Hoy en Venezuela celebramos el Día de las Madres y lo que antes era un momento de festejo en familia en todos los hogares, hoy se ha convertido – gracias a Maduro y su crisis – en un día para denunciar y visibilizar el drama que viven millones de mujeres, verdaderas heroínas sobrevivientes del hambre y la oscuridad.
El amor de una madre las lleva a hacer los sacrificios más impensables con tal de cuidar de un hijo o de su familia, pero hoy ese esfuerzo raya en el sufrimiento. Las madres venezolanas son de lejos quienes más padecen la destrucción del país, según se evidencia en todas las investigaciones que se han hecho sobre la crisis que atraviesa nuestra Venezuela.
La última Encuesta Condiciones de Vida (ENCOVI) es un ejemplo de ello. Una de las conclusiones más importantes de ese estudio indica que es en la población femenina donde más ha golpeado el desempleo y la pobreza. Son las madres en el país las que más sufren la escasez de alimentos, la falta de medicinas, las condiciones de un sistema de salud que no les garantiza la vida ni a ellas ni a sus hijos.
El sólo hecho de que la mayoría de los hogares venezolanos tenga a una mujer como jefa de familia ya coloca en ellas toda la carga para sacar a los suyos adelante. Viviendo la peor crisis de nuestra historia, esa responsabilidad que llevan en sus hombros adquiere matices heroicos, sobre todo en un país en el que las mujeres sufren condiciones de desigualdad laboral.
El resultado de esto es que la tasa de pobreza en esos hogares está 6% por encima del promedio nacional.
Reza un dicho popular que una madre se quita la comida de la boca para dársela a sus hijos y en Venezuela esto es literal. Se sacrifican por sus hijos y hacen magia para rendir los pocos alimentos que tienen en casa. Según las cifras de Cáritas, 60% de las mujeres deja de comer en sus hogares lo que las coloca en riesgo de deterioro de su salud.
Pero no sólo dejan de comer, semanalmente pasan 14 horas en colas para comprar alimentos regulados que son los únicos que pueden pagar. En todas las ciudades del país las vemos, embarazadas, abuelas, todas víctimas del modelo económico que destruyó la producción en el país y que tiene a 82% de los hogares del país en condición de pobreza.
Sólo Dios sabe el tamaño del sacrificio y el sufrimiento por el que pasa una madre venezolana.
Otra evidencia del drama que viven las madres en Venezuela es el incremento en la cifra de mortalidad materna en el país. Esta es la peor muestra de un Estado que hace años decidió por fines políticos, abandonar su responsabilidad de resguardar la vida de sus ciudadanos para permanecer en el poder.
Hace unos días vimos el horrible testimonio de una joven embarazada que a las puertas del Hospital Clínico Universitario de Caracas contaba como acababa de recibir la noticia de que su bebé había muerto en su vientre, pero como si esa pesadilla fuera poco, en el hospital no tenían el medicamento para que pariera, poniéndola a ella en riesgo de morir también.
¡Esa es la Venezuela de Maduro! en la que la mortalidad materna se duplicó en tan solo un año. Es la tierra con las mayores reservas de petróleo del mundo en la que 80% de las madres más pobres no reciben asistencia médica desde el comienzo de su embarazo y en la que los bebés nacen con bajo peso porque sus madres están desnutridas. Sólo en 2017 las mujeres en edad fértil perdieron 10 kilos de peso en promedio.
El éxodo de venezolanos – que ya se parece más a una huida desesperada – es otro de los dramas que viven las madres en el país. Se quedan solas en Venezuela cuidando a los hijos y con el peso de la crisis mientras sus esposos se van a otras tierras para tener lo que en Venezuela no consiguen. Madres solteras que dejan a sus hijos al cuidado de sus abuelas para irse y luego ver cómo se los llevan. Madres que despiden a sus hijos que se van a otros países a buscarse una vida mejor.
Pero aún en estas terribles circunstancias, son las madres las que también lideran la lucha por sus derechos y los de sus hijos.
A diario las vemos protestando. Abuelas peleando por una pensión digna, madres con sus hijos en los brazos exigiendo tratamiento médico para salvarles la vida. Son las que sin descanso exigen justicia por un hijo asesinado a causa de la violencia, son las que no dejan de luchar para que se les devuelva a sus hijos el futuro que Maduro les quitó.
No fueron pocos los testimonios de valentía de miles de madres venezolanas que lideraron en 2017 protestas en el país. La imagen de una madre enfrentándose al poder plantada frente a una tanqueta en plena autopista, es el más vivo ejemplo de lo que una madre puede llegar a hacer por sus hijos.
Yo no tengo duda de que las madres del país serán protagonistas del cambio que veremos en nuestra Venezuela. Porque si lo veremos, si va a ocurrir más temprano que tarde luego de tanto pesar.
En sus manos estará la más importante tarea que enfrentáremos en la reconstrucción del país: criar a sus hijos con amor por su patria, inculcándoles el valor por la libertad, educándolos para progresar en ese país que renacerá gracias al inmenso sacrificio que ellas hicieron en el peor momento.
¡Qué Dios bendiga a todas las madres del país! ¡La Venezuela que sueñan para sus hijos sin duda llegará! La haremos posible, con ustedes hasta el infinito y más allá!