Cuando la falta gasolina limita el servicio de transporte, una nueva modalidad cobra vida. Se trata de los «rutachivos», un servicio de transporte público paralelo que se realiza en vehículos de carga y que salvan la patria a los larenses, sobre todo a quienes viven en zonas lejanas al casco central.
Danny Verdú llevaba más de tres horas en la parada de la avenida Andrés Bello frente a la Clínica San Javier esperando alguna unidad de transporte que lo llevara hasta el sector Valle Lindo de El Cují, y cuando vio pasar un camión 350 con gente montada en la cava, no dudó en montarse.
«Vine al centro a comprar comida y he esperado mucho por un bus. Esta es la única manera que tengo de llegar a mi casa antes que la prohibición de andar por la cuarentena en la calle me agarre en la parada», dijo momentos antes de pagar 10 mil bolívares de pasaje.
Verdú es uno de los miles de barquisimetanos que, en medio de la cuarentena social por el Covid-19, se han visto en la obligación de utilizar los «rutachivos» como medio de transporte para realizar sus diligencias cotidianas, pues el transporte público está totalmente paralizado y las unidades habilitadas por el gobierno no se dan abasto.
Desde camionetas, pasando por camiones, gandolas y hasta cisternas se han visto desde hace más de un mes en las calles de Barquisimeto, movilizando a grandes y pequeños desde el centro de la ciudad hacia la zona norte (El Cují-Tamaca) y el oeste (después de la avenida La Salle),
A pesar de que no cumplen con las regulaciones mínimas para transportar personas y no todos los choferes mantienen un número reducido de pasajeros a bordo, por el distanciamiento social que se ha impuesto, los «rutachivos» resultan ser mucho más económicos que una buseta, taxi, «rapidito», o pirata, pues las carreras hacia el norte o el oeste no bajan de los 30 mil bolívares.
Así lo explica Ruddy Gálvez, quien vive en el barrio La Paz y por lo menos una vez a la semana va a los abastos chinos de la carrera 21 a comprar productos para su alacena, y solamente en transporte se le pueden ir hasta 100 mil bolívares, pero añade que esa cifra baja si utiliza un rutachivo.
«Un bus desde la redoma El Obelisco hasta Preca me puede cobrar por lo menos 30 mil bolívares, y para ahorrarme el efectivo, prefiero caminar hasta el comienzo de la avenida Florencio Jiménez y esperar que pase un camión que lo máximo que me puede cobrar son 15 mil bolívares por el mismo recorrido», resaltó Gálvez.
Las tarifas de los rutachivos dependen de la zona y extensión de la carrera. Por ejemplo, en el caso de la zona norte, hasta el urbanismo Alí Primera el pasaje puede costar 20 mil «bolos», mientras que sectores más alejadas como Rastrojitos, El Eneal y Duaca lo mínimo es 30 mil bolívares.
En cambio para el oeste, desde El Obelisco hasta la Pasarela (Cementerio Nuevo) cobran mínimo 10 mil bolívares, y desde ahí a sectores como La Paz, El Tostao y Villa Crepuscular, piden entre 15 y 20 mil bolívares.
Aunque estas tarifas están por encima de las unidades habilitadas por el gobierno regional, estos no cubren la demanda, pues de acuerdo a Ilich Gómez, presidente del Sindicato de Trabajadores del Transporte Público, 84 unidades privadas están circulando en las rutas priorizadas por la gobernación, pero esa cantidad representan sólo un 10% del total de autobuses que hay en el estado, es decir que hay una paralización del 90% de las unidades de transporte público en territorio larense.
Guaros consultados afirman sentir temor de usar estos vehículos por el riesgo que resulta montarse en, por ejemplo, un camión cisterna, pero es la única alternativa para movilizarse, sea para ir a trabajar o para hacer alguna diligencia urgente.
«Yo vine al Hospital Central desde El Cují porque mi papá está muy enfermo. Me vine en Transbarca, aunque estuve dos horas esperándolo. Ya para el regreso me montaré así sea en un camión porque tengo mis hijos solos y no puedo esperar mucho tiempo por los Yutong», comentó la ama de casa Geraldine Pérez.
Con información de La Prensa de Lara