Extraoficialmente, se conoció que 80 % de los módulos permanecen cerrados. Los que todavía están operativos deben su funcionamiento a las comunidades, que se apropiaron de ellos. Este programa, vendido como la panacea de la revolución dejó al descubierto cómo despilfarraron y cómo se dejó a un lado la verdadera atención asistencial.
El Gobierno ahora puede decir que hay más de 13.000 consultorios populares, pero las cifras de malaria, sarampión, difteria, la escasez de medicamentos para enfermos crónicos y todo lo que llevó al país a padecer una crisis humanitaria ponen al descubierto esta misión.
Caracas. Fue la reina consentida de las misiones y con la que, según decía el presidente fallecido Hugo Chávez, se salvarían millones de vida. Se trata del sistema de salud que comenzó en 2003: Barrio Adentro, la panacea de la revolución.
Ese año se instalaron los primeros 20 módulos octogonales, con 10.179 médicos cubanos. Cada uno debía atender a 250 familias. La meta fijada era que para 2004 debían estar instalados 5000 módulos.
Para 2007, de acuerdo con los datos del Ministerio de Salud, se hablaba ya de la existencia de 9595 consultorios populares, de esos, 3028 eran octogonales y 6557 no tenían sede propia y funcionaban en casa de vecinos o en espacios prestados en las comunidades.
El 5 de agosto de ese año, Chávez sostuvo que la Misión Barrio Adentro no tenía precedente en la historia de las naciones y que era un ejemplo para el mundo entero.
Lo cierto del caso es que ya el programa daba sus primeros traspiés. El mismo Chávez descubrió que 2000 de los centros instalados estaban abandonados.
Habló entonces del “reimpulso” de la misión y, en el Distrito Capital, se inició la recuperación de 534 estructuras octogonales. Dio la orden de invertir más de 700 millones de bolívares, lo cual incluía la venida de otros 1500 médicos cubanos.
Para 2012, el ministerio daba cuenta de 6712 consultorios populares y para 2014 aún manejaba la misma cantidad, justo cuando se celebraba el aniversario número 11 de la misión.
En 2017 la red de atención primaria alcanzaba 13.496 establecimientos en todo el país; cifras únicamente estructurales, pues en las comunidades los números son otros.
Extraoficialmente, se habla de que más de 80 % de los módulos están cerrados, porque se quedaron sin personal y presentaron problemas en la estructura, y los que funcionan, de acuerdo con las observaciones del doctor Jaime Lorenzo de Médicos Unidos de Venezuela, están abiertos porque las mismas comunidades se apropiaron de ellos y ayudan a que permanezcan en funcionamiento.
Tirada por la borda
Barrio Adentro, de ser el programa base de las misiones sociales, ahora dista mucho de su propósito: hay una crisis humanitaria en el país y la calidad de vida del venezolano se ha deteriorado en niveles abismales.
Jorge Díaz Polanco, sociólogo investigador del Observatorio Venezolano de la Salud, lo explica de la siguiente manera:
“Todo ese dinero, como se puede ver hoy día, se perdió probablemente por los caminos de la corrupción y el despilfarro. La situación con Barrio Adentro siguió en franco deterioro hasta alcanzar las vergonzosas cifras en malaria, difteria y sarampión, entre otras enfermedades prevenibles, que hoy azotan a Venezuela. Lo terrible de esta situación es que la respuesta del régimen de Maduro es idéntica a la de Chávez: asignar recursos, importar ‘médicos’ de Cuba y despreciar, de paso, al talento sanitario venezolano haciéndolo perseguir y emigrar sin recordar ni saber que ese personal fue el responsable de un sistema de salud que comenzaba a dar ciertos frutos y que la arrogancia ignorante de este régimen no deja reconocer“.
Ciertamente, la escasez y la imposibilidad de comprar comida puso a los venezolanos en una situación de inseguridad alimentaria que los hace propensos a enfermarse por no tener los nutrientes necesarios en su organismo.
