La aceptación de la divisa estadounidense como forma de pago, sin embargo, varía por ciudades y por sectores económicos. Por ejemplo, 9 de cada 10 transacciones hechas en Maracaibo involucran directamente a los dólares. La capital zuliana, de hecho, quedó como la líder entre el grupo de las siete ciudades venezolanas incluidas en el estudio.

“No somos una economía dolarizada porque muchos pagos se hacen en bolívares como los impuestos o los servicios. Igual seguiremos viendo cómo se acelera el proceso de la dolarización transaccional durante el próximo año” advirtió el economista Asdrúbal Oliveros, durante el foro “Perspectivas, acompañando las buenas decisiones”, celebrado este martes 5 de noviembre en la Quinta Esmeralda.

Oliveros aprovechó de resaltar que Venezuela vive “múltiples realidades” cuando se trata de entender el fenómeno de los pagos en divisas como el dólar estadounidense o el euro.

Las repetidas interrupciones de la electricidad y por ende, de la caída de las líneas telefónicas y de los puntos de venta son algunas de las razones que llevaron a Maracaibo a tener un 86% de transacciones con dólares, lo que supera al promedio de las otras ciudades estudiadas en una muestra que siguió el rastro de 12.600 operaciones de compraventa hechas en Venezuela, entre la semana del 10 al 15 de octubre pasado.

El uso del dólar en Barquisimeto (59,6%), Lechería (59%), Valencia (51,1%), Puerto Ordaz (49%), Caracas (48,5%) y Maracay (42%) tiene un comportamiento más homogéneo. Sin embargo, el volumen de las operaciones con dólares viene en un crecimiento muy acelerado.

Hay una diferencia de casi 14 puntos frente a la muestra recogida también por Ecoanalítica en abril pasado, cuando el dólar solo estaba presente en 40% de las transacciones estudiadas. Ni hablar de la diferencia con respecto al año 2012, cuando la estimación es que la divisa estadounidense solo estaba presente en 5% de las compras hechas en el país.

Hasta en las compras diarias de alimentos

El fenómeno del uso del dólar como moneda común en los pagos, sin dudas, se aceleró durante este año con dos eventos claves: la hiperinflación y el apagón eléctrico general que se vivió en marzo pasado. No obstante, la adopción de los pagos dolarizados tampoco es equitativa en los diferentes tipos de comercios analizados.

La mayoría de las operaciones de compraventa de los electrodomésticos se realizan en dólares, al punto que alcanza 94,7% de las transacciones seguidas en el estudio de Ecoanalítica. Otros tres sectores con un marcado uso de los dólares son todo lo relacionado con el mundo celular (88,2%), las ventas de ropa y calzado (83,5%) y los repuestos (79,9%).

Mientras que en las compras más comunes en el diario vivir de los venezolanos, el uso del dólar como forma de pago ya representa la mitad de las operaciones. Por ejemplo, el dólar se reportó en 52,2% de las transacciones de compras de alimentos, mientras que en el sector de cuidado personal solo llegó hasta 41,1% de las operaciones muestreadas.

Ecoanalítica también ofreció un promedio de los gastos hechos en dólares por cada sector. Cuando se habla de las compras de alimentos, el promedio se ubicó en 36 dólares por transacción, mientras que en el consumo de productos de cuidado personal estuvo en 22 dólares por operación.

¿Quiénes tienen acceso a los dólares?

La fotografía que muestra Ecoanalítica sobre el uso de la divisa estadounidense también deja en evidencia que hay grupos de venezolanos en todas las clases sociales con acceso a esta moneda. En algunos casos por la vía de las remesas y en otros más, porque los trabajadores ya exigen dólares a la hora de obtener sus ingresos, en especial cuando se habla de servicios como la programación web, el diseño gráfico o incluso, la plomería o la reparación de vehículos.

Esta firma, no en vano, le recordó a las empresas presentes que el mercado venezolano del consumo está compuesto por una mitad de la población que está atrapada en la hiperinflación y cuyo poder de compra depende de sus ingresos en bolívares.

La otra mitad del mercado incluye a un 15% de una clase empoderada que genera una cantidad importante de dólares cada mes y un grupo que representa a 35% de la población venezolana que tiene acceso a las divisas estadounidenses como parte de las ayudas que recibe de sus familiares en el extranjero y como una adaptación de sus ingresos, lo que supone que tiene un poder adquisitivo algo más amplio y que depende del rebusque mensual o de los viejos ahorros en moneda dura.

Con información de Efecto Cocuyo

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