“Si el desabastecimiento de alimentos es alarmante en tierra firme, en la isla es cruel”, afirma Francisco Briceño, presidente de la Federación de Colegios de Profesionales de Turismo de Venezuela, asesor de la Cámara de Turismo de Nueva Esparta y de otros entes privados del sector, quien habla de “debacle marítima” y del “naufragio” que amenaza a la Isla, “que no parece importarle a quienes confiscaron un sistema de transporte fundamental para la vida en Margarita”.
El de Briceño es uno de los juicios críticos que se emiten desde Nueva Esparta en relación con la cuota de responsabilidad que atribuyen a La Nueva Conferry en multiplicar los problemas que agobian el estado, y cuyas quejas “apenas se escuchan como un eco” en el resto del país.
Y es que el impulso que en su momento aportó la naviera a la economía insular está en tela de juicio. Tras cinco años de la estatización de la naviera Conferry, el pasado 26 de septiembre de 2011, el balance sobre las ofrecidas mejoras en el sistema de transporte es desalentador para los margariteños.
Verni Salazar, cronista oficial de San Juan Bautista, municipio Díaz, no duda en comparar que la conectividad marítima desde y hacia Margarita retrocedió a los niveles previos al zarpe de El Margariteño y Angostura, los primeros barcos que adquirió Naviesca, predecesora de Conferry, a mediados del siglo pasado.
“Si en la Isla ocurre alguna calamidad, no habría forma de recibir auxilio eficiente y oportuno por mucho puente aéreo que puedan inventarse. Margarita depende de los ferrys y, dolorosamente, la principal empresa está desapareciendo”, precisó.
Ponerse en sus zapatos
“La gravedad de los problemas es difícil de comprender para quien no viva aquí”, dijo Briceño. Precisó que cualquier evaluación debe tomar en cuenta que el estado Nueva Esparta depende casi en su totalidad de la provisión tanto de alimentos frescos y procesados, así como de todos los insumos necesarios para el diario vivir que llegan hasta allí en gandolas de carga vía ferry.
“Todo, desde un rollo de papel higiénico hasta un equipo de rayos X, desde un litro de leche hasta un chorro de cloro, producto de alta demanda para la limpieza de las piscinas en los hoteles de un destino turístico”, explicó.
El dirigente de los profesionales del turismo señaló que, de acuerdo con parámetros de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada ser humano debería consumir 1,1 kilogramos de alimentos por día. Nueva Esparta, con una población residente cercana a las 600 mil personas -según proyección del Instituto Nacional de Estadística (INE)- y unas 100 mil adicionales como población flotante, debería disponer de 770 mil kilogramos por día, es decir, 23 millones 100 mil kilogramos mensualmente.
“En números redondos: si atendemos a la OMS tendríamos que recibir por lo menos 23 mil toneladas mensuales de alimentos, pero los números indican que solo están ingresando, a lo sumo, 2 mil toneladas. Traer estas cantidades supone tres ferrys de carga diarios. Desafortunadamente, no es posible, La Nueva Conferry acabó con los buques de carga. No se ocupó de mantener los que tuvo”, indicó el asesor.
A los suministros que arriban desde tierra firme, se suman otras 1.000 toneladas producto de la pesca y la agricultura local. Según Briceño, el pueblo de Nueva Esparta “está comiendo bluyines”, en referencia a las sardinas “que pegan con todo”. La producción agrícola, condicionada por la escasez de agua, está limitada a rubros de ciclo corto (pimentón, ají dulce, tomate y algunas frutas).
Explicó que la escasez de comida está ocasionando un problema adicional. “Debido a la necesidad, hay sobreexplotación en la pesca de sardinas, tanto para la venta como para hacer trueque por cualquier otro alimento con lo cual atenta con su ciclo reproductivo. Se ha generado una actividad erosiva que pone en riesgo su preservación”.
Sin cargamento
La mayor vulnerabilidad de la isla ante el desabastecimiento de alimentos y demás productos de primera necesidad que campea en Venezuela, radica en la desaparición de los buques de carga de la principal naviera, en manos del Estado.
El diputado Jony Rahal, representante de Nueva Esparta en la Asamblea Nacional, sostiene que la situación en la isla es de angustia y clama por una solución inmediata.