En 2017, Venezuela entró en un contexto de Emergencia Humanitaria compleja donde más del 80 % de la población se encuentra imposibilitada de satisfacer sus necesidades en salud y alimentación.
Según la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi 2017) el fenómeno hiperinflacionario ha generado que la pobreza por ingreso haya alcanzado a 87 % de los hogares.
Pero no todo inició en 2017. Ya en 2013 Barrio Adentro, cuyo principal objetivo era brincar atención primaria de salud las 24 horas del día, con el fin de disminuir el uso de hospitales públicos, reforzaba el camino a su descenso, producto de la depresión económica del país.
En palabras del doctor José Félix Oletta, exministro de Salud, Nicolás Maduro habló de una inversión de 76 millardos de dólares en 13 años.
Crisis adentro
Hoy en día la red hospitalaria nacional pública está desmantelada. Datos publicados en la Encuesta Nacional de Hospitales 2018, constatan que hay 88 % de escasez de medicamentos, 79 % de material quirúrgico en el ámbito nacional; 76 % de los hospitales no cuentan con servicio de agua y 53 % de los quirófanos están inoperativos.
En cuanto a los módulos de Barrio Adentro, también fueron arropados por la crisis. Los 30.000 médicos cubanos que llegaron al país poco a poco iban a ser sustituidos por los médicos integrales, sin embargo, la situación actual se les fue encima.
Desde hace 49 días el sector salud está en un paro prolongado. Los trabajadores exigen mejoras salariales, medicinas, insumos, seguridad y condiciones de trabajo dignas.
A ellos se sumaron los dependientes del sistema de Barrio Adentro, quienes han hecho trancas de calle, protestas pacíficas y acompañado concentraciones convocadas por los gremios.
Caso reciente el de Kevin Becerra, médico integral comunitario, quien denunció que los consultorios están deteriorados y que muchos no tienen servicios de agua, un mal que se ve en todas las zonas populares donde fueron instalados estos servicios.
“No podemos curar heridas sin agua, no podemos nebulizar cuando tenemos espacios sucios y con humedad”, dijo el pasado miércoles 8 de agosto.
Hay módulos que abren dos o tres horas. En Altavista, Catia, había dos y ya no funcionan, al igual que en Antímano, donde solo queda un centro en Párate Bueno.
El que está en Coche, en la avenida Guzmán Blanco, es el que más tiempo se la pasa cerrado.
Carmen Maita fue hace dos semanas a ver si le ponían la vacuna toxoide —se cortó con un cuchillo de cocina— “y la enfermera me dijo: ‘Ay señora hace mucho tiempo que eso no se consigue’”, contó.
“A pesar de los éxitos políticos, del régimen, la realidad de la situación sanitaria y de salud de la población, luego de 15 años de gobierno chavista, está muy lejos de haber mejorado. No se han cumplido las disposiciones constitucionales en salud, no se ha aprobado una nueva Ley de Salud y del Sistema Público Nacional de Salud; la rectoría, dirección, organización, gestión y control se ha hecho caótica. El sistema se ha fragmentado y segmentado aun más, arrastrando un pobre desempeño y protestas de insatisfacción por la baja calidad de los servicios”.
Oletta agregó a su crítica que la carga de enfermedades no ha sido corregida y que existe una compleja transición epidemiológica, con fuerte impacto sobre el sistema de salud, de enfermedades crónicas, enfermedades emergentes y reemergentes; agravada por el incremento exponencial de causas externas como la violencia y los accidentes.
En síntesis, este programa, que recibe recursos del Ministerio de Salud y del Despacho de la Presidencia, pasó de manejar 841,5 millones de bolívares en 2010, a 57.390 millones de bolívares en 2017, lo cual se traduce en un incremento de más 6700 %, sin que haya resultados favorables.
Con información de Crónica Uno