Quienes conviven con el VIH ven como su vida se desvanece, debido a la falta del tratamiento que los protege de infecciones oportunistas. La promesa de dotación por parte del Ministerio de Salud ha quedado en eso, pues no se concreta la distribución de medicamentos mientras el nuevo ministro no firme.

La coordinadora del Programa de ITS/VIH, Corna Duque, indicó que hace poco recibió información de la llegada de un lote del antirretroviral Viraday y que aún aguardan por la firma del nuevo ministro para la distribución de Efavirenz y Kaletra, pero hasta tanto ese proceso no se agilice, quienes ya llevan meses sin su tratamiento deben seguir esperando.

Esta situación tiene como consecuencia que el sistema inmunológico de los pacientes se debilite, lo que abre la puerta al ataque de infecciones oportunistas (toxoplasmosis, citomegalovirus, candidiasis), lo que preocupa a la galena, ya que el portador de VIH puede pasar a padecer propiamente de sida.

Señala que en el Hospital Central de San Cristóbal hay pacientes regulares en malas condiciones, pero están lejos de mejorar, precisamente por la falta de sus antirretrovirales.

Por su parte, la presidenta de Fundasidarta, la doctora Raiza Parra, informó que tres pacientes (al menos) han muerto en lo que va de año, al no poder recibir los antirretrovirales. Agregó que en el estado hay tres realidades para los pacientes con VIH. La primera es la de quienes tienen padres colombianos: solicitan su nacionalidad y se inscriben en el Sisben (que es un régimen susbsidiado de salud en el vecino país) y reciben su tratamiento completo. La segunda es la de quienes, con sacrificio, adquieren pesos colombianos y compran una parte de los medicamentos en farmacias y droguerías de Cúcuta y complementan con algunos que hay en Corposalud y logran cumplir con su tratamiento.

Pero hay una tercera realidad, la de aquellos que no tienen ninguna posibilidad de adquirir los medicamentos por otra vía que no sea la del despacho que se hace a través del programa ITS/VIH. Ellos son, precisamente, los más afectados.

Al problema de los antirretrovirales se suma la falta de reactivos (para determinar la cantidad de CD4 y la carga viral) para los controles periódicos que deben hacerse los pacientes, cuya frecuencia es, al menos, de dos veces al año.

“Esos exámenes son muy costosos. Al precio actual salen en unos cincuenta millones de bolívares y, como mínimo, se necesitan dos controles anuales”, indicó la presidenta de Fundasidarta.

Vale acotar que la falta de reactivos tiene una data de cerca de dos años, lo que implica un descontrol total en el seguimiento del avance de la enfermedad.

Lamentó Parra que en el estado no se hayan hecho actividades de calle, pese a que las han convocado en reiteradas oportunidades, pero los mismos pacientes se muestran renuentes a la hora de mostrarse en público.

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