Hace dos años quienes hacen vida en Caracas disfrutaron, aunque haya sido consecuencia de la crisis económica y social, de cierta tranquilidad en las calles: cero colas. La falta de cauchos, baterías y aceites sacó a muchos carros del asfalto y los llevó a los talleres. Ahora, producto entre otras cosas de la migración interna, se ve más flujo vehicular.
En octubre de 2018, el ingeniero Eduardo Páez Pumar, en una presentación que hizo para la Academia Nacional de la Ingeniería y el Hábitat, citó cifras del ex ministro de Transporte, Haiman El Troudi. Para ese momento había en Venezuela 4.445.325 unidades, de esas 99.444 eran por puesto, microbuses y minibuses, autobuses y buses especiales, y 3.351.175 correspondían a los carros tipo sedán y rústicos.
Además de esas estadísticas manejadas por el experto, que eran de Datanálisis con datos de Cavenez, mostró otras que reflejaban una merma considerable en la producción de carros. De 271.622 que se ensamblaban y vendían en 2006, en 2011 se pasó a 130.553 y en 2017 a 665 vehículos nuevos.
Prácticamente para ese año la producción nacional y las ventas estaban en cifras rojas, pues las filiales, es decir, las casas matrices ensambladoras, ya venían arrastrando problemas por la no asignación de las divisas por parte del Estado venezolano, y tampoco podían repatriar sus capitales para cambiarlos a bolívares e inyectarlos a la industria.
Sin nuevos carros en las calles y con el parque automotor de casi 4,5 millones de vehículos ya presentando problemas mecánicos, no tardaba en llegar la paralización de muchas unidades.
Paralización de 80%
Con respecto al transporte público, Hugo Ocando, presidente de Transporte Unido Por Venezuela, da cuenta de una paralización de 80 % de la flota. De 360.000 unidades (taxis, mototaxis, autobuses, carros libres y por puestos, camionetas de pasajeros) apenas está funcionado a medias 20 %, entre 60.000 y 80.000.
En Caracas, de 36.000 quedan 7.200; de 472 metrobuses solo están operativos 175 y en el caso de los autobuses Yutong se calcula que hay más de 3.500 abandonados, precisamente por la escasez de algunos insumos y autopartes, que cuando se consiguen solo son pagaderos dólares.
Actualmente, según Omar Bautista, representante de Favenpa, la cámara de fabricantes venezolanos de productos automotores solo está produciendo 20 % de piezas.
Por eso lo que hay en las calles es un parque automotor como más de 15 años de uso y parapetado, es decir, hay una chatarrización de las unidades.
La otra cara de la tortilla
Desde hace algunos meses, se está viendo que los conductores le dieron la vuelta a crisis y salieron a la frontera con Colombia y Brasil a buscar aceites, baterías y cauchos, el abecé de los carros. Por eso algunos pudieron sacarlos al ruedo.
De ahí la percepción de que hay más carros en las calles, producto en parte de la migración interna, especialmente en las avenidas y autopistas que confluyen al centro de la capital.
Pero si no es produciendo más carros, ¿a qué se debe tal fenómeno? Páez Pumar, quien acotó que no hay cifras para hablar con exactitud, y por tanto prefirió usar la palabra percepción, sostiene que hay varios puntos que están dado como una especie de normalidad a Caracas, que la mantienen además en una especie de burbuja.
Señaló que, por ejemplo, hay empresas con filiales en la zona central que están trasladando a su personal precisamente porque “hay mejores servicios” y, en consecuencia la gente se está movilizando con sus carros.
Migración interna
El Observatorio Venezolano de Servicios Públicos, OVSP, en su más reciente encuesta sobre la percepción que tienen los usuarios de los servicios públicos, incluyó un análisis de la ciudad con mayor disposición para emigrar.
En Maracaibo 66 % de los encuestados lo haría por la falta de electricidad y 24 % por agua; San Cristóbal: 44 % por la crisis de energía eléctrica y 20 % por la escasez de gas y Barquisimeto: 51 % por los problemas de luz y 26 % por gas.
Aunque la mayoría manifestó que se iría a Colombia, 7 % se vendría a Caracas. Estas estadísticas dan fuerza entonces a lo que argumenta Páez Pumar.
No obstante, esa no es la única razón. Hay otros argumentos que pone sobre el tapete y es el hecho de que muchos semáforos están dañados, y ese es un factor para hacer el lento el flujo de vehículos, al igual que la gran cantidad de huecos.
Falta de políticas públicas
Este punto lo reforzó Dayana Betancourt, coordinadora general del Observatorio Venezolano de Seguridad Vial. Igual alertó que no hay cifras, pues hasta los analistas de la materia se han ido del país, pero apuntó también a la percepción visual de más carros y encabezó las causas precisamente a la migración interna.
Vienen principalmente de los estados fronterizos al Distrito Capital, aquí hay más gasolina. “Y por eso estamos viendo incluso más colas en las estaciones. La semana pasada se habló de escasez, y no era tan así es que hay una demanda que está aumentando por las personas que vienen del interior”.
Y al igual que el ingeniero Páez Pumar, insistió en la situación actual de la red semáforos. Con la frecuencia de los apagones y bajones de luz, muchos están fuera servicio y ello también contribuye a cierto caos en las vías. Sumado a que ya nadie respeta los cruces y los rayados, como sucedió hasta hace una década.
Solo en el municipio Chacao está vigente esa regla, en el resto de los municipios hace falta reforzar las reglas y que el ciudadano aplique el sentido común. “Ante el auge de los derechos humanos, hay muchas cosas que se dejaron a un lado como las políticas públicas en materia de vialidad”.
La aparente normalidad que se ve en las calles que confluyen al centro de Caracas, con más flujo vehicular, también varía los días de la semana. Los lunes la autopista Valle-Coche, sentido Plaza Venezuela presenta colas hasta bien entrada la mañana, al igual que la autopista Francisco Fajardo en el tramo San Agustín-Plaza Venezuela, situación que persiste incluso en horas de la tarde, al igual que el tramo con dirección a Caricuao.
Los alrededores de La Hoyada muestran congestión, por las camionetas del transporte público mal paradas y por los huecos, una “barajita repetida” en los 574 kilómetros de vías que hay en el Distrito Capital.
Para el primer trimestre del año entrante el OVSP “podría estar dando el informe de 2018 sobre lo concerniente en materia vial, incluida la migración interna, un fenómeno que ahora agarra fuerza, principalmente del occidente a la región central.
Con información de Crónica Uno