La delincuencia y la escasez de productos básicos son los principales motivos para dejar el país, según estudio del Laboratorio Internacional de Migraciones de 2016

Mariela Humberti, de 32 años de edad, fue apuntada con armas de fuego por dos hombres cuando se bajó de su vehículo para cerrar la puerta del garaje de su residencia, en la urbanización El Trigo de Los Teques, el viernes 6 de mayo de 2016. La mujer iba a llevar a su hija de tres años a casa de sus suegros. Los hombres le pidieron la llave del carro y ella les dijo: “Tómala pero no te lleves a mi hija que está adentro”.

Uno de los delincuentes le respondió: “Cállate y móntate”. La obligaron a sentarse en el asiento del copiloto. Arrancaron con dirección a la carretera Panamericana. En el camino, Humberti les suplicó que no les hicieran daño. El conductor le dijo que hiciera callar a la pequeña que no paraba de llorar, pues si no le iba a disparar. “Nos apuntó a las dos. No podía calmar a mi hija. Intenté entretenerla con un juguete, pero había entrado en crisis. En el kilómetro 13 de la Panamericana, a la altura del centro comercial Oveja Negra, los pistoleros nos dejaron abandonadas y se llevaron el carro. A los cuatro días el Cicpc lo recuperó”.

La experiencia de Humberti la condujo a tomar la decisión: irse del país. “No estaba en mis planes marcharme, pero después de haber vivido esas dos horas de angustia, dije que no quería vivir en un país donde no hay garantías de seguridad. Se lo planteé a mi esposo y a los tres meses nos fuimos a Bogotá”. Aunque no es fácil empezar de cero en otro país, donde ellos ni siquiera tenían familiares y amigos, ella, su esposo y su pequeña hija Sofía se sienten más seguros. “Podemos salir de noche sin temor a que nos roben y eso no tiene precio”.

Cifra en alza. Humberti es una de decenas de venezolanos que decidieron marcharse porque fueron víctimas del hampa. Datos del investigador Iván de la Vega, director del Laboratorio Internacional de Migraciones, indican que hasta 1992 había menos de 50.000 venezolanos radicados en otras naciones, pero actualmente hay 2.500.000 personas que han emigrado del territorio nacional, lo que representa 8,3% del total de la población. Más del 50% que se ha marchado alega como causa la inseguridad. “Los que se han ido por este motivo fueron directamente víctimas de robo o secuestro o perdieron a un familiar cercano en circunstancias violentas”, explicó el especialista.

Ese último caso es el de Carlos Daniel Quintana. Hace un año se mudó para Colombia tras haber perdido a su hermano Conan, a quien asesinaron el 14 de mayo de 2015 cuando esperaba a un amigo en la esquina de Mirador de la parroquia Candelaria. “Dos pistoleros se le acercaron y cuando arrancaron el vehículo le dispararon. Carlos Daniel no superó la muerte de Conan, no salía de su casa, decía que no había nada qué hacer en este país. Se sumió en la tristeza y en un sentimiento de impotencia porque el crimen hasta la fecha engrosa la larga lista de homicidios que no han sido resueltos policialmente”, contó su hermana mayor, Katherine Quintana.

Carlos Daniel, en medio de su dolor, comenzó sus trámites y a mediados de 2016 partió con destino a Colombia. A los pocos meses consiguió trabajo y no pretende regresar a Venezuela, pues teme correr la misma suerte que Conan. “En el país solo quedamos mis padres y yo. No nos hemos marchado aún porque estamos presionando al Cicpc para que se resuelva el crimen de mi hermano. Esta pesadilla que vivimos ha separado a familias. Este país se volvió inhabitable por la inseguridad. Estamos desmembrados”, manifestó Quintana.

El estudio que hizo De la Vega también reveló que los inmigrantes venezolanos están radicados en los cinco continentes. Pero la mayoría se concentra en Europa y América.

Un estudio de 2010 incluyó una encuesta a 1.200 personas de diferentes regiones de Venezuela, que reveló que 58% de los entrevistados consideraba a la inseguridad como principal factor que impulsa la salida del país. En 2013 se hizo nuevamente ese cuestionario y resultó que 68% de los interrogados pensaba que la criminalidad era el principal detonante de la migración. El año pasado este fenómeno, aunado con la escasez de productos de primera necesidad, aparecieron como las primeras causas que impulsan la mudanza a otros países. “Es un tipo de desplazamiento forzado”.

Para el investigador, la población que emigraba en años anteriores era más selectiva. Eran científicos, tecnólogos, que se radicaban en países desarrollados. Este año la tendencia es de ciudadanos de distintas clases sociales que se van a países vecinos: Colombia, islas del Caribe, Guyana y norte de Brasil.  “Los problemas sociales, entre ellos la inseguridad, no tienen solución a corto plazo, pese a que se aprobó un nuevo plan para el combate de la criminalidad. Gran parte de la delincuencia tiene su caldo de cultivo en las escasas ofertas laborales y bajos salarios, aspectos que no han sido atacados con políticas coherentes”.

Motor de estudiantes

Claudia Vargas, investigadora del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Simón Bolívar, realizó entre 2015 y 2016 una encuesta a 900 estudiantes de los últimos semestres de las universidades Católica Andrés Bello, Central de Venezuela, Simón Bolívar y Metropolitana. Según los resultados, 70% de los alumnos coincidió en que la inseguridad es el motor que impulsa la salida de jóvenes con edades comprendidas entre 25 y 35 años; seguido de la falta de oportunidades.

Opinaban que en otros países pueden salir de noche y hacer otras actividades que en Venezuela están limitadas por la criminalidad. “Entrevistamos a los allegados del arquitecto César Perreca, quien murió por el estallido de una granada mientras estaba en poder de unos secuestradores, y manifestaron que si antes tenían planes de irse a mediano plazo, con este hecho lo iban a concretar este año”.

Fuente: El Nacional

Fecha: 23 de enero de 2017

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