Incomprables, es el adjetivo que mejor describe a los medicamentos que expenden en las farmacias del país. Iniciar los tratamientos médicos y, más aún, culminarlos se ha convertido en una verdadera proeza para los venezolanos, quienes se enfrentan a incrementos semanales de hasta 500%.
Ya no basta con recorrer innumerables establecimientos para completar la receta que ordena el doctor. Los zulianos aseguran que deben hacer “magia” para adquirir los fármacos que “devoran” en una pasada de punto los ingresos de todo un mes y el saldo de las tarjetas de crédito.
Y es que la Amoxicilina (antibiótico) pediátrica, que hace 20 días se encontraba en 19 mil bolívares, escaló a Bs 29.300. Un jarabe para la tos de un niño ronda los Bs 7.500, cuando el mes anterior no pasaba de 2.200.
Lo mismo sucede con los medicamentos para combatir enfermedades crónicas como la hipertensión arterial y la diabetes. Una caja de Valsartán (antihipertensivo) venezolano, de 80 mg, subió 300% en tres meses; hoy vale Bs 18.300 y solo alcanza para una semana –para quienes toman esa dosis– o para tres días –para los que necesitan 160 mg–. Aunque, la amlodipina colombiana resulta menos costosa: Bs 8.500. Los diuréticos estaban en Bs 1.500 en marzo, pero se dispararon a Bs 7.200. Además, la Metformina (antidiabético) se incrementó 1.500% en el mismo tiempo; pasó de Bs 700 a Bs 10.500.
Jesús Pérez, trabajador de una droguería, indicó que semanalmente les llega mercancía y casi toda viene con nuevo precio. “Estamos abastecidos principalmente de medicinas colombianas, pero los costos, de cualquier forma, son tan elevados que muchos se van con las manos vacías”, comentó.
“Sufro de várices en el esófago y debo tomar seis medicinas diferentes todos los días, pero como no puedo pagar la millonada que eso implica, solo me tomo el protector gástrico y, cuando siento llenura, los digestivos”, manifestó Yesenia Suárez, quien por un mes de tratamiento puede gastar casi 200 mil bolívares.
Las embarazadas no escapan de la situación. Entre calcio, hierro, ácido fólico y vitaminas, para un mes, pagan alrededor de Bs 70 mil. En siete días, el Calcibón saltó de Bs 4.600 a Bs 9.500, mientras que el Ferganic, que no llegaba a los 6 mil, está en 25 mil. “Prescindir de estos fármacos podría devenir en descalsificación, anemia crónica o desnutrición en la madre; así como malformación neurológica, retardo en el crecimiento intrauterino y bajo peso en el bebé”, explicó el ginecobstetra Gustavo Morales.
Los anticonceptivos también se han convertido en “imposibles”, pues los importados los venden, legalmente, entre Bs 43 mil y 64 mil.
Al respecto, el presidente de la Federación Farmacéutica Venezolana (Fefarven), Freddy Ceballos, denunció: “A la industria farmacéutica no se le liquidan divisas preferenciales o protegidas (Dipro) desde octubre del año pasado, por lo que se han dolarizado los medicamentos. Acabaron con el acceso a las medicinas porque la mayoría ya no puede comprarlas”.
El vicepresidente sectorial de Economía, Ramón Lobo, detalló que a través del Dicom se han otorgado más de 5 millones de dólares a las industrias pertenecientes al Motor Farmacéutico (laboratorios, farmacias, droguerías, veterinarias…). No obstante, Ceballos calificó de “insuficientes” las asignaciones, puesto que la deuda del sector supera los 5 millardos de dólares.
Como si se tratara de un calvario en el que se carga con dos cruces, la escasez también tiene su cuota en el “dolor de cabeza” de los pacientes. Petra Salazar, de 77 años, sufre de hiperprolactinemia, una enfermedad que ocasiona el aumento de la hormona prolactina. “Tengo tres meses sin tomar Dostinex. En la Fundación Badán solo cuesta 100 bolívares, pero los ‘bachaqueros’ lo ofrecen en 325 mil”, relató, angustiada.
La “desaparición” de la droga le genera a la abuela fuertes dolores de cabeza, mareos y desmayos. La falta de tratamiento puede causar, incluso, ceguera.
En la lista de los más buscados también entran medicinas para la circulación, desparasitantes, anticonvulsivantes y antibióticos.
En este sentido, Freddy Ceballos precisó a PANORAMA que, nacionalmente, se registra un 85% de desabastecimiento en este sector. “En el último año, han cerrado más de 50 farmacias porque están quebradas, no logran las derogaciones que deben hacer mensualmente. En los países desarrollados hay una farmacia por cada 2 mil habitantes, aquí hay una por cada 7 mil”.
Por su parte, los insumos médicos, que ahora son requisito indispensable para ser tratado, internado u operado en los hospitales, también escalaron a precios exorbitantes. Un rollo de adhesivo oscila entre 25 mil y 30 mil bolívares (cinco veces más que en marzo), un par de guantes se encuentra en más de Bs 3 mil y cada inyectadora en Bs 1.300. En la Maternidad Armando Castillo Plaza exigen a las parturientas, entre otros materiales, 12 jeringas, 15 pares de guantes y un adhesivo, lo que representa 90 mil bolívares.
“En la comida podemos decir: si no como arepa, como pan; si no, como arroz. Pero con las medicinas no hay otra opción”, fue la reflexión que ofreció el presidente de la Fefarven.
Fuente: Informe 21
Fecha: 10 de julio de 2017