Odra Cuadros caminaba por el Hospital Dr José María Vargas ayer cuando el personal salió con pancartas en mano denunciando la crisis de salud. Cuadros llevaba a su hijo de un año en brazos; le habían diagnosticado neumonía y fue referido al Hospital Pediátrico Elías Toro porque no había antibiótico en ese hospital. “El sábado no tenían acá cómo tratar a mi hijo. Sufre de asma crónica y yo no le podía comprar los antibióticos tampoco”, decía en medio de los médicos que gritaban que sus pacientes se les estaban muriendo.

En Caracas, los médicos de 9 hospitales, al menos, denunciaron las mismas carencias: no hay antibióticos ni sangre para transfundir. Los residentes cobraron 200.000 bolívares la última quincena y los especialistas 500.000 bolívares.

“La Maternidad Concepción Palacios está viviendo la peor crisis de su historia. No hay antibióticos, solución fisiológica ni sangre. Tenemos a 8 mujeres con infecciones multirresistentes posteriores a las cesáreas y no tenemos con qué tratarlas”, denunció la infectóloga Moraima Hernández.

Médicos, enfermeras y padres del Hospital de Niños J. M. de los Ríos tomaron las calles, junto con el Movimiento Dale Letra y gritaban: “Perdemos a los pacientes, perdemos personal. Perdemos el futuro. Basta, basta ya”.

En el J. M. de los Ríos el servicio para curar a pacientes quemados, inaugurado en enero y que nunca contó con el personal para abrir, ahora sirve para aislar los casos de sarampión. El Servicio de Medicina III fue cerrado porque un niño con sarampión estuvo en contacto con pacientes con cáncer, mientras que en Terapia Intensiva mantienen a un niño con H1N1. Hay cinco casos de niños con malaria que estuvieron en Bolívar y Amazonas y no tienen tratamiento. Pese a las remodelaciones que tuvo el Hospital de Niños aún hay seis camas de Terapia Intensiva sin funcionar por falta de equipos, no hay rayos X ni reactivos para exámenes de laboratorios.

En el Hospital Universitario de Caracas los médicos gritaban ayer que ni agua tenían para lavarse las manos antes de hacer una cirugía. “Me niego a lavar heridas con agua de chorro o acostar a dos mujeres sangrando en una misma camilla”, gritaba el obstetra Rafael Cortez.

El HUC tiene el Servicio de Radiodiagnóstico casi paralizado. Solo se hacen ecos a pacientes en emergencia y dos resonancias al día porque el equipo está fallando. El tomógrafo está dañado desde hace tres años; el mamógrafo, desde hace dos años, y la hemodinamia, desde hace dos años. Desde hace dos años no hay posibilidad de hacer radioterapias y hace dos días se acabó el último tratamiento para aplicar quimioterapia.

En el hospital José Ignacio Baldó, conocido como El Algodonal, llevan cuatro días sin luz y sin agua. La planta eléctrica tardó ocho horas en encender. Su historia se repite: no hay antibióticos ni sangre. La sutura está escasa y la lista de espera para operar supera los 200 pacientes. “Cada paciente debe comprar todo para ser operado, pero aquí no hay ni sangre para ingresarlos”, denunció la cirujana Marietta Rea.

En el Periférico de Catia el personal médico decidió bajar a la autopista Francisco Fajardo, pero la PNB impidió que cerraran la vía. Médicos y enfermeros forcejearon con los funcionarios que prohibían grabar con sus teléfonos lo que sucedía.

Publicado por El Nacional
18/04/2018

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