La Siderúrgica del Orinoco logró con muchas dificultades encender el horno 5 de Planchones y el tren laminador Tamden 2 -este último paralizado desde hace un año- para mostrar, al menos, un mínimo de operatividad ante las cámaras del programa Los domingos con Maduro.

A cambio, los trabajadores esperaban que el Presidente de la República, durante su visita a la planta este domingo, garantizara el suministro de insumos y otras inversiones vitales para elevar la producción en 2017 luego del catastrófico 2016 cuando la siderúrgica operó a 6% de su capacidad instalada.

Maduro ignoró las cifras reales y evadió las expectativas generadas con su programa en la acería. “¿Qué irá a decir?”, preguntaban con insistencia en la planta. Relatos, anécdotas, recordatorios sobre el compromiso de la clase trabajadora con la revolución y un tutorial incompleto del proceso operativo ocuparon la primera media hora del programa. También hubo felicitaciones por el arranque de áreas que estuvieron paradas el año pasado. Pero hasta allí.

El mandatario, a todas luces, desconoce que las áreas que mostró en televisión pueden detenerse pasado mañana por la falta de insumos y fallas en los equipos, como en efecto estuvieron parada antes de su programa de televisión dominical.

Más allá de las críticas en redes sociales, la mayoría de los sidoristas anhelan sudarse y dar su mejor esfuerzo en el área asignada. No hay mayor satisfacción que salir de casa para ir a relevar al compañero y garantizar así la continuidad de las operaciones. Es el deseo superior de todo sidorista.

Lo anterior explica la alegría sincera de los trabajadores de Tamden 2 ante las cámaras; tanto que la gerente de mantenimiento casi rompe en llanto entre los nervios y la satisfacción de contemplar las máquinas en movimiento luego de un año sin un gramo de hojalata, insumo clave para la industria de alimentos.

La Acería de Planchones en condiciones normales debe tener 3 hornos operativos. Solo el horno 5 está funcionando y el mismo fue prendido el sábado con muchas dificultades para tenerlo a tiempo para el programa de Maduro. Y de las tres máquinas de colada apenas una está operativa.

En la Acería de Palanquillas, el escenario no puede ser más desolador: los dos hornos están completamente paralizados.

Si este cuadro no cambia, la historia de la Sidor en retroceso no cambiará por mucho empeño, orden militar y reorganización que imprima el general Justo Noguera, presidente de CVG y Sidor, y anfitrión de la visita de Maduro este domingo a Ciudad Guayana.

El programa arrancó con Maduro conduciendo un vehículo rojo por el muelle de Sidor. Las instalaciones del puerto fue objeto de una intensa jornada de refracción, limpieza y pintura para recibir a la comitiva presidencial

“Queremos producir, pero no por raticos”

La alocución presidencial duró más de cinco horas. Maduro pasó revista a variados temas nacionales teniendo en frente una audiencia controlada. En primera fila, ministros y jefes militares. En la segunda, presidentes de empresas básicas, líderes del PSUV, dirigentes regionales, sindicalistas afectos al gobierno. El resto del público estaba compuesto por trabajadores de varias estatales que pasaron el filtro de la lealtad incondicional.

Cuando tocó el turno, el general Noguera intentó asomar el tema de las inversiones necesarias, pero este -como quedó claro al final- no era el motivo principal del programa cuyo formato parece más un noticiero informativo del Ejecutivo nacional que una inspección a fondo de la realidad operativa de una empresa básica, como aguardaban los empleados.

Noguera, cuya gestión goza de mayor reconocimiento por parte de los sidoristas en comparación con su antecesor y también militar,

Tomás Schwab Romaniuk, enfrenta como principal obstáculo la falta de inversiones y la llegada intermitente de insumos. Lo saben los trabajadores. Lo sabe él. Lo sabe su equipo.

“Hasta que el gobierno no asimile que Sidor es una empresa de producción continua, que no es un almacén de un cuartel militar, pues las cosas continuarán mal”, dice un trabajador de la acería que estaba sentado en un café de Alta Vista (Puerto Ordaz) la tarde de este domingo, mientras Maduro seguía hablando.

“Conozco muchos compañeros que se obstinan de no hacer nada. Ojalá la fabricación de hojalata se mantenga todo el año. La gente quiere trabajar, producir, pero no a raticos”, señala.

Reconocible por su uniforme, el hombre lleva 12 años en la siderúrgica y aceptó hablar sin revelar su nombre por temor a represalias. El miedo es justificable si se considera que trabajadores de la empresa fueron despedidos y desmejorados el año pasado por firmar para la activación del referendo revocatorio contra el presidente Nicolás Maduro.

A propósito de este tema, el nuevo ministro del Trabajo, Francisco Torrealba, quien estaba en primera fila durante el acto en Sidor dijo a este medio que estaba dispuesto a revisar estos casos de discriminación laboral y que no permitirá “ningún tipo de retaliación por la simpatía política“.

Discusión del contrato, un anuncio insuficiente

Acercándose al fin del programa, Maduro soltó una especie de estimulante para dejar un buen sabor de su visita a Sidor. “Autorizo la discusión para los trabajadores de la Siderúrgica del Orinoco (Sidor)”.

El anuncio, si bien representa la posibilidad de una mejora sustancial de las condiciones socioeconómicas, es recibido con escepticismo. Sidor es una radiografía del estado Bolívar. La fuerza laboral sufre la escasez, el alto costo de la vida, la violencia urbana y un deterioro progresivo del poder adquisitivo.

“Antes con la trasnacional (Ternium) ganábamos poco, pero sentíamos que podíamos cubrir los gastos esenciales y hasta más. Ahora en términos de ingresos ganamos más pero alcanza para menos. Esto no se entiende”, afirmó una trabajadora del área de laminación al ser consultada sobre el tema.

Fuente: La Patilla

Fecha: 30 de enero de 2017

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