Luis Oliveros, economista y profesor universitario, aseguró que en cualquier país transparente y sin vínculos a la corrupción, una empresa puede desarrollarse sin estar vinculada a un sector del gobierno más allá de pago de impuestos y exigencia de servicios.
Resaltó que no se puede generalizar que cualquier empresa privada que está teniendo éxito en Venezuela tiene una malas prácticas.
Sin embargo, recordó que cualquier empresa privada en Venezuela necesita tener una relación con el Estado y necesita sobrevivir.
El economista insistió en que con una economía en hiperinflación no se puede tener pensamientos alejados de la sobrevivencia.
«El delivery o el bodegón no harán que la economía crezca pero es positivo, son empresas privadas que están dando trabajo» añadió.
Por su parte, Tulio Ramírez, sociólogo, abogado y profesor titular de la UCAB, explicó que la población tiene la percepción de que muchos de estos sectores se hicieron por prácticas poco éticas y esto no es necesariamente una fotografía de lo que sucede.
«Esta percepción es una visión de la distorsión del país» acotó.
Indicó que en un país con tanta corrupción aunado a un sector de tanta pobreza es normal sentir duda sobre las riquezas generadas por dichas empresas.
Circuitos de pobreza y riqueza
El profesor Ramírez destacó que la distorsion del sistema político venezolano que ha repercutirdo en la economía ha hecho dos circuitos divorciados.
«Por un lado el de los bodegones y los ferraris, restaurantes y fiestas que no se hizo por esfuerzo sino actividades poco éticas» señaló.
Recalcó que por otro lado hay un sector vinculado a la pobreza, de las colas interminables, de la búsqueda de medicamentos y salarios paupérrimos.
«En ambos circuitos, a la hora de tomar decisiones, estas están reñidas con la ética y los valores» añadió.
El experto indicó que en el pasado podía haber tránsito entre ambos circuitos a través de la educación.
«Hoy en día aunque estudies mucho, no subes de estrato económico» acotó.