Una carrera a contrarreloj, donde el primero de septiembre indica el tiempo máximo de llegada, libran los edificios y conjuntos residenciales tras el aumento del salario mínimo oficializado por el Ejecutivo, que obliga a las juntas de condominios a reconfigurar sus estructuras financieras para cumplir con la ley.

Una situación que impacta sobre el bolsillo de los  propietarios y se torna cuesta arriba con la creciente inflación, que obliga a los condominios a ajustar sus recibos de pago al unísono de los incrementos salariales, que alcanzan un acumulado de 296,6%, con respecto a enero de este año. A ese aumento se suman las cuotas especiales por arreglos de bombas de agua, ascensores y obras de infraestructura.

Para algunos presidentes de juntas de condominios los nuevos ajustes de 50% y 128% aplicados al salario y tickets de alimentación, respectivamente,  empeoran el panorama en tiempos de incertidumbre. Crisbel Montenegro, del edificio San José,  en La Bandera, señala que en su caso han realizado cuatro ajustes, sobre los cuales han adherido seis cuotas especiales para el pago de servicios.

«Es un peso que recae sobre familias que, puertas adentro, se enfrentan a una crisis económica que golpea el bolsillo mes tras mes. En promedio, nuestros pagos oscilan entre Bs 7.500 y 9.000», dice Montenegro. «Para esta misma fecha, el año pasado apenas pagábamos un poco más de 2.000 bolívares».

En Caracas, los montos de los recibos contrastan según la ubicación del inmueble y van desde Bs 900, en viejos edificios de Candelaria, hasta los Bs 60 mil en una residencia en El Hatillo. En el Área Metropolitana, en el último año la morosidad se incrementó de  45% hasta 65% en algunos condominios, según explicó Carolina García, ejecutiva de cuenta de una inmobiliaria que administra 120 edificios en la capital.

En Caracas, agrega, existen edificios en los que el incremento del recibo de condominio supera 400% y muchos no tienen la disponibilidad para pagar.

La abogada Yelitze Cortez, especialista en derecho inmobiliario, advierte sobre el impacto  que ello genera al patrimonio familiar. Cortez fija su atención en la convivencia vecinal perjudicada por los retrasos de algunas familias. «Hay propietarios que se niegan a que haya trabajadores residenciales y hay condominios con dos o más conserjes».

Estima que 30% de los inmuebles ha delegado las tareas de limpieza a empresas, que, aunque son más caras, los libra de responsabilidades como patrón. Los recurrentes incrementos y aumentos de servicios ponen en cuestión la integridad de  edificios, muchos de los cuales superan los 40 y 50 años.

En el edificio El Carmen en El Marqués hay 19 apartamentos y cada propietario tendrá que pagar Bs 1.200 adicionales (20% más) en su recibo mensual de condominio para poder hacer frente al incremento de 93% en el salario integral que pasó de Bs 33.600 a 65.056. «En este edificio hay muchas personas jubiladas a las que les cuesta cancelar un recibo que sobrepasa los Bs 7 mil al mes», dijo  José Soto, de la junta.

A su juicio, cada edificio buscará fórmulas para aminorar gastos. La inamovilidad laboral  y la indemnización de los trabajadores hacen que prescindir de los conserjes sea inviable y  a grandes rasgos resulta más costoso contratar a una empresa. En el Edificio Grano, en Candelaria, evalúan un nuevo aumento adicional sobre el 40% que ya hicieron. «Los ingresos por concepto del alquiler de tres locales comerciales son insuficientes para cubrir los gastos del edificio»,  dijo Hilda Moreno, de la junta de condominio.

Altos precios y escasez

Las consecuencias de los altos precios y la escasez se sienten de muchas maneras. Voceros de juntas de condominio explican que si en el parque infantil había ocho bombillos ahora solo hay cuatro, si las labores de jardinería se hacían una vez al mes se hacen bimensual o no se hacen, hay edificios que pasan meses con sus pasillos a oscuras, cierran el parque o clausuran la piscina, sacrifican calidad de vida.

Las residencias que pueden asumir los costos hacen el sacrificio, pero en otros casos los inmuebles se van deteriorando y pierden valor. Por los altos niveles de morosidad se hace imposible acometer reparaciones. «Hay personas que han tenido que vender su apartamento por 50% de su valor debido a las condiciones de deterioro», explica José Soto, presidente de la junta de condominio de un edificio en El Marqués.

Cuando las juntas de condominio piden un presupuesto para la reparación de ascensores éste solo tiene una vigencia de tres días porque los precios cambian todas las semanas. Debido a la escasez de flotantes y equipos de bombeo muchas veces los edificios se ven obligados a comprar repuestos usados. Las llaves, cerrajerías, bombillos están tan escasos y caros que hay vecinos inescrupulosos que se los roban.

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