Indicó que además de La Nueva Conferry operan en el estado otras dos empresas privadas, pero están orientadas al transporte de pasajeros, aunque ya es frecuente que deban prestar auxilio con el transporte de carga liviana para atender las apremiantes demandas de alimentos que se expresan en protestas vecinales.
Las privadas también meten el hombro para colaborar en otros apremios. Recientemente, por ejemplo, en ocasión de la Cumbre de Países No Alineados, el Gobierno fletó un buque privado para enviar 500 toneladas de alimentos “para abastecer a la región insular”.
Por las redes sociales abundaron los comentarios acerca de que esa carga de arroz, lácteos, aceite, carne de pollo y res, frutas y verduras, entre otros rubros, no tuvo como destinatario la Gran Misión Abastecimiento Soberano y Seguro, sino las despensas de los hoteles Wyndham y Venetur Margarita donde se hospedaron los delegados a la cumbre.
En todo caso, detalla Briceño, de haber sido distribuidas, las 500 toneladas en 204 contenedores que arribaron por el puerto de El Guamache habrían alcanzado para repartir menos de un kilo de comida por cabeza entre los habitantes de la isla, de acuerdo con el cálculo de la OMS.
Briceño recuerda que tras la confiscación, el Gobierno compró tres barcos por más de 50 millones de euros para La Nueva Conferry -durante la gestión del general Herbert García Plaza– e invirtió 180 millones de dólares en la repotenciación de la flota que asumió.
“En teoría, muchísimos más reales; en la práctica, apenas un ferry operativo, 90% de pérdida de capacidad de transporte, mientras que las otras dos empresas pasaron de 1.700 butacas a controlar 3 mil y ningún barco de carga”, refirió.
Morosa
Las arcas vacías restan posibilidad de un salvavidas a la vista. Desde las filas sindicales piden al Gobierno nacional que “salga a buscar un par de buques, así sea en Rusia o la China” para reactivar los embarques de carga y evitar la inhabilitación de la empresa. Aseguran que la empresa descarta la compra de nuevas embarcaciones porque no tiene recursos.
Los trabajadores también exigen por sus mejoras económicas. Richard Isasi, secretario general del Sindicato Bolivariano de Trabajadores de Empresas Navieras/Sindicato Único de La Nueva Conferry (Sinbotten), ha reclamado en declaraciones publicadas en medios de comunicación regionales por la firma del contrato colectivo para los 900 trabajadores de la naviera.
Ha dicho que los salarios están rezagados. “Un capitán en la competencia devenga sobre los 150 mil bolívares, mientras que los nuestros están por 50 mil”. Los trabajadores dicen que la empresa se justifica debido un supuesto litigio con los antiguos dueños, que no habrían recibido compensación alguna por la expropiación de la naviera, presuntamente valuada en 200 millones de dólares.
El abogado Henry Jaspe, de la ONG Nueva Esparta en Movimiento, afirmó que la realidad es que la empresa está quebrada y morosa con sus trabajadores. No obstante, sí tiene recursos para pagar un astronómico alquiler de 30 mil dólares diarios por el Croazia Jet, un ferry de pasajeros cuya propiedad es una madeja de versiones que son investigadas en la Comisión Permanente de Administración y Servicios de la Asamblea Nacional, de la cual es vicepresidente el diputado Jony Rahal.
El parlamentario afirmó que la empresa no produce los recursos para mantener el pago de tal flete y se pregunta quién está manteniendo a quién y por qué.
Dijo que también es sospechoso que mientras la empresa descarta la adquisición de unidades, el gobernador del estado, Carlos Mata Figueroa, apadrina el ingreso de un ferry de alta velocidad (Jet Dalis) a un consorcio privado, y anuncia que el Gobierno nacional asignó 4 millones para la compra de un buque con capacidad para 68 gandolas de carga pesada “pero no para la empresa pública, sino para un grupo empresarial de la isla, propietario de tres centros comerciales, hipermercados, bodegones y farmacias, entre otros negocios”.
FUENTE: EFECTO COCUYO
FECHA: 28 DE NOVIEMBRE, 2016