Las protestas en todo el país en reclamo por la escasez de gas se han ido incrementando en los últimos días.

Los cilindros no son llenados con la misma frecuencia y ante la ausencia del insumo, algunas familias del interior han tenido que volver a cocinar con leña o desempolvar hornillas eléctricas para cocinar sus alimentos.

Representantes de Pdvsa Gas Comunal se han encargado de negar la escasez del combustible doméstico y asegurar que el suministro se ha interrumpido por las protestas callejeras en rechazo a la ruptura del orden constitucional. Sin embargo, especialistas del sector insisten en que los problemas con el gas doméstico son causados principalmente por la caída en la producción.

El ingeniero Juan Martínez, ex gerente de Desarrollo de Negocios de Pdvsa Gas, dijo a El Estímulo que más de 80% de los hogares venezolanos cocinan gracias al uso del gas licuado de petróleo, que proviene del procesamiento de los derivados de gas natural, obtenido con la producción petrolera.

Sostiene que por ser un gas asociado al petróleo, en la medida en que cae la explotación de crudo, como ha venido ocurriendo en el país, también baja la producción del gas licuado de petróleo.

Para observar la caída en la producción de petróleo, que arrastra la de gas no hay que ir muy lejos. Pdvsa ha dejado de publicar las cifras del bombeo, pero datos enviados por el gobierno a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y recogidos en su informe mensual, revelan que solo entre 2015 y junio de este año, la contracción fue de medio millón de barriles por día.

Aunque en los reportes no se desglosa la producción de gas licuado de petróleo, hasta hace dos años la información estuvo disponible en la memoria y cuenta del Ministerio de Petróleo.

El último informe publicado señala que la producción de GLP pasó de 152.000 barriles por día a 95.000 barriles por día en 2015. Es decir, que en nueve años la producción cayó 57.000 barriles o 38%.

La contracción puede ser aún mayor si se toma como referencia los datos divulgados por César Triana, vicepresidente de Pdvsa Gas. En una reciente entrevista televisiva el directivo aseguró que en el Complejo Petroquímico e Industrial General de División José Antonio Anzoátegui se producen 50.000 barriles diarios.

Triana aseguró que la producción se ubica por encima de la demanda, que es de 47.000 barriles por día. Sin embargo, Martínez agregó que a ese consumo hay que agregarle la de las actividades petroquímicas, que oscila entre 80.000 y 100.000 barriles diarios. Es decir que lo que se está produciendo está por debajo de lo que se requiere.

“Aunque no hay más datos oficiales de la producción de GLP, la severa caída en la producción de petróleo en los últimos dos años nos permite hacernos una idea de lo que está pasando con el gas de las bombonas”, indicó.

– Cadena rota –

No solo la caída en la producción ocasionada, entre otros aspectos, por la desinversión en la industria petrolera, el gas licuado de petróleo también tiene fallas de distribución y comercialización.

El ingeniero Jesús González Escobar, quien fue director de Mercado Interno del Ministerio de Energía y Minas por 38 años, sostiene que desde la llegada del chavismo al poder, Venezuela dejó de ocupar los primeros lugares del mundo en el suministro eficiente del GLP.

Destaca que una de los factores que provocó el retroceso del sector fue la expropiación de las grandes empresas privadas distribuidoras, entre ellas Vengas y Tropigas.

El gobierno controla 80% de la distribución de gas a través de Pdvsa Gas Comunal y cada vez son más las denuncias de corrupción e incompetencia.

González Escobar recordó que cuando la distribución estaba en manos privadas, el Ministerio de Petróleo y Minería podía aplicar sanciones a las empresas que no respondían adecuadamente. Si un cliente solicitaba una bombona de gas y en 72 horas no recibía el pedido, podía hacer la queja ante el despacho. Si una empresa acumulaba tres quejas simultáneas, se le llamaba formalmente la atención y podía perder la concesión, recordó el experto.

“A esas empresas privadas les dolía perder un cliente, ahora la situación es otra. Estas autoridades se han encargado de desmantelar una infraestructura que nos había costado años formar”. González alertó que además de los retrasos en el suministro y la mala atención al cliente, en este momento no se están cumpliendo las normas de seguridad Covenin, sobre la seguridad de las bombonas, lo que pone en riesgo a las familias.

Refirió que el texto establece que a las bombonas de 10, 18, 27 y 43 kilogramos se les debe hacer pruebas de calidad cada siete años, sin embargo, en Venezuela desde hace 21 años no se realizan los controles.

– Subsidio costoso –

Martínez y González Escobar destacaron que otro factor que dificulta el buen suministro de gas tiene que ver con la regulación de las tarifas. Los precios fijados son tan bajos, que no son rentables para el sector y además incentivan prácticas como el llamado bachaqueo (reventa en el mercado negro).

Los camiones de Pdvsa Gas Comunal aún circulan con un cartel en el que se lee que la bombona de 10 kilogramos cuesta 50 bolívares, la de 18 kg sale en 250 bolívares, la de 27 kg en 380 bolívares y la de 43 kg en 600 bolívares. Pero los precios existen solo en el papel.

“Cuando comienza el déficit de disposición volumétrica de gas, se abre una oportunidad a las mafias que están en todas partes para comenzar a hacer negocios. Al no haber suficiente suministro, la gente que demanda está dispuesta a pagar mucho más para tener su bombona”, dijo Martínez.

Lo que refiere es lo que ha vivido Maritza Reyes, quien reside en San Fernando de Apure. Cuenta que desde hace más de un mes no llega el camión con las bombonas y como se quedó sin gas le tocó pagar 10.000 por una de 10 kg, 200 veces por encima del precio regulado.

“Yo tuve que hacer más de 8 horas de cola en un depósito para esperar a ver si llegaba el camión con gas, pero perdí mi tiempo y debí comprarla por otro lado más caro. Pero salí barata, a mi vecina le vendieron una igual en 12.000 bolívares. Uno sabe que quien te lo vende se está aprovechando, pero cómo hacemos”.

La escasez en ese estado fronterizo, así como en otras regiones del país, ha llevado a comerciantes del mercado municipal a vender leña. Ofrecen varios troncos amarrados con un trozo de mecate por 2.000 bolívares. “Lo único malo es que las ollas se te ponen negras, pero tienes con qué cocinar”, dijo uno de los vendedores.

Fuente: El Estímulo

Fecha: 17 de julio de 2017

Ir a la barra de herramientas