venezolanos, o uno de cada seis residentes, han huido desde 2015, lo que ha creado una de las mayores crisis de refugiados del mundo, según Naciones Unidas. El país ahora tiene la tasa de pobreza más alta de América Latina al superar a Haití este año, según un estudio reciente de las tres principales universidades de Venezuela.
Con información New York Times Efecto Cocuyo