En medio de la pandemia del coronavirus y el aumento en muertes a causa del virus, Monseñor Mario Moronta, hizo una petición al gobierno nacional para que garantice la protección del gremio de salud que se encuentra en la primera línea de batalla, además de la seguridad del ciudadano que está expuesto a la COVID-19.
Protección para los médicos venezolanos y en especial de los tachirenses además de la liberación de Renzo Prieto, Juan Requensens y Deibi Jaimes, fue la petición del Obispo de San Cristóbal, Mario del Valle Moronta, al presidente Nicolás Maduro en medio de la celebración de la Santa Misa al Santo Cristo de La Grita.
Venezuela actualmente contabiliza más de 22 mil contagios de coronavirus, de ese número al menos 195 han perdido la batalla, cifra que genera alarmas, pues según la organización Médicos Unidos Venezuela de las muertes registradas en el país, 52 son personas pertenecientes al sector salud.
Y es que desde que inició la pandemia, los médicos a nivel nacional han denunciado que no cuentan con los implementos de seguridad para protegerse a la hora de atender a los pacientes positivos, situación que se suma a la carencia de insumos en los centros de salud a nivel nacional.
En medio de las circunstancias de la Pandemia por el Covid-19, Monseñor Moronta realizó desde la Basílica de San Cristóbal la santa misa donde afirmó que en esta oportunidad y después de tantos años, «El Santo Cristo ha peregrinado a nosotros».
«Hoy, por las circunstancias que atravesamos a causa de la pandemia del Covid-19, nos ha sido impedido caminar con nuestros pies y llegar hasta la ciudad santuario. Sin embargo, sentimos que Él ha peregrinado a cada uno de nuestros hogares, comunidades e instituciones».
Monseñor recordó que cada año como peregrinos se acudía al árbol de la vida «sembrado en las montañas andinas de La Grita. Después de 410 años, la hermosa y transfigurante talla del Cristo del rostro sereno clavado en la Cruz, se alza para ser admirada, contemplada y venerada por todo el Táchira, por toda Venezuela y ¿por qué no? por muchos pueblos del mundo».
«La respuesta no se hace esperar: con los pies cansados del peregrino, con el alma gozosa del creyente, por todos los medios disponibles, se escucha «Aquí estamos pues venimos a adorarle». No adoramos la talla. Ella nos permite entrar en el misterio allí representado: el del Cristo tan humanado que aceptó morir, como el cordero sacrificado, para conseguirnos la salvación. Como dueño del árbol de la vida, hace brotar de allí, con su resurrección, precisamente la vida nueva y eterna».
El máximo representante de la Iglesia en el estado Táchira, lanzó una crítica en contra de narcotraficantes abortistas, a los especuladores, a los violentos y delincuentes, a los traficantes de personas, a quienes se dedican a la prostitución, a los que juzgan a los migrantes y pobres como material de descarte».
«A quienes promueven un nuevo estilo de esclavitud, a quienes se atornillan en el poder e impiden el desarrollo auténtico de la nación, a los que se valen de su fe para creerse superiores a los otros, a quienes menosprecian a la familia y destruyen los principios fundamentales de la moral, a los que se burlan del único y auténtico matrimonio entre marido y mujer».
Con información de La Prensa de Táchira