Uno de los grandes desafíos que enfrenta el personal médico es que no hay mecanismos del Estado para mejorar la atención y eficiencia en el sector salud, para garantizar que no se acentúe la fuga de estos profesionales. Por este motivo y según Jaime Lorenzo, presidente de Médicos Unidos de Venezuela, se conocen más de 40 mil médicos que han migrado, de acuerdo al último registro de la Federación Médica Venezolana (FMV) desde el 2018 hasta el 2021, en busca de calidad de vida y proyección profesional.

Guiomar López | La Prensa de Lara

Señala que la fuga de médicos trata de un promedio superior, porque algunos se marcharon sin el retiro de la debida documentación para la continuidad de su ejercicio en el exterior, teniendo entre las principales causas los bajos salarios, falta de insumos y de equipos médicos en hospitales. Realidad que recientemente fue señalada por la Encuesta Nacional de Hospitales de 70% en desabastecimiento en pabellones y 44% en emergencias.

La escalada de esta diáspora que empezó desde 2008 terminó de acentuarse en 2018, cuando la data superó los 26 mil y que dos años más tarde, ascendía a los 32 mil a poco tiempo del comienzo de la pandemia. Ya en el 2021 se ubicó en más de 40 mil migrantes con un mayor vacío en la salida de cirujanos, emergenciólogos, anestesiólogos, traumatólogos y oftalmólogos. Una realidad que también se evidencia entre ingenieros, arquitectos y docentes.

Lorenzo califica como desafíos del personal que se ha mantenido por mística en la atención en centros asistenciales públicos. «Se hablaba de cierres técnicos por esa especie de privatización, que obliga a los familiares a tener que comprar insumos. Pero este recurso humano sigue atendiendo», precisa y califica que prácticamente termina siendo gratuita esa atención del personal, frente a las deficiencias en dotación y el ciudadano termina financiando una responsabilidad del Estado.

El compromiso es otro de los valores mencionados por Huniades Urbina, secretario general de la Academia Nacional de Medicina, a casi dos años de pandemia y teniendo hospitales desasistidos. «Es tan delicado que todavía no se tiene la cantidad suficiente de equipos de protección y van más de 823 personal sanitario fallecido», denuncia de esa omisión que alertaba la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la protección. Recalca que frente a las emergencias, se tienen a héroes que se sobreponen a la impotencia de no contar con los equipos y ser los responsables de ese paciente ante los familiares del mismo.

«Se han mantenido trabajando y buscando soluciones a los problemas, pese a tantas fallas en el sector público», señala Ruy Medina, exdirector del Hospital Central Antonio María Pineda, al aplaudir esa disposición de seguir preparándose con estudios de alto nivel y continuar formando a esas nuevas generaciones.

La versión de Javier Cabrera, director regional de Salud, es que realizan la dotación de acuerdo a las solicitudes de cada centro asistencial, que puede ser semanal.

Aprenden bajo la marcha
El gran reto fue cubierto con investigaciones y adaptarse a lo impredecible del virus. Es la apreciación de Deyanira Gentile, miembro de Colegio de Médicos de Lara y especialista en atención de pacientes severos por coronavirus.

«Fue un duro trecho y hemos aprendido mucho», admite de reconocer que no hay nada escrito en definitivo acerca de esta pandemia. Les tocó leer mucho del avance del virus en el mundo y comparar la clínica de los pacientes, que era más cambiante de acuerdo a cada variante, edad, comorbilidad y demás factores relativos en cada caso. Saber de nuevos diagnósticos y tratamientos. Todo les fue muy cambiante.

Según Cabrera, durante la pandemia formaron al personal, se unieron al equipo epidemiológico y estudiaron esas medidas para más cobertura de atención a estos pacientes. Además de la procura del equipamiento en estos centros para estos casos.

Con información de La Prensa de Lara

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