Haciendo uso de sus plenas facultades plenipotenciarias, la CC (Constituyente Comunal) ha resuelto detener las agujas del reloj. Cada vez que caía una hoja del calendario, era un día más en Miraflores. Pero también un día menos. Jugando al diálogo, el régimen chavista compró algo de tiempo. Ahora simplemente le da una patada a la mesa e intenta el asalto a la eternidad. Para conquistar su objetivo, Maduro necesita disolver la única institución que se mantiene en pie. Aquella que representa una amenaza para su perpetuación en el poder. Su nombre: el voto. Ese gran enemigo.

Consciente de que no puede torcer la voluntad popular, el Jefe de Estado ha decidido alterar el sistema de votación y la Carta Magna. El golpe prêt-à-porter. La “salida” que propone el oficialismo conduce directamente a la confrontación definitiva. Maduro provoca la crisis por medio de las sentencias del Tribunal Supremo de Justicia contra la Asamblea Nacional, echa leña al fuego del malestar ciudadano y fulmina oficialmente el camino electoral. Todo porque su liderazgo no da la talla.

Por esos los costureros de la revolución se lanzan con sus tijeras afiladas. Siguiendo con precisión el patrón del mal.

Fuente: El Estímulo

Fecha: 03 de mayo de 2017

Ir a la barra de herramientas